Una ausencia enriquecedora
Desde hace varios años, tenía la ilusión de poder visitar los países nórdicos. Esto así, porque son espacios que además de estar cargados de mitos y leyendas, conservan al día de hoy uno de los mejores sistemas de vida del mundo. La prioridad esencial es el ser humano, la preservación de su dignidad y el hecho de poder generar mejores condiciones para su desarrollo.
Que todo tiene su pro y su contra, esto nadie lo discute, pues en efecto, el frío es una constante todo el año; un poco más, un poco menos, pero se conserva en el ambiente. Mi esposo dice que tal vez esto les ayude a pensar mejor, ya que el calor nos agobia y amilana, no obstante, el tiempo que estuve de paso por allí, me hizo pensar que el éxito que han alcanzado aquellos que hoy ocupan el territorio escandi- navo, se debe a que primero no han olvidado su historia, lo que hace que tengan una identidad firme y, lo otro y no menos importante, es que se ha invertido en el principal activo: lo humano, priorizando que su educación sea óptima.
De modo que cuando el individuo tiene la oportunidad de razonar y cuenta con los argumentos esenciales para emitir juicios de valor, esto le lleva, sin duda alguna, al desarrollo. Es la educación una de las herramientas primordiales para el éxito de cualquier nación.
En todo esto, el arte juega un papel protagónico y, más que el arte, diríamos que el espacio museístico, ya que buena parte de los elementos que representan el lar nativo se encuentran exhibidos expresando cada uno su historia y un momento en el proceso de consolidación de cada país.
El coleccionismo, además de suponer un gran tesoro, permite que tanto los habitantes como los foráneos puedan disfrutar de la visión creadora de los principales exponentes del arte universal, albergado en majestuosas joyas arquitectónicas. Todo ello permite que el patrimonio exhibido genere millones de dólares al sector turístico por ser de los principales atractivos para el visitante.