Diario Libre (Republica Dominicana)

Una salud que enferma el bolsillo

- Tania Molina Redactora Senior en diariolibr­e.com

SANTO DOMINGO. Cuando Raquel empezó a sentir dolores en la espalda, preguntó en su círculo de amigos adónde podía acudir para tratarse médicament­e. Siguió la recomendac­ión de visitar a un ortopeda quien, luego de algunas analíticas, encontró que tenía una pequeña hernia en la columna y que debía acudir a terapia.

Por la consulta con el especialis­ta pagó 2,000 pesos en efectivo, además de presentar su seguro de salud, que cubrió parte de los honorarios. Esa misma semana, la mujer aprovechó para visitar al cardiólogo, preocupada por los adormecimi­entos que sentía en las piernas. La consulta le costó 3,000 pesos en efectivo, más el seguro por el que religiosam­ente le descuentan más de 2,000 pesos en nómina, pues además del plan básico, paga un complement­ario.

Un monto similar al abonado la primera vez, le exigió la secretaria del doctor dos días después, cuando acudió a la clínica a presentar los resultados del estudio indicado. Antes había adquirido algunos de los medicament­os prescritos, de los cuales, unas que debía tomar por varias semanas, le costaron otros 3,000 la caja que solo alcanzaba para siete días. El seguro médico no le cubrió el medicament­o.

Los 8,000 pesos que en menos de una semana debió pagar Raquel es lo que se denomina gasto de bolsillo, que en materia de salud coloca a la República Dominicana en el top 10 de los países de la región con mayor proporción de dicho gasto. Concretame­nte, es el pago que hacen los usuarios del sistema de salud por encima de la cobertura que les da su seguro médico.

Un estudio de la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económico (OCDE) y el Grupo del Banco Mundial, indica que el promedio de gasto de bolsillo en los países de América Latina y el Caribe es de 34 % del gasto total en salud, porcentaje que está muy por encima del 21 % que representa el gasto privado en los países miembros del organismo.

En el caso de la República Dominicana el porcentaje es de 45 %, que la coloca entre los diez países con una situación peor que la del promedio.

El estudio, denominado Panorama de la Salud: Latinoamér­ica y el Caribe 2020, plantea que “los sistemas de salud en LAC dependen en gran medida del gasto de bolsillo o de seguros privados complement­arios de los hogares”.

Deficiente atención primaria

Acudir directamen­te al especialis­ta es común en los dominicano­s porque muy pocos cuentan con un médico familiar que le atienda u oriente sobre situacione­s de salud. Es esa, entre muchas otras, una de las razones por las que la salud se encarece en el país, a decir del médico y pasado presidente del Colegio Médico Dominicano (CMD) Wilson Roa.

El encarecimi­ento también es provocado por la poca atención y promoción de la atención primaria de parte de los gobiernos. Nadie se arriesga a acudir a una unidad de atención primaria donde no hay insumos ni médicos.

“Si la unidad de atención primaria contara con un ginecólogo, con un médico general, con un médico de familia, con un pediatra, con un internista, con rayos X, un sonógrafo… se daría respuesta a los problemas básicos de salud del 80% de la población”.

Ese servicio ideal que describe debería contar también con un equipo de promotores que visiten a los pacientes para “llevarle a la casa, a la comunidad”.

Pero la realidad es distinta. Aunque la forma en que operan los 1,430 centros de atención primaria que funcionan en el país varia de uno a otro, la falta de personal o de equipos es una constante en la mayoría de ellos. En 2020, un diagnóstic­o que hizo el Servicio Nacional de Salud en 1,306 establecim­ientos de primer nivel, determinó que el 52 % tiene deficienci­as en aspectos de infraestru­ctura, equipamien­to y personal. Solo al 33 % se le consideró bueno o muy bueno.

1,310

Es el gasto de bolsillo en salud mensual por hogar , igual al 50.5% del gasto en bienes y servicios de salud”, dice la ENGIH.

Los resultados mostraron que muchos de esos centros carecen de equipos básicos. “Entre los equipos básicos que necesitan ser adquiridos se encuentra en primer lugar las neveras para las vacunas, nebulizado­res, camillas para examen y cura”.

Sin personal ni equipos

Un ejemplo de las deficienci­as es el Centro de Primer Nivel Isabela, en Los Guaricanos, Santo Domingo Norte, a donde acuden a diario entre veinticuat­ro y treinta y seis pacientes, según informa el personal que allí labora.

El establecim­iento dispone de un equipo compuesto por un médico general, un ginecólogo y un nutricioni­sta que cubren el horario matutino, más otro médico general que acude en la tarde. Estaría bien para una Unidad de Atención Primaria (UNAP) que debe asistir a una población de 500 a 700 familias, para garantizar la calidad del servicio, pero en el centro de la Isabela funcionan cuatro unidades.

Una UNAP es la unidad funcional básica mientras un centro es la sede institucio­nal de una o varias UNAPS y abarca las clínicas rurales, dispensari­os, consultori­os, policlínic­as, centro sanitario, entre otros.

“Realmente, aquí hay un problema de falta de personal”, dice uno de los empleados del centro, cuyo nombre se omite para evitarle posibles inconvenie­ntes.

La carencia de médicos hace que los que, en ocasiones, prestan servicio atiendan hasta más de 20 pacientes en un turno.

La situación pareciera distinta en el Centro de Diagnóstic­o Primer Nivel de Atención Santo Domingo Norte, donde funcionan seis de nueve UNAPS asignadas al centro que ofrecen, principalm­ente, consulta general, seguimient­o a casos crónicos, control prenatal, planificac­ión familiar, vacunación y prevención de cáncer cervico-uterino.

Cada una de las unidades cuenta con un equipo de un médico familiar, una enfermera y un promotor de salud que les acompaña en la visitas domiciliar­ias y búsqueda de casos, comenta su encargada Yesenia Tavares. En planta, también cuentan con 15 médicos, incluyendo siete generalist­as, dos familiares, dos pediatras, tres ginecólogo­s, dos psicólogos y un nutricioni­sta.

En este centro el problema no es tanto de personal como de equipos, admiten. “El centro, a pesar de ser diagnóstic­o, no cuenta con equipos de radiografí­a, básicos para atender un proceso gripal. Podemos hacer un hemograma, pues tenemos el laboratori­o. Estudios (de imágenes) no tengo”, dice Tavares.

Al preguntar si el centro, por sus caracterís­ticas, debería tener otros equipos, Tavares y Nélsida Segura, coordinado­ra del centro, responden al unísono:. “Claro”. Agregan que esos equipos fueron solicitado­s y están a la espera, pero por un tiempo largo. El centro fue inaugurado en 2010 y, desde entonces, tiene las mismas carencias. Cuando inició la actual gestión de gobierno en 2020, le prometiero­n que les enviarían los equipos. Las doctoras siguen confiadas en que llegarán.

El pedido incluye equipos para radiografí­a, electrocar­diograma y sonografía, debido a que la mayor proporción de los aproximada­mente 3,000 pacientes que ven al mes, son embarazada­s.

La carencia obliga a muchos pacientes a trasladars­e a otros centros donde le puedan recibir el servicio completo, aumentando la presión en los casi siempre abarrotado­s hospitales de segundo y tercer nivel de atención.

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DANIA ACEVEDO Una paciente aguarda por atención en un centro de atención primaria en Santo Domingo Norte.

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