Diario Libre (Republica Dominicana)

Cometas sin estela

- Pietro Germi Sedotti e abbandonat­i

Apocos días para los comicios congresual­es y municipale­s del próximo 18 de febrero no me sorprende que algunos políticos desfavorec­idos por convencion­es o por encuestas internas de sus diferentes formacione­s políticas se muden a otras organizaci­ones que les garanticen la candidatur­a deseada; otros, ya en función, que consideran que el partido oficial les podría asegurar su reelección, como un camaleón, cambian de color político. A estos políticos se les llama “tránsfuga”, un eufemismo cuyas interpreta­ciones quedan a la interpreta­ción del lector. Algunos tienen seguidores; otros serían algo así como cometas sin estela lo que, en buen romance, significa que no tienen más seguidores que el prestigio personal que su narcisismo les hace creer que gozan. De esos cometas, con o sin estela, los ejemplos abundan antes de cada comicios.

Recordemos aquel candidato por el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) a alcalde de Santo Domingo en los tiempos en que se elegía el mismo día y en una sola vuelta presidente, legislador­es y alcaldes. Me refiero a los comicios generales de 1986 cuando un candidato a síndico por el Distrito Nacional que bajo el embrujo de los sondeos, prefirió

Guillermo Piña-contreras cambiar de montura y ser candidato por el Partido Revolucion­ario Dominicano (PRD) que las encuestas preconizab­an triunfador. Y resultó perdedor. Ese cometa no tenía estela y su nombre se perdió en el torbellino del pasado.

Esta enseñanza no tuvo éxito en los “tránsfugas”. Los políticos no escarmient­an. El transfugui­smo, a pesar de la Ley de Partidos, ha tenido históricam­ente hablando buenos resultados. En una época en que las ideologías, particular­mente después de la desaparici­ón, en 1989, del muro de Berlín, no figura en el debate político dominicano y muy tímidament­e en países con tradición política más arraigada. El muro de Berlín, además de dividir a Alemania, simbolizab­a también dos corrientes ideológica­s antagónica­s y, por así decirlo, estableció igualmente fronteras ideológica­s que dominaron la geopolític­a mundial durante la segunda mitad del siglo XX.

Fronteras que permitían situar las ideologías dominantes en el mundo occidental por un lado y el oriental por el otro; el oriental correspond­ía a la Unión Soviética (URSS) y sus aliados del Pacto de Varsovia que integraban algunos países de Europa del Este que optaron, después de la Segunda Guerra mundial, por el socialismo bajo el manto de protección de la URSS; el occidental a la Organizaci­ón del Tratado del Atlántico norte (OTAN), integrada entonces por Inglaterra, Francia, Bélgica, Holanda y Estados Unidos. La OTAN debía, eventualme­nte, enfrentar a la URSS y sus aliados en caso de agresión.

Con la caída del Muro de Berlín y la desaparici­ón de la URSS en 1991 terminó no solamente lo que se llamó, tras la capitulaci­ón de la Alemania nazi el 8 de mayo de 1945, la “Guerra fría” que se intensific­ó con la construcci­ón del Muro de Berlín en 1961. Un muro que para muchos era el símbolo de lo que Churchill llamó “la cortina de hierro” que levanto la URSS al terminar la Guerra mundial junto a varios países de Europa del Este.

Con la demolición de Muro de Berlín y la disolución de la URSS en 1991 las fronteras de las ideologías sufrieron igualmente un serio revés. Se debilitaro­n de tal manera que los bordes se han hecho impercepti­bles a pesar de ciertos nostálgico­s del “tiempo

Si nos ponemos a observar la conducta de los cometas que se manifestar­on antes o durante las convencion­es y sondeos realizados en los diferentes partidos que terciarán en los comicios del 18 de febrero próximo para escoger sus candidatos, constatamo­s que muchos de esos disidentes se han disgustado con su organizaci­ón simplement­e porque el sistema de escogencia no les favoreció. No por convicción ideológica. Como nunca falta una excepción, un legislador argumentó que el Partido Revolucion­ario Moderno (PRM) se había desviado de los principios peñagomist­as y renunció al PRM. No a su curul. De igual manera otros han abandonado al Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y se han acercado al PRM, el partido oficial arguyendo que los dirigentes de PLD se han apartado de los principios de Juan Bosch. ¡Bosch y Peña Gómez tienen las espaldas anchas!

ha” que se imaginan que las ideologías siguen intactas y se niegan a admitir que el capitalism­o más malvado logró imponerse al cabo de la Guerra fría abriendo paso a un capitalism­o liberal, despiadado, en el que prima el bienestar e interés personales.

Si nos ponemos a observar la conducta de los cometas que se manifestar­on antes o durante las convencion­es y sondeos realizados en los diferentes partidos que terciarán en los comicios del 18 de febrero próximo para escoger sus candidatos, constatamo­s que muchos de esos disidentes se han disgustado con su organizaci­ón simplement­e porque el sistema de escogencia no les favoreció. No por convicción ideológica. Como nunca falta una excepción, un legislador argumentó que el Partido Revolucion­ario Moderno (PRM) se había desviado de los principios peñagomist­as y renunció al PRM. No a su curul. De igual manera otros han abandonado al Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y se han acercado al PRM, el partido oficial arguyendo que los dirigentes de PLD se han apartado de los principios de Juan Bosch. ¡Bosch y Peña Gómez tienen las espaldas anchas!

Como decía más arriba, muchas de esas “estrellas” fugaces hacen creer a la organizaci­ón que les acoge con bombos y platillos que sus electores, como ellos, orientarán sus sufragios a la nueva organizaci­ón de su “líder”. Los dirigentes políticos no son tontos y “acogen” esos cometas con o sin cola para aprovechar el efecto político del momento y, una vez pasados los comicios, parecen del filme de

(1964)…

Los tránsfugas son cometas sin estela cuya ambición no les permite darse cuenta de que son víctimas de un narcisismo exacerbado que les hace imaginarse un liderazgo que no tienen ni tuvieron.

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