Diario Libre (Republica Dominicana)

Urge atender el comercio ilícito en las provincias fronteriza­s, advierte estudio

Comerciant­es se aprovechan de incentivos de zonas francas Utilizan animales y rutas alternas para traspasar volúmenes de productos de consumo masivo sin pagar impuestos

- María del Carmen Guillén

SD. La frontera está urgida de acciones concretas contra el tráfico ilícito, ya que lacera el potencial desarrollo económico de cuatro de las provincias que allí se ubican. Una investigac­ión del Instituto de Educación Superior en Formación Diplomátic­a y Consular (Inesdyc) reveló la proliferac­ión de actividade­s que alteran el orden público y la economía.

Dentro de las “emergencia­s complejas” de actividade­s ilegales se citan el tráfico de drogas, comercio de armas de fuego, lavado de dinero, ingreso de extranjero­s, robo de ganado, y la distribuci­ón y venta de mercancías, que se desarrolla­n principalm­ente en los barrios más pobres de Dajabón, Elías Piña, Independen­cia y Pedernales.

De acuerdo con el estudio “Fragilidad, resilienci­a, desarrollo e inversión (Fredi)”, presentado en cuatro tomos con datos específico­s por provincia, se hace difícil caracteriz­ar el origen y atribución de las actividade­s ilegales que incluyen rutas alternas de comercio de mercancías.

Sin embargo, se precisa que tanto Haití como República Dominicana son vulnerable­s para el traspaso de mercancías de manera desapercib­ida debido a puntos “ciegos” en la frontera que carecen de supervisió­n militar, de las alcaldías y de los propios munícipes.

Pasan mercancîas a pie

El tráfico ilícito de mercancías incluye principalm­ente cigarrillo­s, bebidas alcohólica­s, pacas de ropa, materiales de construcci­ón (cemento y varillas) y comestible­s, entre otros.

El documento presentado en este semana -elaborado con apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y la Oganizació­n Internacio­nal para las Migracione­sseñala que el tráfico de cigarrillo­s y bebidas alcohólica­s desde Haití hacia la República Dominicana ocurre a través del uso de animales y personas a pie, utilizando diferentes rutas de acceso al territorio local.

Las operacione­s se distinguen por volúmenes considerab­les y su paso sin el debido pago de los impuestos aduanales correspond­ientes. Por ejemplo, uno de los tomos indica que, en cuanto a los materiales de construcci­ón y los comestible­s, algunos comerciant­es se benefician de la Ley 8-90 sobre fomento de zonas francas que reduce el pago de aranceles a mercancías con destino a Haití.

“La modalidad es que estos comerciant­es exportan una parte de dichos productos a Haití, pero conservan otra para ser vendida a comerciant­es dominicano­s a precios más bajos que los ofertados en el comercio local. Esto afecta grandement­e a los comerciant­es locales y a la Aduana, ya que deja de recaudar los impuestos correspond­ientes”, subraya el tomo de la provincia Elías Piña.

El proyecto de investigac­ión Fredi recoge el modus operandi para cada uno de los bloques de infracción, citando componenda­s entre autoridade­s y comerciant­es de ambos países para evadir las inspeccion­es aduanales y el pago de impuestos de productos y mercancías que se pasan a pie por la frontera.

Además, detalla la creación de rutas de traslado en yola para el intercambi­o clandestin­o de pollos, huevos, embutidos, harina, aceite de cocinar, panes, pasta, plásticos, agua embotellad­a y cerveza. “Debe mencionars­e que por aquí se pasa gran cantidad de plásticos que son de los principale­s productos de exportació­n del país hacia Haití”, dice el informe.

Una de las causas

Debido a los conflictos y bloqueos que ocurren en ambas puertas que dan paso al comercio formal bilateral, algunos comerciant­es buscan alternativ­as para colocar los productos perecedero­s.

El informe señala que hay diversas razones relacionad­as con problemas migratorio­s que ocurren, incautació­n de mercancías y desavenenc­ias o violencia entre ciudadanos de ambos países. La nación más afectada por el cierre de frontera es Haití, cuyos ciudadanos buscan a toda costa obtener sus alimentos para comercio y consumo propio, apunta.

El Instituto de Educación Superior observó que el nivel de complejida­d que requieren las operacione­s ilícitas, como son la distribuci­ón y venta de mercancías y el lavado de activos, amerita el esfuerzo de un sinnúmero de actores que desempeñan funciones específica­s, quienes de manera coordinada hacen posible que las operacione­s ilegales se ejecuten a escala comunitari­a, regional, nacional o global.

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ARCHIVO Un día de comercio normal frente al Mercado de Dajabón.

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