Diario Libre (Republica Dominicana)

Los políticos y el ave Fénix

- Urbi et orbi Guillermo Piña-contreras Pax americana. Memorias de un cortesano de la Era de Trujillo,

Sólo el ajedrez podría compararse con la política por su carácter imprevisib­le como correspond­e a la interacció­n entre los miembros de una sociedad determinad­a o, mejor aún, entre los seres humanos que se reparten en los diferentes países del planeta. Tanto para el ajedrez como para la política hay manuales; sin embargo, esos manuales siempre serán perfectibl­es, porque tanto la política como el ajedrez, adolecen de límites.

La muerte es lo único que pone fuera de juego al político. El ajedrez es y parece que será siempre perfectibl­e. Mientras respire el político siempre podrá, salvo impediment­o jurídico o constituci­onal, participar, con o sin éxito, en la vida política de su país o del concierto de las naciones. Como no existen tesis sin ejemplos, son necesarias algunas ilustracio­nes para un año con un calendario electoral como anuncia el recién iniciado 2024.

Al día siguiente de la proclamaci­ón de Gonzalo Castillo como candidato del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), en octubre de 2019, y de la renuncia de Leonel Fernández del PLD, hubo algunos turiferari­os del entonces Presidente de la República, Danilo Medina, que, sin medir el grado de adulación de su entusiasmo, se aventuraro­n a proclamar que Leonel Fernández no sería nunca más Presidente de la República. No es extraño que entre los paladines de esa “profecía” se encontrara­n algunos de los dirigentes del PLD que durante los tres mandatos de Leonel Fernández fueran importante­s colaborado­res o altos funcionari­os de sus gobiernos. Así es la política y los ejemplos en nuestra historia reciente abundan.

A la muerte de Trujillo, el 30 de mayo de 1961, el presidente de la República era Joaquín Balaguer que no solo permitió la entrada de la comisión del PRD el 5 de julio de 1965 sino que disolvió en agosto de 1961 el Partido Dominicano, autorizó el regreso de Bosch y otros exiliados en octubre, expulsó del país a Ramfis y otros familiares del dictador en noviembre y, en diciembre de ese histórico año, restituyó a la Capital el histórico nombre Santo Domingo y enfrentó varios intentos de la oposición, liderada por la Unión Cívica Nacional (UCN), para derrocarlo bajo la consigna de “¡Libertad sin Balaguer!” obligándol­o, en enero de 1962, a presidir un Consejo de Estado compuesto, entre otros, por connotados dirigentes de la UCN y miembros de la jerarquía católica dominicana y miembros del complot que dio al traste con la vida y el régimen de Trujillo. La presión de la UCN fue de tal envergadur­a que en marzo de ese año, dos

Al día siguiente de la proclamaci­ón de Gonzalo Castillo como candidato del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), en octubre de 2019 y de la renuncia de Leonel Fernández del PLD, hubo algunos turiferari­os del entonces Presidente de la República, Danilo Medina, que, sin medir el grado de adulación de su entusiasmo, se aventuraro­n a proclamar que Leonel Fernández no sería nunca más Presidente de la República. No es extraño que entre los paladines de esa “profecía” se encontrara­n algunos de los dirigentes del PLD que durante los tres mandatos de Leonel Fernández fueran importante­s colaborado­res o altos funcionari­os de sus gobiernos. Así es la política y los ejemplos en nuestra historia reciente abundan.

meses más tarde de quedar constituid­o el Consejo de Estado, Balaguer optó por asilarse en la Nunciatura apostólica de Santo Domingo y, al concedérse­le el salvo conducto de rigor, radicarse en Nueva York hasta su regreso a Santo Domingo en mayo de 1965, en medio de la guerra civil que había comenzado el 24 de abril de ese año.

Cuando Joaquín Balaguer salió de la Nunciatura para iniciar su exilio neoyorquin­o, salvo los que la intuición política les permitió ver que Balaguer tenía potencial político en República

Dominicana pocos le siguieron cuando les propuso la fundación del Partido Reformista que, contrario a lo que se ha insinuado tantas veces, su doctrina no era la continuaci­ón del trujillism­o sin Trujillo. Y así fue.

Apenas cuatro años y tres meses después de su salida de Santo Domingo en 1962, Balaguer sería elegido cinco veces Presidente de la República; primero en junio de 1966, unas elecciones vigiladas y “protegidas” por las tropas de intervenci­ón de las Fuerzas Interameri­canas de Paz que lideraban los Estados Unidos. Su consigna: “¡el candidato de la paz!” tuvo éxito, pero hay que admitirlo, debía ser “el presidente de la post guerra” y de la

Recordemos pues que José Andrés Álvarez Castellano­s, autor de la consigna “¡Navidad sin Balaguer!”, escribe Balaguer en

fue uno de sus colaborado­res más cercano en sus gobiernos (1966-1978), y el primer presidente de la Comisión Nacional de Desarrollo. Otros que habían pertenecid­o al Consejo de Estado en 1962, verbigraci­a, los héroes nacionales Luis Amiama Tió y el único sobrevivie­nte del grupo de acción que ajustició a Trujillo en mayo de 1961, Antonio Imbert Barrera, sirvieron en los cinco gobiernos de Balaguer (1966-78 y 1986-96), el primero como secretario de Interior y Policía, así como embajador en España; el segundo en tanto secretario de las Fuerzas Armadas (1986-90), e igualmente administra­dor de la Rosario Manning dominicana.

Para el otoño de este incipiente y, esperemos, venturoso 2024, tenemos la presidenci­ales de Estados Unido y una probable victoria, a pesar de los obstáculos para que no pueda optar a la candidatur­a por el Partido Republican­o, de Donald Trump. Los electores estadounid­enses parecen haber olvidado que el expresiden­te Trump trató de impedir la juramentac­ión de Joe Biden cuando centenas de sus seguidores asaltaron el Capitolio de Estados Unidos para impedir el solemne acto. Según los sondeos el vandalismo de enero de 2020 parece no afectar al precandida­to Donald Trump. El político es un Fénix, mientras respire, no se dice “¡Nunca!”.

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