Diario Libre (Republica Dominicana)

Cinco Creves pasos para matar el turismo

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pesar de que participa en el 1*B global con un 10. y capta el 10 del total de empleos en el mundo, el turismo, como industria de servicios, es una prestación absolutame­nte sensible. Está sujeta a más contingenc­ias que cualquier otra actividad económica virus, plagas, amenazas naturales, insegurida­d ciudadana, crisis políticas, rumores. 4u sostenibil­idad depende no solo del clima de inversión y estabilida­d del país receptor, también de los latidos del mercado global.

Nuestra oferta ha crecido orgánicame­nte sin un plan rector gestionado desde el Estado, quien apenas ha servido como colaborado­r de la iniciativa privada otorgando facilidade­s fiscales, infraestru­cturas viales y promoción.

Hoy esta actividad genera casi el 1 del 1*B de la República Dominicana la segunda contribuci­ón más alta en la región latinoamer­icana , país que además cuenta con casi 5,000 habitacion­es, líder en el Caribe insular. Esas condicione­s, junto a otras, lo colocan como segundo destino de América Latina después de Méyico.

Hacer sostenible el turismo es una empresa del día a día alcanzar su rentabilid­ad es una conjunción ingeniosa de factores y estrategia­s matarlo es un designio de fácil ejecución. Estas pueden ser algunas de las armas

Hemos nacido y crecido con el AMM incmusiwe, una oferta que, por un precio cerrado, incluye alimentos y bebidas sin límites según la categoría de los servicios. Es el modelo ideal para el turismo de masa y de consumo tasado. 4upone una estancia promedio de dos semanas de alojamient­o. Le llamo el “turismo de fortaleza” en el que la permanenci­a del visitante se confina a los espacios de los re sorus y, a lo más, a las atraccione­s del circuito. 4e trata de una eyperienci­a de claustro sin coneyión vital con el entorno. Ese modelo llegó a su techo. 4e impone la diversific­ación de la oferta, fomentando el turismo abierto de lujo, residencia­l, de convencion­es, ecológico, comunitari­o, histórico, especializ­ado y de parques temáticos, entre otros.

Estar pendientes de la cantidad puede generar un ambiente de conformida­d con los resultados y no de atención por las causas que originan esos resultados. $ontar a los visitantes es un buen argumento de mercadeo político, pero no debe ser un objetivo aislado de la industria. /os visitan no solo porque mejoramos la promoción, también porque optimizamo­s las ofertas.

4in una acción coordinada entre el empresario, el Estado, los ayuntamien­tos locales y las comunidade­s, el turismo no es sostenible. Las condicione­s de convivenci­a y seguridad del entorno son decisivas. Es ahí donde se precisa de los planes rectores y de desarrollo de las zonas turísticas, que deben ser concertado­s entre los aludidos sectores. Y es que la industria atrae comúnmente a una mano de obra inmigrante que se desplaza de otros espacios demandando viviendas y servicios que no siempre encuentra. Esa inmigració­n flotante suele generar cuadros de insegurida­d y violencia, arrabaliza­ción, violación a las reglas de convivenci­a y sobrepobla­ción. Uno de los ejemplos más crudos de la lenta muerte del turismo por esta causa fue Acapulco, Méyico, clasificad­a entre las cuatro ciudades más peligrosas del mundo y con una tasa de 110 homicidios por cada cien mil habitantes 01 . Las cadenas hoteleras no pueden vivir de espaldas a sus comunidade­s vecinas, esas que sufren históricam­ente el abandono del Estado y del capital inversor. Un polo turístico orgánico es el que genera ese arraigo y convierte en residente al visitante. Hoteles y comunidad son sistemas de convivenci­a interdepen­dientes que forman una misma unidad económica. La planificac­ión y gestión de esas comunidade­s debe ser el resultado de un esfuerzo compartido. Los empresario­s hoteleros no deben descargars­e en el (obierno.

1adecemos de una tragedia silente que no ha despertado los sentidos de los dominicano­s durante los últimos diez años la República Dominicana ha estado entre los primeros veinte países del mundo en accidentes viales. En ese tramo el país ha ocupado tres veces la primera posición. Una de ellas ha sido el 0 1- 0 , que según la Organizaci­ón Mundial de la 4alud OM4 reportó una estadístic­a aterradora muertes por cada cien mil habitantes. 1ara que se tenga una idea comparada, en ese informe se destaca que la tasa de 4uiza fue de apenas de un 1. 1 por cada cien mil habitantes y la de Haití de un 1 . 1. Las naciones que suelen encabezar la lista histórica en “siniestral­idad vial” han sido en su mayoría Estados malogrados de ¨frica como ;imbabwe, Liberia, Eritrea, Uganda, Burundi y (ambia. 1or su parte, un estudio del pasado año del 1rograma *nternacion­al de Evaluación de Carreteras *RA1 reveló un dato escalofria­nte que la probabilid­ad de accidentar­se con saldos de muerte o heridas graves en las tres principale­s carreteras troncales del país es el de un en el Corredor 4ur . en la autopista Duarte y 0 en la principal vía de la región este. En otras palabras lo normal es accidentar­se. Cada año ocurren más muertes de turistas como consecuenc­ia de accidentes de tránsito. Ya en distintas guías de turismo se advierte esa condición crítica del país. En cualquier parte del mundo tales estadístic­as provocan un estado de emergencia nacional aquí se asume como eypresión de un comportami­ento cultural.

El turismo es nuestro principal aliado en la inversión eytranjera. 4i no fortalecem­os la seguridad jurídica, esos capitales buscarán otros destinos en el competitiv­o mercado del Caribe. La seguridad jurídica se refiere a la certeza y estabilida­d que deben eyistir en el ordenamien­to jurídico a través de normas claras y predecible­s. 4e trata de una garantía esencial para promover la confianza en el sistema legal del país. 4upone un régimen fuerte de derechos que no haya cambios imprevisto­s en las reglas de juego acato a las sentencias de los tribunales toma de decisiones administra­tivas basadas en la ley y no en la discreción de la autoridad, entre otras variables.

Celebrar con petardos la cantidad de visitantes es una trampa. 4upone valorar al turismo por cantidad y no por calidad. No siempre hay una relación causal entre ambos factores. La oferta sostenible en el tiempo es la de calidad. Los esfuerzos de los empresario­s y del (obierno deben orientarse a mantener estándares competitiv­os en las infraestru­cturas, en los servicios y en las facilidade­s. Una de las estrategia­s para ese propósito es atraer la inversión y operación de las cadenas de marca. El Crand le da confianza al turista del destino país, así que el mercado americano procura casi siempre los hoteles de marca americana. Estar pendientes de la cantidad puede generar un ambiente de conformida­d con los resultados y no de atención por las causas que originan esos resultados. Contar a los visitantes es un buen argumento de mercadeo político, pero no debe ser un objetivo aislado de la industria. Nos visitan no solo porque mejoramos la promoción, también porque optimizamo­s las ofertas.

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