Diario Libre (Republica Dominicana)
La pata que falta...
La recuperación de la Ciudad Colonial marcha bien, más rápido de lo que algunos de sus residentes confiaban. Pero además de cables, tuberías, aceras o desagües persiste un problema que debe abordarse desde otras oficinas si se desea un mejor resultado. Y afecta más a los vecinos tradicionales que a los turistas (foráneos o locales) que se quiere atraer.
El problema de los títulos de las viviendas, muchas de ellas a punto de derrumbe o ya pura ruina, es un laberinto sucesorial o impositivo que hace imposible que los dueños o los interesados en invertir o recuperarlas pueden sortear.
Otras ciudades han salvado sus cascos históricos dando facilidades a sus residentes para la recuperación de sus viviendas (no; dar una mano de pintura a la fachada no arregla nada). Se consideran facilidades el pago de impuestos inmobiliarios con retrasos en ocasiones de décadas. Otra facilidad sería otorgar una amnistía de cinco años improrrogables para la regularización del IPI, ganancias de capital o multas pendientes...
La declaración de herederos supone otro quebradero de cabeza para algunas familias, incapaces de costear las tasas o las tarifas de los abogados. Una ayuda a estos vecinos solucionaría problemas enquistados que acaban en ocasiones en problemas serios para compradores de buena fe.
La Ciudad Colonial es un tesoro nacional, pero es el hogar de 8,000 residentes y no todos viven adecuadamente. El patrimonio arquitectónico es la historia de la República, donde todo ocurrió durante 500 años... Sería imperdonable que ahora se derrumbe ante la mirada de la generación que la está recuperando. Y tampoco es factible pensar que todo depende del préstamo del BID. ¡Tantas viviendas vacías... ! Hay que pensar en otras soluciones.
b