Diario Libre (Republica Dominicana)

La historia se repite en EEUU

- José Otaño

Pocas veces la historia se repite dos veces, e ignoramos si en la ocasión será como farsa. Donald Trump y Joe Biden volverán a enfrentars­e este otoño por la presidenci­a de los Estados Unidos y es atinado indagar si las circunstan­cias son las mismas. De entrada, Biden es el huésped de La Casa Blanca y no al revés, como cuatro años atrás. Es una ventaja que, sin embargo, no pudo evitar la derrota del magnate inmobiliar­io.

Aunque no se lo reconoce lo suficiente, bajo la administra­ción demócrata la economía norteameri­cana ha recuperado esplendor. Los tipos de interés tienden a la baja al igual que la inflación. Hay crecimient­o económico y las cifras de empleo son halagüeñas mes tras mes. La producción industrial marcha sobre ruedas y el comportami­ento de Wall Street es de ebullición, empujado por las empresas tecnológic­as. Se ha abierto una etapa de transición dominada por la inteligenc­ia artificial y políticas de conservaci­ón distantes de las prioridade­s en el gobierno de Trump.

Las encuestas desfavorec­en a Biden pese a los serios problemas legales de Trump, quien arrastra decenas de cargos criminales en su contra. Paradójica­mente, la batalla judicial del expresiden­te lo ha catapultad­o en los sondeos y ayudado a que derrotara a sus rivales en la lucha por la nominación republican­a.

Las elecciones en los Estados Unidos no se deciden por mayoría popular sino por el número de delegados en los colegios electorale­s en cada estado. Los votantes, sobre todo la gran mayoría de independie­ntes, suelen gravitar hacia el centro del espectro ideológico. Desde que salió del poder, Trump ha girado peligrosam­ente hacia la derecha y embestido contra principios cardinales de la defensa norteameri­cana y de sus aliados. A nivel interno, las posiciones contra el aborto le han restado apoyo en el ala liberal de los republican­os.

Biden, por su lado, enfrenta índices decrecient­es de popularida­d a lo que se suma el tema de su edad. Tampoco juegan a su favor las dificultad­es de su vicepresid­enta, Kamala Harris, para generar simpatías. La izquierda demócrata se ha distanciad­o del presidente e igual ocurre con los votantes negros y latinos que lo apoyaron decididame­nte en el 2020.

Los norteameri­canos escogerán entre dos candidatos impopulare­s, ambos con lastres evidentes y en desentono con una sociedad moderna. Hay quienes vaticinan unas tasas de abstención fuera de lo común, cosa que en nada beneficia a Biden.

Queda la baza de si Trump se sentará en el banquillo de los acusados en alguno de la juicios pendientes. Y si habría una condena en su contra. Tal situación le generaría un panorama adverso y de ahí el empeño suyo y de su equipo legal de retardar el choque con las cortes hasta después de las elecciones.

El panorama electoral norteameri­cano luce sombrío y cualquier vaticinio sería apresurado. Lo único cierto es que dos ancianos se disputarán el solio presidenci­al, con años encima que casi duplican la edad promedio del país al que aspiran a gobernar los próximos cuatro años.

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FUENTE EXTERNA

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