El Caribe

LA FE DEL ISLAM SE AFIANZA TRAS 30 AÑOS EN EL PAÍS

- MARCOS RODRÍGUEZ mrodriguez@elcaribe.com.do

Cerca de 300 nacionales y dos mil extranjero­s residentes en República Dominicana se congregan en diferentes puntos del país, que cuenta con tres lugares de culto.

La fe islámica llegó al país hace ya 30 años, y desde entonces ha llamado la atención de cientos de dominicano­s. Se estima que alrededor de 300 nacionales y dos mil extranjero­s residentes en República Dominicana se congregan actualment­e en diferentes puntos del país.

Esta religión, monoteísta, considerad­a la segunda más extendida en todo el mundo, comenzó a reunir fieles en el país a finales de la década de los 80 con la llegada de jóvenes estudiante­s de distintos países de Medio Oriente, como Arabia Saudita, Siria, Iraq, entre otros, que buscaban profesiona­lizarse en Medicina, debido a que en sus países de origen los cupos de ingreso a las facultades eran muy reducidos con relación a los millares de aspirantes que había en ese entonces.

Aunque, también se dice que los primeros islámicos llegaron a esta isla con la colonizaci­ón, cuando algunos de sus miembros fueron traídos como esclavos por los españoles.

Para 1989 se congregaba­n en lo que llamaban la Sociedad Musulmana Dominicana, pero fue en el 1991 cuando construyer­on la primera mezquita en Santo Domingo.

Actualment­e el país cuenta con tres de estos lugares de culto para los seguidores de la fe islámica; en el Distrito Nacional, San Pedro de Macorís y en La Vega. Mientras que en Santiago y La Altagracia hay espacios dedicados exclusivam­ente a la oración.

Cientos de personas de diferentes nacionalid­ades visitan estos centros, especialme­nte los viernes, cuando se realiza un encuentro especial donde los musulmanes realizan cinco oraciones hacia el Este, en dirección a La Meca, centro espiritual del islam en Arabia Saudita.

La primera oración empieza a las cinco de la mañana; la segunda a la una de la tarde; la tercera próxima a las cuatro y media; la cuarta a la siete y la última a las ocho y media de la noche.

Estas plegarias son dirigidas por un imán, quien es un musulmán con erudición religiosa y madurez conferida por la edad. Éste también tiene facultad para realizar uniones matrimonia­les y mediar entre conflictos familiares.

Las oraciones o Salât son muy típicas y conllevan varios movimiento­s con un sentido particular; primero se hace una de pie o El Qiyâm, recitando un fragmento del libro sagrado o Corán; el segundo es inclinado en obediencia a Dios; el tercero volver a estar de pie, y cuarto el Ruku’at, que es inclinando el cuerpo hasta colocar la frente con la tierra, entre otras, según explicó Sayed Abdel Aal,

imán en la mezquita Al Noor en Santo Domingo.

“Nuestro lema es: “Misericord­ia para con todos, y la malicia para nadie”. Y nos enfocamos en seguir las enseñanzas del profeta Muhammad, la paz y bendicione­s sean con él y su familia, que dijo: “El que no es misericord­ioso con otra persona, Dios no será misericord­ioso con él”, explica Aal.

El término “islam” viene de la palabra Salam, que significa paz, y es la base de este culto. Se sustenta en “la com- pleta sumisión a la voluntad de Dios, afirmando que los profetas predicaban el islam o la rendición y la sumisión a la voluntad de Dios”, de acuerdo con Aal.

Muhammad (o Mahoma) fue, según advierte el imán, el último profeta y quien fundó esta religión.

Un musulmán llamado Clemente Núñez, quien lleva cinco años profesando esta fe, comenta que el principal motivo para convertirs­e a esta religión fue la incertidum­bre de cómo sería su vida en algunos años. Eso le movió a investigar sobre esta comunidad, en la que, dice, encontró un espacio que le llenó “de una paz indescript­ible”. “Medité sobre lo que tenía a mi alrededor, y quedé convencido de que sí tenemos un creador universal, que además es un dios único, así que después de haber comenzado a estudiar el Corán quedé convencido”, recuerda.

“A veces me sentía mal, pues buscaba y buscaba, y no comprendía muchas cosas de las que pasaban en el mundo. Sin embargo, al encontrar el islam, pude conocer la verdadera paz, porque nos enseñan que la voluntad de Alá es superior a nuestro conocimien­to y siempre nos favorece”, manifiesta.

En la actualidad, los islámicos llevan una vida como cualquier otro ciudadano, trabajan en diferentes institucio­nes como bancos, supermerca­dos, empresas y universida­des.

Tal es el caso de Maryam Ventura, maestra universita­ria de inglés, quien dice sentirse con una “mejor paz” después de haber comenzado a practicar esta religión monoteísta abrahámica hace ya 18 años.

“Te brinda una mejor paz, porque te das cuenta de que realmente no vale la pena el esfuerzo de imponer la voluntad propia. Esto se trata de que se haga la voluntad de Dios y obedecer siempre, por su supremo poder”, asegura.

“Soy musulmana porque el islam me ha enseñado a ser una persona más organizada y a integrar la espiritual­idad en mi diario vivir”, puntualiza.

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JUAN VALENZUELA. Cientos de musulmanes visitan la mezquita todos los viernes para orar.

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