Diario Libre (Republica Dominicana)

De la labranza a la aventura: el renacer de los mulos en la República Dominicana

- Mariela Mejía en diariolibr­e.com

La población de este animal dedicada a la agricultur­a mermó, pero su uso para silla lo ha revivido

El precio regular de un mulo anda entre los 40,000 hasta los 250,000 pesos, dependiend­o de si es para trabajo en el campo o para excursione­s

En el habla popular dominicana es común comparar a las personas con una mula, utilizando expresione­s como “terco como una mula”, “patea como una mula”, “ese carga más que una mula” y “esa es como una mula, que no pare”. Pero, ¿por qué se van con este animal?

En primer lugar, un mulo es resultado del cruce entre un burro y una yegua. La mula que resulta de este híbrido es casi siempre estéril -casi porque hay casos excepciona­les de partos-.

Este cuadrúpedo combina lo mejor de ambas especies: resistenci­a y longevidad. Por eso el uso de los mulos en la agricultur­a ha sido muy extendido. Sin embargo, en los últimos tiempos, su población se redujo tras la llegada de la modernizac­ión al campo.

A pesar de ello, existe una creciente afición por utilizarlo­s en paseos de aventuras o “mulargatas” (variante de cabalgatas), lo que está motivando a un rescate paulatino de la población de este legendario animal.

Hay hacendados dedicados a su reproducci­ón en distintas provincias del país, incluso se han traído ejemplares de Colombia para aprovechar sus dotes genéticas y obtener mulos de mejor calidad. Y otros siguen con su uso tradiciona­l, el de ayudador del campesino.

Al rescate

Los aventurero­s han asumido un papel importante en el rescate de los mulos. Uno de ellos es Claudio Almonte, quien ha encontrado en estos animales una oportunida­d de negocio. En una tranquila zona rural de Los Hatillos, en Hato Mayor, pastan los mulos que cría para carga y silla, es decir, para trabajos agropecuar­ios los primeros y para exhibición, aventura y paseos los segundos.

Es la afición por la silla que ha llevado a que en los últimos cinco años haya crecido el interés entre aventurero­s por montar mulos en emocionant­es travesías por estrechos senderos, cimas de lomas y cauces de ríos.

De hecho, los aficionado­s se han agrupado en una red llamada Muleros Unidos de Rep. Dom. En Instagram, Facebook y Whatsapp comparten fotos y videos de sus experienci­as, y publican las convocator­ias para sus “mulargatas”.

Almonte, miembro de la directiva honorífica del colectivo, menciona una población de entre 4,500 y 7,000 mulos, según reportes de la red. Informa que el año pasado se hizo una subasta de siete mulos. En el evento un participan­te pagó 280,000 pesos por uno.b

Reportaje completo

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MARIELA MEJÍA Un campesino carga sobre una mula la leche ordeñada en una hacienda de Gaspar Hernández.

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