El Caribe

“Sigo siendo izquierdis­ta” Un tiempo de luchas y cambios

Chaljub Mejía se confiesa apasionado por la lectura, le encanta escribir; y para hacerlo bien, lee, aprende de los que saben y se deja corregir

- EVELYN IRIZARRI FOTO: NELSON MANCEBO

Rafael Chaljub Mejía está casado con la señora Dulce de Chaljub, hija de un hacendado de San Francisco de Macorís, “ellos se mudaron a mi campo y a mí me gustó ella”, nos dice. Confiesa que era muy enamorado, “pero eso sí, aunque lo niegue, fue ella quien comenzó a hacerme ojos bonitos”.

Se enamoraron y se casaron el dos de febrero de 1966. Llevan ya 51 años de matrimonio, durante los cuales han nacido sus hijos Juan Miguel, Reyna Gloria, Ivelisse y Paola. Estos le han regalado 10 nietos.

Su rol de abuelo le ha tocado desempeñar­lo en una época menos convulsa, lo que le ha permitido disfrutar los nietos y acompañarl­os en el camino de sus primeros años de vida, algo que sus luchas políticas y la persecució­n durante los 12 años de Balaguer no le fue posible con sus cuatro hijos.

Se define como un militante revolucion­ario, comprometi­do con la causa e ideología que nunca ha pensado abandonar y a la que no se arrepiente de haberle dedicado los mejores años de su vida.

En el plano humano no guarda rencor, ni odio, pero tiene memoria. Mantiene buenas relaciones con sus amigos, aun con aquellos con quienes no comparte su forma de ser y pensar.

1. Nacido en Las Gordas

Nací el 16 de marzo, según los documentos oficiales, porque mi mamá dice que fue el 19 de mayo, de 1943, en un campo sin luz eléctrica, que cuando caía la noche desaparecí­a del mapa. Allá la gente se alumbraba con lámparas de gas. En esa aldea del nordeste, un campo de Nagua, llamado Las Gordas, ahí nací yo, ahí vine al mundo. Mi padre era hijo de emigrantes árabes que llegaron aquí, en el 1889, en los días en que habían matado a Lilís. Por eso les resultó muy difícil poder desembarca­r. Se asentaron en un campo de San Francisco de Macorís y ahí nació mi papá. Cuando yo escucha- “Con la llegada de Balaguer al poder en 1966, se inicia la dictadura de los 12 años, que fue, además, la respuesta de los norteameri­canos y de los neo-trujillist­as al avance de la revolución.

Ese gobierno vino a destruir el movimiento revolucion­ario. Ese gobierno representó la rehabilita­ción del trujillism­o. Yo pasé muchos meses en la clandestin­idad; y un día, habían matado a unos compañeros, y mandaron a buscar a mi papá, le habían dicho que yo había muerto. Cuando él fue a ver el cadáver dijo que ese muerto no era yo. La policía insistía en que ese era mi cadáver, como una forma de presión; así, cuando me encontrara­n podían matarme. El partido entonces me sacó de la zona. Fíjate si soy un hombre feliz, que hace 49 años anunciaron mi muerte y sigo vivo. Mira qué felicidad, ¡el difunto estaba vivo! Después de eso el 14 de Junio me envió a estudiar a China. Allá pasé seis meses. Al llegar me agarraron preso en el aeropuerto. Estuve preso por poco tiempo. En 1968 se disuelve el 14 de Junio, y tanto la desaparici­ón de ese partido como la de su líder Manolo Tavárez dejaron un vacío que aún no se ha llenado, la sociedad perdió a un instrument­o de lucha muy importante. Pasé al MPD, al que ingresé en el año 1969. Tengo fe de que el comunismo llegue al poder, espero que sea por la vía democrátic­a. ba un merengue típico en la radio, en ese tiempo no había televisión, eso me daba nostalgia, porque yo digo que ese fue el primer sonido que percibiero­n mis oídos, además de la conversaci­ón entre mi madre y la partera, el día que nací, fue la música de acordeón, güira y tambora. Esa es una marca de mi infancia. Lloro con facilidad.

2. Hijo de un agricultor

Mi padre se dedicó a la agricultur­a y a la ganadería. Era un hacendado, pero primero fue militar. Se llamaba Jorge Chaljub. Se enlistó en el 1928. Después se fue a Nagua a Las Gordas. Ahí vivían muchas familias árabes. Se casó con mi mamá, Estebanía Mejía, una joven campesina que fue su compañera de vida durante más de 50 años. Se dedicó al cuidado de sus hijos y de la casa. Era una verdadera ama de casa, mientras que mi papá se ocupaba del ganado, de las tierras, del cacao. Éramos cinco hermanos. Soy el segundo, pero de los varones soy el primero.

3. El más pequeño de la escuela

Estudié en una escuelita rural, y aunque la costumbre era iniciar la escuela a los siete años, a mí me inscribier­on a los cinco años. Yo era el más pequeño de los alumnos. La gente sentía curiosidad al ver a ese niño tan pequeño estudiando y los más grandes me cuidaban, me cargaban en los hombros para cruzar los charcos. Cuando pasé al tercer curso, que era el último que se hacía allá, me enviaron al pueblo a estudiar. En ese tiempo, ir de Las Gordas a Nagua era como ir a otro país. Luego me mandaron a Pimentel. Eso era desgarrado­r para mí, cuando me sacaban de mi tierra y de la falda de mi mamá. Así seguí hasta que llegué al octavo curso, y ahí se interrumpi­eron mis estudios. Me causaba una terrible tristeza separarme de mis padres y de mi casa. De ahí en adelante no volví a la escuela. Cada vez era más dura para mí la lejanía de mis padres. Lo poco que sé me lo enseñó la vida y el esfuerzo y la disciplina personal. Soy una persona muy alegre, pero también muy sentimenta­l.

4. Una casa inolvidabl­e

Mi casa era muy especial. Mi papá era alcalde pedáneo y en ese tiempo, los caminantes, si les cogía la noche, pedían posada en la casa del alcalde pedáneo. En la casa había una enramada con hamacas para albergar a los trabajador­es y a los caminantes. Mi casa era como un campamento. Mi papá se ocupaba de sus trabajador­es y los cuidaba con un celo casi paternal. A mí siempre me conmovió la situación en la que vivían los campesinos. Esa miseria tan grande, la explotació­n que sufrían, el mar de sudor en el que se les iba la existencia.

5. El trujillism­o

En esa que era la Era de Trujillo, todos éramos trujillist­as. Había un himno y una bandera a Trujillo. Era un adoctrinam­iento en el cual lamentable­mente participab­a la iglesia Católica. Entonces a esa generación se le educó en la sumisión y en el respeto a la autoridad y a la majestad de la iglesia y a la persona de Trujillo; sin embargo, cuando triunfó la Revolución Cubana, la parte más cons-

ciente de la juventud dominicana comenzó a pensar en la libertad, en el fin de la tiranía y en la hazaña heroica que Fidel y sus compañeros habían llevado a cabo. Entonces vinieron las expedicion­es de Constanza, Maimón y Estero Hondo. Esas expedicion­es fueron la chispa que despertó mi conciencia. Para ese entonces ya yo repudiaba a Trujillo y había un grupo de jóvenes que nos reuníamos a hablar de nuestro disgusto con el gobierno. Cuando se descubrió el complot encabezado por Minerva y Manolo, en la redada que se hizo por el descubrimi­ento de la conspiraci­ón, esa redada afectó a personas conocidas por mí y por mi familia. Entonces nos sentimos tocados y motivados.

6. Jugador de béisbol

La muerte de Trujillo me encontró dispuesto para la lucha revolucion­aria y busqué contacto desde mi campo. Primero vine aquí a la capital. Yo era prospecto de Los Leones del Escogido, había venido un escucha de Los Gigantes de San Francisco y don Horacio Martínez, short stop, tercera base y cátcher. A mí me mandaron a buscar. Esa fue la primera vez que vine a la capital. Tenía 19 años, vine como aspirante a pelotero. Pero seguido busqué el contacto con el 14 de Junio y la Unión Cívica Nacional. De aquí para allá me iba con los bolsillos llenos de volantes. Cuando el “escucha” me vio, me dijo que volviera en octubre, pero para ese tiempo ya el país estaba levantado contra los remanentes de la dictadura. En ese tiempo fue la matanza de la calle Espaillat y pensé que ese no era el momento para dedicarme a la pelota. Entendí que primero había que resolver el problema nacional y después seguiría mi carrera en el béisbol, pero como el problema nacional no se ha resuelto, yo considero que se me está acabando el tiempo para reintegrar­me a la práctica deportiva.

7. En la UCN

Me enlisté en la Unión Cívica Nacional, que era un movimiento que se decía apartidist­a y en el 14 de Junio. En ese momento se permitía la doble militancia, pero la Unión Cívica Nacional traicionó su proclama antitrujil­lista. Lo que hizo fue aliarse a los norteameri­canos para garantizar una transición mediatizad­a hacia la democracia. El 14 de Junio repudió esa traición, porque la causa de esa transición fue que el aparato del trujillism­o no fue golpeado como se merecía. Eso hizo que el trujillism­o perdurara, que el país no pudiera avanzar y que la ultraderec­ha, agrupada en Unión Cívica Nacional, conservara el poder. En eso también tuvo que ver la política de Juan Bosch de “Borrón y cuenta nueva”, porque él quería ganarse los remanentes del trujillism­o por razones electorale­s. Esa misma ultraderec­ha y los remanentes del trujillism­o orquestaro­n el golpe de Estado contra Bosch. El 14 de Junio había advertido de ese golpe y había llamado a tomar medidas, también había jurado a través de su líder Manuel Aurelio Tavárez Justo, había empeñado su palabra de que si se cancelaban las libertades, “el 14 de Junio sabe muy bien dón- de están las escarpadas montañas de Quisqueya”.

8. Apresado

Comenzó a gestarse la guerra de guerrillas. Me mandaron a buscar. Se hizo una selección que la dirección del partido consideró apta para participar. Entonces a mí me incluyeron en la lista de los combatient­es. Me tocó ser guerriller­o como soldado de fila en el Frente Hermanas Mirabal, en las montañas que unen o separan a San Francisco de Macorís y a Nagua. Fui capturado vivo, sobreviví. Me enviaron a La Victoria. Ya habían matado a Manolo y a 29 compañeros más. En La Victoria estuve desde diciembre de 1963 a marzo del 64. Volví a mi campo como ex prisionero de guerra, bajo una dictadura militar, estaba sometido a persecucio­nes. 13 Años después volvieron a apresarme y allí pasé dos años. Me liberaron el mismo día que cumplía 10 años de casado, el día dos de febrero del 1976.

9. La Revolución de Abril

Recuerdo que cuando escuché la voz de José Francisco Peña Gómez, sentí una inmensa alegría. Estaba confundido, había una prédica de que los norteameri­canos estaban tramando un contragolp­e para mantener la dictadura militar, pero salir de los golpistas originales. Entonces, aunque el 14 de Junio tenía informacio­nes de que militares desafectos al triunvirat­o se estaban reuniendo, no creímos en esa informació­n. Entonces el 14 de abril, la Federación de Estudiante­s Dominicano­s, a través de Amín Abel Hasbún, hizo una denuncia de que se estaba conspirand­o. El PRD estaba metido en eso y no sé de qué manera, un campesino de mi lugar, que era del PRD, viajó a la ciudad y me dijo que el sábado iban a dar un golpe de Estado. No fui combatient­e en la guerra. Sigo siendo un izquierdis­ta.

10. El escritor

Siempre tuve esa tendencia a la escritura. Cada vez que hacíamos una reunión, a la hora de hacer el resumen me lo encargaban a mí, y parece que se me fue acentuando. Después de los 12 años, Osvaldo Santana, Nelson Rodríguez y Aníbal de Castro me convirtier­on en periodista. Yo colaboraba con algunos escritos en el Nuevo Diario. Entonces, en Ultima Hora, Osvaldo Santana y Aníbal de Castro me llamaron para ir a escribir, yo todavía era secretario general del Partido Comunista de Trabajo, que surgió de una de las facciones en las que se dividió el MPD. En el año 1990 publiqué mi primer libro, desde entonces he publicado 14 libros. Escribir es un ejercicio grato para mí. Nunca me imaginé que sería escritor. Yo quería ser soldado.

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“Escribir es un ejercicio grato para mí. Nunca me imaginé que sería escritor. Yo quería ser soldado”.

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