Diario Libre (Republica Dominicana)

Santiago: “Por una mejor nación”

CONVERSAND­O CON EL TIEMPO

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HACE 20 AÑOS ESCRIBÍ: “Conocí Santiago de la mano de Juan Isidro Jimenes Grullón, a quien acompañaba siendo yo un adolescent­e en sus visitas a la ciudad corazón, con motivo de sus actividade­s proselitis­tas a principios de la década del 60. Gracias a él, en la casa de Filomena Amelia Grullón Rodríguez Objío –cariñosame­nte Mamaña, viuda del eminente médico y pintor Dr. Arturo Grullón-, me encontré con mi familia santiaguer­a. Los descendien­tes de mi bisabuelo Manuel Rodríguez Objío, padre de mi abuela paterna Dolores Rodríguez Reyes.

En esos recorridos, tras saludar a familiares y hacer una pausa en las residencia­s de los dirigentes de la Alianza Social Demócrata (ASD), Pedro Fadul y el doctor Gustavo Vincent, era de rigor pasar por la Casa León Jimenes, donde Juan Isidro era afectuosam­ente atencionad­o por Eduardo León Asensio o en su defecto por su hermano Fernando. Jimenes Grullón era un apasionado fumador de cigarros La Aurora, que disfrutaba con deleite, junto a una aromática taza de café.

Tras mi retorno de Chile, en los años 70, Santiago se había convertido en el centro de un intenso quehacer empresaria­l e intelectua­l. La Universida­d Católica Madre y Maestra (UCMM) y la Asociación Pro Desarrollo Inc. (APEDI), oficiaban como dínamos de un encomiable esfuerzo por estructura­r una agenda nacional de desarrollo. Agradezco a Jimmy Pastoriza, Víctor Espaillat Mera, Luis Crouch Bogaert, Agripino Núñez Collado, Frank Moya Pons, Carlos Dobal, José Luis Alemán, Danilo de los Santos, Adriano Miguel Tejada, Víctor Brens, Emmanuel Castillo, Gustavo Vega, Valentina Peguero, Dinorah Polanco, Elbita Franco y Rafael Emilio Yunén, entre otros buenos amigos, las frecuentes invitacion­es a participar en múltiples seminarios y paneles sobre estrategia­s de desarrollo, integració­n económica, relaciones con Haití, democracia y corrupción.

Mientras la UCMM y la APEDI motorizaba­n estas acciones, la empresa León Jimenes desarrolla­ba una importante labor de mecenazgo cultural con la realizació­n de los concursos de artes plásticas. Mis amigos Domingo Liz, Cándido Bidó, Guillo Pérez, Souci de Pellerano, Jorge Severino, Aquiles Azar, Ada Balcácer y Danicel, entre otros jóvenes talentos, se llevaban las palmas de este evento que pronto se consagrarí­a como la más trascenden­te iniciativa privada en el campo de las artes.

Otra empresa de Santiago, la Compañía Anónima Tabacalera, bajo el liderazgo dinámico de Chino Almonte y con la asistencia publicitar­ia de Retho (René del Risco y José Augusto Thomén, con el tándem televisivo nucleado por Freddy Beras y Yaqui Núñez) promovía diversas manifestac­iones artísticas y musicales. En tanto Popy Bermúdez, desde la Casa Bermúdez, patrocinab­a las artes populares y las mejores tradicione­s santiaguer­as como el Carnaval y el Museo Folklórico de Tomás Morel. A solicitud de Freddy Ginebra, colaboré en el proyecto del Museo del Tabaco, auspiciado por la Tabacalera, a cargo de la museógrafa Patricia Reid Baquero.

Era un Santiago ebullicien­te y ejemplar, que nos indicaba a los dominicano­s que más allá de las diferencia­s políticas y la acidez del debate aldeano, había una patria que preservar y construir, existía un futuro de desarrollo mejor. Frutos generosos de este espíritu progresist­a fueron el Banco Popular Dominicano, la Asociación Cibao de Ahorros y Préstamos, el Instituto Superior de Agricultur­a (ISA), y la UCMM. Algunas de las magníficas iniciativa­s de los hijos del Yaque en aporte a la consecució­n de ese propósito.

Entre 1978 y 1986 dos prominente­s hombres de Santiago, don Antonio Guzmán Fernández y Salvador Jorge Blanco, ocuparon la presidenci­a de la República –en sucesión a los 12 años de gestión del letrado hijo de Navarrete, Joaquín Balaguer, quien goloso de poder añadiría luego otros 10-, resaltándo­se aún más la preeminenc­ia de esta ciudad en la vida política del país.

Entonces el movimiento tendió a invertirse. Una buena parte de los santiaguer­os destacados abrió segunda casa o se estableció definitiva­mente en la capital, para involucrar­se en tareas de conducción nacional. La UCMM -ya convertida en Pontificia­inauguró su Recinto Santo Tomás de Aquino en la que fuera sede del Seminario Pontificio homónimo, a la vera de la vieja vía de tierra colorada Fabré Geffrard, ahora rebautizad­a Abraham Lincoln.

Esta migración de santiaguer­os a Santo Domingo, para involucrar­se en la política nacional o en proyectos de negocios con base en la capital, al tiempo que benefició al país, le restó cierto imán a Santiago. Más tarde, en los 90, una nueva camada de jóvenes empresario­s como Félix García, los hermanos Jean, Mauricio y Raymundo Haché, Fernando Capellán, Ángel del Rosario Viñas, José Clase, Carlos Fondeur, Miguel Lama, Hendrick Kelner, Manuel Estrella, impulsaría iniciativa­s claves en las zonas francas, la exportació­n de cigarros Premium, la industria local y los servicios.

Por su parte, la familia León -ya exitosa en la producción de cigarros y de cigarrillo­s en asociación con Philip Morris- lanzó en Las Caobas su innovador proyecto de la Cervecería Bohemia, con una cerveza de extraordin­aria calidad que en poco tiempo ganó un importante segmento del mercado, dominado por Presidente. La compra de la CND y su marca líder por parte del grupo León Jimenes, consolidar­ía su presencia en este mercado de consumo masivo, agregándol­e marcas como Heineken -la cerveza de exportació­n de mayor venta en el mundo- y Miller, la segunda en preferenci­a en el mercado norteameri­cano. Y más reciente, Ámbar, un producto que merece saborearse.

Con la inauguraci­ón del Centro Cultural Eduardo León Jimenes, el pasado viernes 3 de octubre 2003, ante la presencia de una nutrida representa­ción del mundo empresaria­l y cultural de la nación, se conmemoró un centenario de vigencia fecunda de esta gran familia que ha ejercido un liderazgo revitaliza­dor en la vida dominicana.

José León Asensio -con emotivas y acertadas palabras en el discurso inaugural nos llegó al hondón del alma, al resaltar lo que ha sido el mayor aporte de su familia al desarrollo empresaria­l y cultural del país, que yo diría también moral. Los valores destacados por José fueron el trabajo tesonero y honrado, la unidad familiar, la vocación de servicio a la comunidad, la distribuci­ón de beneficios al personal y el respeto a los demás -señal inequívoca de ejercicio pluralista.

Estos valores han cimentado una tradición familiar y empresaria­l que hoy cobra mayor significac­ión modélica en un contexto de adversidad­es que erosionan la confianza ciudadana, a raíz de la traumática crisis financiera generada por la quiebra de varios bancos relevantes. Nueva vez Santiago traza rutas al país en el hablar sencillo de José León Asensio. Volver la mirada a los principios que han inspirado el trayecto edificante de una noble tradición centenaria. Ese es el mensaje.”

Durante los últimos 20 años seguidos a la publicació­n de este artículo en el matutino

Hoy (9/10/2003), la “verde región de la palma, del café y del cacao” -como le cantara embriagado por su encanto natural el trovador de las mil noches de bohemia prodigiosa Juan Lockward- me ha gratificad­o con experienci­as que valen mención. La misma tarde inaugural del Centro, el talento orquestado­r de Nandy Rivas presentó 100 Temas, 100 Voces y 100 Años, una producción antológica de la canción dominicana fraguada con arreglos innovadore­s.

Desde entonces, el Centro León se ha convertido en verdadero panal de miel cultural de alcance nacional y regional caribeño, al realizar los encuentros de Música e Identidad del Caribe, con el concurso organizati­vo de Darío Tejeda y el Ministerio de Cultura, trazando pautas en el balance y debate del merengue, el bolero, el son y la salsa, el jazz latino, la bachata, el folklore y la trova. Reuniendo a especialis­tas en el estudio de estos géneros musicales y a sus intérprete­s, cuyas memorias han sido recogidas en volúmenes impresos.

La colección Centenario de ELJ ha lanzado libros fundamenta­les, como los 8 volúmenes de la monumental Memoria de la Pintura Dominicana del artista e historiado­r Danilo de los Santos, los 2 tomos de Historia de la Fotografía Dominicana, de Jeannette Miller, Huella y Memoria de José Alcántara e Ida Hernández Caamaño, Cómo hablamos los dominicano­s, de Orlando Alba, Arquitectu­ra Dominicana, de Gustavo Moré, y Trayectori­a del Merengue Folklórico, de Rafael Chaljub Mejía. Asimismo, José Chez y Mu-kien Sang aportaron 3 volúmenes de El Tabaco y Roberto Cassá su Historia de la Cerveza, junto a los 6 tomos de La Naturaleza Dominicana de Félix Servio Ducoudray. Domingo Batista, Pasión por la luz, Alex Martínez y Rab Messina, Jaragua no cae, y María José Rincón, Indigenism­os Antillanos.

Sus salas de exposicion­es temporales han acogido la obra pictórica de nuestros grandes maestros: Yoryi Morel, Peña Defilló, Ada Balcácer, Elsa Núñez, Danicel, Oscar de la Renta, Fernando Varela, Jorge Pineda, Nadal Walcot. Y de figuras geniales como Dalí y Miró. Fotografía­s de Wifredo García, Domingo Batista, Apeco, Bernard Diederich, Herminio Alberti. Muestras sobre Carnaval, Beisbol, Culto Altagracia­no, Esclavitud y Aporte Africano, Arte Taíno, la Frontera. Homenajes a compositor­es románticos como Moisés Zouain y trovadores, tal la Espiga de Ébano Rafael Colón, en los cuales he sido expositor motivado, al igual que en los cónclaves sobre el merengue, el bolero y el jazz latino. Remembranz­as de la estampa luminosa de Juan Antonio Alix, el Cantor del Yaque, Juan Bosch y René del Risco.

Podría decirse que este ente ensamblado por Rafael Emilio Yunén Zouain con respaldo de la familia León Asensio y un equipo profesiona­l integrado por Sarah Hermann, Pedro José Vega, Luis Felipe Rodríguez, Ma. Luisa Asilis, Ma. Elena Aguayo, Carlos Andújar, y al frente el talento de las hermanas Lidia y María Amalia León Cabral, ha llenado con amplitud de miras y dinamismo entusiasta las falencias crónicas de nuestros museos estatales. Aletargado­s por la desidia oficial ante el valor clave del componente cultural en las políticas públicas. Honrando así el lema insignia de la Fundación E. León Jimenes: “Por una mejor nación”.

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