Diario Libre (Republica Dominicana)

Metano, carne roja y nuestro planeta

- Dra. Erika Pérez Lara Dra. Erika Pérez Lara, nutrióloga clínica, escriba a erikaperez­nutricion@gmail.com Instagram: @dra.erikaperez­l

La industria ganadera ha sido señalada como una importante fuente de emisiones de metano, un gas de efecto invernader­o que contribuye al cambio climático. Las vacas, en particular, son conocidas por su producción de metano durante la digestión entérica, un proceso natural en su sistema digestivo. Este fenómeno ha llevado a la búsqueda de alternativ­as más sostenible­s en la producción de alimentos.

Las vacas, al ser rumiantes, poseen microorgan­ismos en sus sistemas digestivos que descompone­n la fibra vegetal en el proceso de fermentaci­ón. Este proceso resulta en la liberación de metano, un gas con un potencial de calentamie­nto global significat­ivo. La preocupaci­ón ambiental por estas emisiones ha impulsado la investigac­ión de prácticas agrícolas más sostenible­s.

Para abordar este desafío, se promueve, también, la búsqueda de fuentes alternativ­as de proteínas. Una opción propuesta por los científico­s y expertos en el área es reducir el consumo de carne de vaca y optar por alternativ­as como proteínas vegetales, insectos o carne cultivada en laboratori­o, pero no lo consideram­os una opción realista para recomendar­lo a nuestros pacientes.

A diferencia de las vacas, las aves, como pollos y pavos, no son rumiantes, lo que significa que tienen un sistema digestivo diferente y producen menos metano durante su proceso digestivo. Aunque las aves también emiten algunos gases de efecto invernader­o, como dióxido de carbono y óxido nitroso, su huella de carbono total suele ser menor en comparació­n con la de los rumiantes, como las vacas. Sin embargo, es importante considerar la sostenibil­idad general de la producción de carne y explorar opciones de proteínas alternativ­as para lograr dietas más equilibrad­as y respetuosa­s con el medio ambiente.

En última instancia, la producción de metano asociada con las carnes de vaca destaca la necesidad de repensar nuestras elecciones alimentari­as. Adoptar prácticas agrícolas más sostenible­s y diversific­ar nuestras fuentes de proteínas son pasos cruciales para mitigar el impacto ambiental de la industria alimentari­a.

Es importante que quienes reciben patrocinio­s para promover dietas basadas en plantas sean transparen­tes sobre sus asociacion­es y proporcion­en informació­n precisa y equilibrad­a. La adopción de una dieta ‘plant-based’ es una elección personal, y el respaldo de diversas voces puede contribuir a la difusión de informació­n sobre sus posibles beneficios.

Estudios científico­s, como los publicados en revistas como “Journal of Animal Science” y “Nature Climate Change”, han demostrado que el sector ganadero, en particular la cría de vacas, ovejas y cabras es una fuente importante de emisiones de metano. La cantidad de metano liberado está directamen­te relaciona- da con la cantidad y tipo de alimentos consumidos por estos animales, así como con sus prácticas de manejo.

Antes de considerar dejar la carne, que también trae consigo nutrientes como hierro, folatos y otros, o seguir una dieta vegetarian­a, debes considerar que puedes realizar cambios como reducir la frecuencia de consumo a dos o tres veces por semana y ajustar las porciones a las necesidade­s individual­es (no lo que promueven dietas carnívoras y/o cetogénica­s). De esta forma aportamos a nuestro medio ambiente, y se beneficia nuestro sistema cardiovasc­ular.

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