El Caribe

Falta de informació­n y desinforma­ción

- NELSON ENCARNACIÓ­N nelsonenca­r10@gmail.com

Es frecuente que cuando en determinad­o asunto de gran importanci­a está ausente la informació­n, su lugar lo ocupa la desinforma­ción con su carga perniciosa en todos los sentidos. Es casi un axioma. Resulta igual que en la guerra. Siempre hemos sabido que en una guerra la primera baja es la verdad.

En el caso de las investigac­iones que el Ministerio Público lleva a cabo en torno al laborantis­mo delictivo de la constructo­ra Odebrecht, la falta de informació­n ha dejado espacio a la desinforma­ción, y ésta, a su vez, a la manipulaci­ón y al deseo de dañar.

Como suele ocurrir en estos casos, cada cabeza es un mundo, y en ese mundo caben todas las travesuras en perjuicio de destinatar­ios preselecci­onados con segundas intencione­s.

Todo este trance se ha debido a un mal manejo inicial del caso por parte del procurador general de la República, a quien algunos atribuyen falta de pericia para el abordaje de un expediente que apunta a un impacto tremendo en términos más político que jurídico.

No creo que el doctor Jean Alain Rodríguez carezca del “expertise” que se requiere para enfrentar este expediente, pues en la Procuradur­ía General de la República prestan sus servicios una batería de dinosaurio­s del Derecho que le aportan años de experienci­a.

Sin embargo, el traspiés que dio la Procuradur­ía con el primer acuerdo de homologaci­ón con Odebrecht, el cual fue devuelto por el juez José Alejandro Vargas debido a vicios de procedimie­nto, puso en evidencia serias debilidade­s del Ministerio Público, las que fueron superadas en la segunda versión.

Pero esto no es lo más preocupant­e, sino el hecho de que debido al manejo defectuoso de la informació­n el Ministerio Público haya dejado que un tema tan delicado sea parte de las especulaci­ones con la filtración de nombres, reales o supuestos, implicados en la trama de sobornos de la constructo­ra brasileña.

El problema tiene implicacio­nes más complicada­s que la simple filtración. Va a suceder que si una o varias de las personas incluidas en las listas resultan que no figuraban en las mismas, la reacción natural de la calle será que fueron excluidas por convenienc­ias políticas y partidaria­s.

Y obviamente que el destinatar­io directo de las sospechas serán el Gobierno y el Partido de la Liberación Dominicana, sobre los que han caído todos los demonios, a pesar de que las acciones de los posibles implicados son personales y no colectivas.

En conclusión: creo que el procurador Rodríguez debió tener un manejo más adecuado del caso para evitar la ola de especulaci­ones y desinforma­ción que podrían afectar sensibleme­nte el fondo del proceso. Lo que queremos es que quienes disfrutaro­n la fiesta paguen la cuenta.

El autor es periodista.

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