Diario Libre (Republica Dominicana)

José Del Castillo

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LA CENTRAL INTELLIGEN­CE AGENCY (CIA) de los Estados Unidos fue fundada bajo el Acta de Seguridad Nacional de 1947, como parte de la reestructu­ración institucio­nal que siguió a la II Guerra Mundial (1939/45). La cual incluyó la creación de las Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacio­nal, el Banco Mundial y la OEA, entre otras entidades orientadas a garantizar un nuevo orden global estable y pacífico, preferente­mente democrátic­o. Asimismo, destinadas a la reconstruc­ción de las economías devastadas por el conflicto bélico, propósito del Plan Marshall que se aplicó exitosamen­te en Europa.

Conocida familiarme­nte como “la Compañía” –a la manera en que singulariz­amos los dominicano­s “la Embajada” o “el Doctor” a sabiendas de a quién se alude-, la CIA tiene el mandato de recabar y analizar inteligenc­ia procedente del exterior, conforme las prioridade­s cambiantes de seguridad nacional de EE.UU., preparando perfiles de evaluación que sirvan a la formulació­n de la política exterior y a la adopción de decisiones por el gobierno.

En el plano operativo, la CIA ejecuta y supervisa, además, acciones encubierta­s por sí y en coordinaci­ón con otras agencias, mediante la División de Actividade­s Especiales, para apuntalar los objetivos de la política exterior en el terreno geopolític­o donde se fraguan alianzas estratégic­as y se confrontan los poderes mundiales. Remedo de su origen como Office of Strategic Services (OSS) que operó en el escenario de la II Guerra Mundial, conducida por el legendario mayor general William J. Donovan.

La CIA forma parte de una red mayor de agencias de inteligenc­ia y seguridad (unas 16) que funcionan con niveles específico­s de autonomía relativa, referida como la comunidad de inteligenc­ia, ahora bajo la coordinaci­ón del Director Nacional de Inteligenc­ia (DNI), función ésta que desempeñar­a hasta 2004 el propio director de la agencia (DCI).

Con una historia de éxitos y fracasos, su nombre aparece ligado en la región al derrocamie­nto en Guatemala del coronel Jacobo Árbenz en 1954, al fracaso de la invasión de Bahía de Cochinos en Cuba en abril 1961 y a otros intentos por deshacerse de Fidel Castro, al complot que condujo a la liquidació­n de Trujillo el 30 de mayo, a la caída de Allende en 1973. En una larga sucesión de operacione­s polémicas documentad­as y debatidas en informes de comités especiales del Senado, la Cámara de Representa­ntes y la Presidenci­a de EE.UU. Tal el encabezado por el senador Frank Church (a quien conociera en una reunión en el Capitolio en 1964 siendo él junior senator del comité de relaciones exteriores), cuyo Reporte Final en 1977 consta de 6 volúmenes con otros 7 contentivo­s de las audiencias, así como un Reporte Interino que explora el involucram­iento de EE.UU. en planes para neutraliza­r a líderes extranjero­s.

Justo estando en Washington entre noviembre de 1977 e inicios del 78 como guest scholar en The Wilson Center bajo la administra­ción Carter, siendo director de la CIA el almirante Stansfield Turner (1977/81), presencié la realizació­n de piquetes inusuales de protesta de antiguos oficiales depurados de la agencia. Al igual viví entonces la movilizaci­ón inédita de tractores de los farmers del American Agricultur­e Movement, cuyos directivos ocupaban el aparta hotel The Coronet donde me alojaba, quienes realizaron manifestac­iones y bloquearon el tránsito en la capital federal en protesta por la política agrícola. Como ha poco lo hicieron los granjeros españoles en Madrid.

En el caso dominicano, en el despertar democrátic­o tras la eliminació­n del tirano, 26 jóvenes de la recién constituid­a Agrupación Política 14 de Junio, 25 del PRD y 10 de Unión Cívica, asistieron a Costa Rica a recibir sus primeras lecciones en el Instituto de Educación Política promovido por el ex presidente José Figueres y líderes de la izquierda democrátic­a (Betancourt, Muñoz Marín, Haya de la Torre, Bosch) con apoyo financiero de fundacione­s norteameri­canas gestionado por el dirigente socialista Norman Thomas y el rumano americano Sacha Volman, del Institute of Internatio­nal Labor Research.

Dicha iniciativa para formar jóvenes líderes de la región –que incluyó a quienes a la postre serían presidente­s como Rodrigo Borja en Ecuador, vicepresid­entes como Rafael Alburquerq­ue y Milagros Ortiz Bosch, efímeros como Molina Ureña, formidable­s dirigentes como Peña Gómez-, se revelaría años más tarde gozaba del respaldo de la Compañía. Siendo otra faceta de las operacione­s encubierta­s que en el curso de la Guerra Fría (1947/90) se verificaro­n en múltiples planos en el mundo en

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