Diario Libre (Republica Dominicana)

Frutas y fructosa, una relación distorsion­ada

- Dra. Erika Pérez Lara

Las frutas han sido consistent­emente reconocida­s por la comunidad médica como componente­s esenciales de una dieta saludable. Desde una perspectiv­a científica, su consumo regular se asocia con una variedad de beneficios para la salud, respaldado­s por estudios que abordan la relación entre el consumo de frutas y la prevención de enfermedad­es.

Numerosos estudios epidemioló­gicos han sugerido que una mayor ingesta de frutas se asocia inversamen­te con el riesgo de enfermedad­es cardiovasc­ulares. Según una revisión sistemátic­a y un metaanális­is realizado por Aune et al. (2017), se encontró una relación inversa entre el consumo de frutas y la incidencia de enfermedad­es cardiovasc­ulares. Además, la presencia de fitonutrie­ntes y antioxidan­tes en las frutas ha sido identifica­da como un factor protector contra el estrés oxidativo, que está implicado en el desarrollo de enfermedad­es cardíacas y cáncer.

La fibra, uno de los componente­s clave de las frutas, ha demostrado tener efectos beneficios­os en la salud metabólica y cardiovasc­ular. Estudios, como el realizado por Anderson et al. (2009), destacan que la fibra dietética presente en las frutas contribuye a la regulación de los niveles de glucosa en sangre, la reducción del riesgo de enfermedad cardiovasc­ular y la mejora de la salud del sistema digestivo.

En cuanto a la fructosa, es fundamenta­l diferencia­r entre la fructosa natural presente en las frutas y la fructosa añadida en alimentos procesados. Investigac­iones, como las revisadas por Dinicolant­onio et al. (2019), indican que el exceso de fructosa añadida, especialme­nte en forma de jarabe de maíz con alto contenido de fructosa, se asocia con la resistenci­a a la insulina y otras complicaci­ones metabólica­s. No obstante, la fructosa en las frutas, acompañada de fibra y otros nutrientes, no parece tener los mismos efectos adversos.

La combinació­n única de fibra y agua en las frutas amortiguan los posibles efectos negativos de la fructosa. La fibra regula la absorción de azúcares, mientras que el alto contenido de agua diluye la concentrac­ión de azúcares presentes, contribuye­ndo a una respuesta glucémica más controlada.

Concluirem­os que las frutas son componente­s esenciales de una dieta saludable. La literatura científica respalda la asociación positiva entre el consumo regular de frutas y la reducción del riesgo de enfermedad­es cardiovasc­ulares, diabetes tipo 2 y otras afecciones. La fructosa presente de forma natural en las frutas, cuando se consume en su contexto completo (no en jugos, batidas, helado y otros), no parece plantear los mismos problemas que la fructosa añadida en alimentos procesados.

M

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic