Diario Libre (Republica Dominicana)
El desafío de coexistir con la industria en Santo Domingo
La migración a las ciudades y la falta de ordenamiento territorial han llevado a que zonas industriales estén rodeadas de desarrollos urbanos
AFelicia Tavárez la persigue el miedo. Tiene 20 años en Villas Agrícolas, un barrio capitalino en el que hay instaladas industrias manufactureras que le generan incertidumbre. La posibilidad de eventos desafortunados, como la fatídica explosión ocurrida hace cincos años, la mantiene inquieta.
A pesar de intentar mudarse con sus hijos, los costos de las viviendas desentonan con el presupuesto familiar. “Llega el tiempo en el que tú te adaptas a vivir en el ambiente en que tú estás rodeado”, dice resignada a sus 56 años.
La migración a las ciudades, la falta de planes de ordenamiento territorial que se apliquen de modo consistente y la ausencia de regulación de las autoridades encargadas de los permisos de uso de suelo son razones por las que zonas industriales en Santo Domingo (3.7 millones de habitantes) se encuentran rodeadas de desarrollos urbanos.
“Sin embargo, es justo reconocer que este es un proceso común en muchas ciudades no sólo en República Dominicana, siempre consecuencia de la necesidad de expansión del espacio urbano”, observa Mario Pujols, vicepresidente ejecutivo de la Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD).
Domingo Matías, viceministro de Ordenamiento Territorial del Ministerio de Economía, advierte sobre un “urbanicidio” (destrucción social del hábitat). Desde el punto de vista social, señala, hay una agresión colectiva. “Pero la agresión es más hacia el hábitat, y una industria no puede ser parte del hábitat de la persona”.
“Ahora, hay empresas que pueden cohabitar con la gente también. Son aquellas que no son contaminantes, aquellas que son sostenibles en diferentes sentidos”, observa.
Con 7,463 industrias a nivel nacional, según datos del Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes, la concentración del 34.9 % en el Distrito Nacional y el 26.4 % en la provincia Santo Domingo genera desafíos urbanísticos.
Las primeras industrias
Para llegar a las cifras actuales, la industria doméstica nacional se desarrolló a partir de la producción agropecuaria, tal como la azucarera, que por muchos años fue el principal baluarte del sector. Derivada del procesamiento de la caña de azúcar, surgió la industria licorera; se desarrollaron también la tabacalera y la producción de hilados y tejidos.
La Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD), en un libro que recoge 50 años de desarrollo industrial, registra que durante la dictadura de Rafael L. Trujillo iniciaron sus operaciones empresas industriales importantes, especialmente en la década del 1945-1955, algunas íntimamente ligadas a los intereses de la familia gobernante.
A pesar de la concentración del dictador, se destacaron iniciativas de capital privado en zonas urbanas. No obstante, la AIRD entiende que se debe reconocer que el desarrollo industrial dominicano “verdaderamente se inició en forma masiva después de la caída de la dictadura de Rafael Trujillo en el año 1961”.
Con la promulgación en 1968 de una nueva ley de incentivo y protección industrial, que ofrecía incentivos fiscales a todas aquellas empresas que calificaran dentro de tres categorías, empresarios se motivaron a producir en el país artículos que previamente se importaban.
Grandes zonas industriales
En el polígono central, la avenida John F. Kennedy era originalmente industrial, evoca el viceministro Matías. “Eso era un polígono industrial”, dice al referirse a las conexiones de esta vía con las avenidas Núñez de Cáceres y Winston Churchill. “La logística de las empresas necesita desplazamiento”.
Además de las industrias instaladas en las inmediaciones del Expreso V Centenario, el malecón capitalino y barrios alternados, en la ciudad de Santo Domingo se pueden considerar dos áreas industriales.
Una de esas áreas es el eje de la avenida Máximo Gómez, desde la avenida John F. Kennedy hasta la avenida Nicolás de Ovando (lo que del lado este se llama Villas Agrícolas -donde vive Felicia- y al oeste ensanche La Fe; en el lado oeste está la Sociedad Industrial Dominicana -fundada en 1937-, que ocupa uno de los lotes industriales más grandes de la ciudad).
La segunda es la Zona Industrial de Herrera, que fue planificada como parque industrial, siendo de las primeras en ser declarada así, recuerda el viceministro Matías. La Asociación Nacional de Empresas e Industrias Herrera ha señalado que la localización del área se proyectó tomando en cuenta la expansión natural de la ciudad capital, “liberándola del riesgo de contaminación ambiental”.
Peligros potenciales
La empresa Polyplas se asentó en Villas Agrícolas en la década de los años 60 del siglo pasado, recuerda el viceministro Matías. Comenzó pequeña y fue creciendo mientras también lo hacía la población en la periferia como resultado de los flujos migratorios campo-ciudad.
A media mañana del 5 de diciembre del 2018 se escuchó una estruendosa explosión desde Polyplas. El detonante fue una fuga de gas natural cuando se despachaba para el tanque principal de la compañía. Fue tan grande que dejó ocho muertos y 103 heridos; entre estos empleados y vecinos.
Felicia vive a una cuadra de llugar del siniestro. No estaba en su casa en ese momento, sino en otro barrio ubicado a unos 10 minutos de distancia en vehículo. Y allá se sintió el estruendo.
Polyplas tuvo que pagar por reparaciones e indemnizaciones para aproximadamente 800 personas afectadas, gestionó servicios de asistencia sicológica y siquiátrica para sus trabajadores y la comunidad, y prometió migrar a un sistema operacional con tecnología menos vulnerable.
El vicepresidente ejecutivo de la AIRD asegura que cada día más, las industrias asumen parámetros que le permiten reducir su impacto ambiental y sostenerse sin mayores fricciones en ambientes urbanos o semiurbanos. “Es un desafío permanente -agrega-, al que es necesario responder con criterios de sostenibilidad que fomenten la reducción del impacto que pudiere tener una operación de manufactura, donde sea que se encuentre”.
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