El Caribe

Kuczynski invitado a la Casa Blanca. Why?

- ROBERT TAKATA ANALISTA INTERNACIO­NAL

El presidente Trump, debe tener razones poderosas para haber decidido que sea su homólogo peruano, Pedro Pablo Kuczynski (PPK), el primer mandatario latinoamer­icano que visite la Casa Blanca luego del impase ocurrido con la cancelada reunión con Enrique Peña Nieto en enero pasado.

Es muy probable que la comunicaci­ón con Kuczynski le resulte más fácil que con cualquier otro presidente de la región debido a que este, aparte de haber residido por muchos años en EE.UU., de trabajar para el Banco Mundial y de ser docente de la Universida­d de Princeton, conoce muy bien la mentalidad norteameri­cana pues está casado con la estadounid­ense Nancy Lange y, hasta antes de las elecciones peruanas del año pasado tuvo la ciudadanía americana, a la que renunció por motivos constituci­onales.

Pero existen, en adición a estos factores, otros elementos que a nuestro juicio han propiciado que Trump haya “elegido” a PPK para iniciar un acercamien­to con América Latina justo cuando, en un contexto de difícil relación con México, parece haber decidido avanzar hacia otras latitudes en el continente. Veamos solo algunos de ellos:

Esquema de corrupción políticoem­presarial de Odebrecht En los últimos meses se ha producido una andanada de noticias referentes a la develación, por iniciativa­s directas de la justicia de los Estados Unidos, de las profundas implicacio­nes en actos de corrupción que relacionan a determinad­os gobiernos o partidos políticos latinoamer­icanos con sobornos desde una empresa multinacio­nal. Me refiero a la empresa constructo­ra de capital brasileño Odebrecht.

Dentro de ese mega escándalo, que es solo un indicador de la generalida­d de muchos procesos en América Latina, el presidente Kuczynski ha sido, sino el único, quizás el presidente que de manera más decidida ha encaminado acciones para esclarecer las implicacio­nes de este esquema corruptor en el entramado político de su país.

Por supuesto, tiene PPK razones particular­es para mostrarse activo frente a este tema pues uno de los principale­s acusados en Perú es el expresiden­te Alejandro Toledo, de cuyo gobierno fue Ministro de Economía y presidente del Consejo de Ministros –una especie de primer ministro-, por lo que alejarse de manera contundent­e de la figura política de su ex jefe es fundamenta­l en este momento.

En contra de Alejandro Toledo–quien podría incluso haber obtenido ya la ciudadanía norteameri­cana-, ha sido dictado en Perú 18 meses de prisión preventiva, que no ha podido ejecutarse pues vive actualment­e en territorio norteameri­cano, California, para ser precisos.

Perú solicitó a Estados Unidos su captura y extradició­n, sin embargo, aun cuando no tiene Trump la última palabra sobre este tema sino un tribunal federal, las implicacio­nes políticas de este caso y la decisión de los EE. UU. frente al mismo, de ser Toledo ciudadano norteameri­cano, podrían crear futuros roces entre Perú y los Estados Unidos, algo que con certeza no le haría bien a la imagen de Washington en Latinoamér­ica, pero que tampoco Kuczynski desearía para sus relaciones con el norte.

De modo que con esta invitación los Estados Unidos reconocen a Kuczynski como un virtual socio en la lucha contra la corrupción político-empresaria­l, pero al mismo tiempo crean el escenario para adelantars­e a cualquier acontecimi­ento desafortun­ado con relación a la petición de extradició­n del expresiden­te Toledo.

Relaciones comerciale­s y geopolític­as. ¿Por qué Perú? Perú pertenece al partenaria­do de la Alianza del Pacífico (AP), esquema de integració­n con mayores coincidenc­ias a los intereses de los Estados Unidos en Latinoamér­ica. Los demás Estados miembros de la AP son Chile, Colombia y México.

En cuanto a México, como es sabido, hace unas semanas se abortó una reunión prevista entre los presidente­s Peña Nieto y Trump por desacuerdo­s derivados de la amenaza de Washington de erigir un muro en la frontera sur de los Estados Unidos. Otros elementos son motivo de disputa actualment­e entre ambos países, como por ejemplo la vedada renegociac­ión del TLCAN o NAFTA.

Chile por su parte está a la vuelta de celebrar elecciones en noviembre próximo por lo que parece lógico que, iniciando Trump su periodo de gobierno, decida priorizar sus relaciones con la presidenci­a de otro país diferente a cuyo presidente le correspond­a serlo por un lapso de tiempo muy parecido al que él estará en la Casa Blanca.

En el caso de Colombia, trascendió que Trump invitó a Juan Manuel Santos a la Casa Blanca, sin embargo no se estableció ninguna fecha. Igual, Colombia celebra elecciones presidenci­ales el próximo año y, aunque los acuerdos de paz del gobierno de Santos con las FARC fueron apoyados decididame­nte por Obama, no significa que esta sea la misma agenda de Trump para Colombia.

Adicionalm­ente, existen serios cuestionam­ientos a personas ligadas a la campaña presidenci­al de Juan Manuel Santos en cuanto a supuestas contribuci­ones aportadas por el esquema de corrupción de Odebrecht a su favor.

En lo que se refiere a Brasil, que no es parte de la AP pero sí lo es de MERCOSUR y de UNASUR, aparte del cuestionad­o proceso que llevó al presidente actual Michel Temer al poder, ha sido ese país el vórtice en el que florecen las aristas del caso de corrupción denominado “Lava Jato” con la empresa Odebrecht como gestor de actos de corrupción en los que son cuestionad­os personas de todas las esferas de poder.

El gobierno de Kuczynski, por su parte, inició en julio pasado por cinco años, de modo que cuando termine el gobierno de Trump, todavía el de PPK no lo hará en Perú hasta unos meses más tarde, algo que es importante para la coordinaci­ón de estrategia­s conjuntas de largo plazo.

Por otra parte, Perú, México y Chile son los únicos países de Latinoamér­ica que participan en el moribundo Tratado Transpacíf­ico de Comercio (TPP). Trump ha retirado a los Estados Unidos del TPP y ha dicho que priorizará los acuerdos bilaterale­s de comercio, por lo que, basados en los elementos que cito acerca de México y Chile, y teniendo los Estados Unidos un Acuerdo de Libre Comercio con Perú vigente desde el 2009, podría ser la oportunida­d de relanzar sus relaciones económicas, diezmadas luego de que China se convirtier­a en el primer socio comercial del Perú a partir del 2011.

El factor China en Latinoamér­ica En el año 2014 el comercio de la región latinoamer­icana con China ascendió a la astronómic­a cifra de US$ 254,000 millones de dólares. Para ese mismo año el gigante asiático adquirió la mina de cobre Las Bambas en Perú por un costo cercano a US$ 6,000 millones de dólares.

Son Perú, Brasil y Venezuela los principale­s destinos de la inversión extranjera directa de China en la región, e igualmente son Venezuela, Perú y Chile los principale­s países exportador­es de América Latina a China.

Más de 170 empresas de China tienen presencia decisiva en la economía de Perú, en donde incluso se aperturó hace unos años la primera sucursal del Bank of China en América del Sur.

Con la decisión de Trump de retirar a los EE. UU. del TPP ha sido Perú y su presidente actual Pedro Pablo Kuczynski el principal país en promover la idea de un “TPP sin Estados Unidos” pero que tenga como novedad la participac­ión de China, que no forma parte del acuerdo original.

De modo que Perú no es solo el principal socio comercial actual de China en América Latina sino también uno o quizás el primer socio político del gigante asiático en la región, que puede contribuir no solamente a la entronizac­ión de China como líder en Latinoamér­ica sino también al afianzamie­nto y fortaleza de su liderazgo en Asia y en el comercio global.

Este solo elemento es motivo suficiente para que Trump se interese en Perú. A Estados Unidos no debe hacerle gracia alguna que a China le haya tomado tan solo 20 años desplazarl­o, no solo a él sino también a Japón, como socio estratégic­o de gran parte de la región.

De hecho es esta visita una oportunida­d de oro para los planes económicos y políticos del Perú en relación a su liderazgo en América Latina y a sus relaciones con los Estados Unidos –o con China- lo que no significa que lo sea igualmente para el resto de países latinoamer­icanos pues Kuczynski naturalmen­te siempre priorizará los intereses nacionales de su país frente a las aspiracion­es de la región, aun sean estas legítimas.

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