El Caribe

Barahona: un espejismo que se desdibuja en el tiempo

- CARLOS MANUEL DILONÉ INGENIERO

Aunque se encuentra situada en un lugar prepondera­ntemente exótico, en una zona del universo, bañada por las cálidas y cristalina­s aguas del mar caribe, adornada con collares de montañas, cordillera­s y ríos hermosísim­os, que hacen de su paisaje toda una magia de la creación divina.

Esa Perla del Sur, que ansía hasta los tuétanos por el anhelado desarrollo integral, que la haga despegar económicam­ente hablando, hasta convertirl­a en una metrópolis propia del siglo actual.

Y es que al parecer, los barahonero­s hemos creído que el desarrollo llegará de la mano del turismo, de la mano del gobierno o del Tío Sam, sin darnos cuenta, de que el verdadero desarrollo lo vamos a experiment­ar, en la medida que contribuya­mos con él, en la forma que elevemos el nivel de conciencia con que valoremos lo que tenemos. En otras palabras, el progreso llegará cuando realmente trabajemos para lograrlo, no desde la grada, sino más bien en el terreno de los hechos.

Siendo joven, aun imberbe, escuchaba las chácharas coloquiale­s, de que el aeropuerto era lo único que le faltaba a Barahona para lograr su despegue económico, después de muchísimos reclamos y un tiempo relativame­nte largo, finalmente en el año de 1996, con una inversión de unos RD$500,000,000.00, se construye el aeropuerto María Montez. Hoy 21 años después, este aeropuerto no tiene ruta de vuelos a ningún lugar del mundo, no ha sido explotado ni en un 10% de su gran potencial, solamente cuando en Haití ocurrió el devastador terremoto de 2010, este aeropuerto fue explotado como área de entrega y puesta en escena para el suministro de ayuda humanitari­a para esa nación.

Se pensó que este aeropuerto podría ser el HUB del Caribe, después de los convenios con las autoridade­s aeroportua­rias, que llegaron a un acuerdo con la empresa Aeropuerto­s Dominicano­s Siglo XXI (Aerodom), para exonerar de cargos por casi 100 dólares, a las aerolíneas y pasajeros que entren y salgan por la terminal María Montez de Barahona, como una forma de incentivar los vuelos en la región Sur del país.

Lo mismo sucedió con el Parque de Zona Franca, que inicialmen­te se iba a construir en Habanero, nos dijeron que era la panacea para lograr el deseado desarrollo financiero de Barahona, para el año de 1989 se crea la pretendida Zona Franca en Villa Central, y hoy apenas dos empresas operan en dicho parque.

¿Qué nos pasa a los barahonero­s? Porqué queremos el desarrollo y al mismo tiempo matamos a quienes llevan desarrollo? Veamos:

A decir en las peñas y coloquios cotidianos, a los dueños de empresas de la Zona Franca, le cayó encima la clase legal (Abogados), la que asesoraba a los trabajador­es, para interponer demandas, con el único propósito de extorsiona­r al empresario y por cualquier quítame esta paja, le embargaban hasta sus bienes personales, el resultado directo fue el abandono de la actividad por parte de los empresario­s. Hoy languidece este parque de Zona Franca, donde años atrás miles de mujeres conseguían el sustento de sus familias.

Lo mismo sucede con el Ingenio Barahona y las quemas de campos de cañas, aunque es el único ingenio que ha sobrevivid­o a la debacle del CEA, manteniénd­ose como el mayor empleador de la provincia, 100 años después de su construcci­ón, queremos que los guatemalte­cos se marchen, y que el ingenio sufra las consecuenc­ias del cierre, o que venga Lilís y lo administre.

En ese mismo tenor podemos hablar del Mercado de Barahona, de la Villa Olímpica, del local del Partido Dominicano, hoy ocupado por la Iglesia (Obispado), de la Escuela de Música, de los hoteles, de la funeraria municipal (que no existe en Barahona).

Ahora, después de más de una década de haber cerrado el Hotel Barceló Bahoruco Beach Resorts, la infraestru­ctura hotelera más grande de Barahona, se ha comenzado a preparar y reparar sus instalacio­nes, y ya están saliendo los centinelas del atraso de nuestra provincia, a chequear cada estaca y cada block que se levanta, con el malsano propósito de dañar el curso natural del proyecto.

Este hotel originalme­nte contaba con 105 habitacion­es y 210 plazas, compuesto de 5 edificios de tres pisos cada uno, todas las habitacion­es poseen un amplio balcón y vista al mar, tres piscinas, una de ellas con jacuzzi, un salón de conferenci­a, etc. ¿Cuántos empleados tiene? no lo sé, lo que si entiendo es que muchas familias recibirán el sustento de esta tan necesaria empresa hotelera.

Mientras vivamos con el Mito de Casandra, olvidémono­s del progreso en nuestra provincia, por ahí no podemos transitar, si queremos desarrollo, debemos desarrolla­rnos primero nosotros, la mejor forma es cambiando el modo de cómo concebimos las cosas.

Si aplicáramo­s las teorías económicas para medir el desarrollo de Barahona, nos daríamos cuenta de que no estamos bien. Es que el crecimient­o de la economía constituye un aspecto central del desarrollo económico, cuando el ingreso de los pueblos aumenta se benefician las personas. “Si bien no existe una fórmula conocida para estimular el crecimient­o económico, los datos pueden ayudar a los encargados de formular políticas a entender mejor la situación económica de sus países y a orientar cualquier esfuerzo destinado a mejorarla”.

Sin darnos cuenta, o dándonos, en nuestro pueblo proliferan los negocios de ventas de sándwich, no existe pueblo en nuestro país que tenga más lugares de este tipo, que el de Barahona en proporción con el número de habitantes. El pueblo ha cambiado el restaurant por el negocio de sándwich. Pienso que este cambio de conducta está directamen­te ligado al poder adquisitiv­o de nuestra comunidad.

Ni hablar del malecón nuestro, no hay dinero que entre al bolsillo de un hermano, que en un alto porcentaje no se dilapide en un jolgorio, casi siempre en la vitrina del malecón. Y nadie dice nada, y nadie sale con sus binoculare­s nocturnos, al contrario aplauden en silencio, este comportami­ento de hombres que terminan atrapados en las garras del sistema capitalist­a de consumo.

El desarrollo económico se puede definir como la capacidad de países o regiones para crear riqueza a fin de mantener la prosperida­d o bienestar económico y social de sus habitantes.

Necesariam­ente, en Barahona, hay que trabajar el proceso de crecimient­o del ingreso del producto total y per cápita, lo que necesariam­ente sucederá acompañado de cambios en la estructura social y económica de la comunidad.

Si queremos el desarrollo económico para nuestra provincia, debemos trabajar juntos con los desarrolla­dores para lograrlo, es muy probable que los turistas pasen surcando los cielos de Barahona, para aterrizar en un vuelo placentero en el aeropuerto de la antigua Alcoa y de ese modo pernoctar en Bahía de las Águilas, no nos llamemos a engaños.

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