Alfombras de fibras naturales para el verano
Aunque resultan ser resistentes, hay que cuidarlas, debido a que sus componentes de tintura y el carácter natural del hilo requieren una limpieza especial. Para ello, evita que se derrame en ellas comida y líquido. Cuando sientas que sea necesario límpialas con una aspiradora para quitar el polvo.
Según los expertos, las fibras vegetales son muy absorbentes. En caso de que se manchen, debes actuar de inmediato, limpiándolas con un paño de algodón blanco que absorba el líquido antes de que lo haga el material. En cualquier caso, la resistencia y durabilidad varía en función de la fibra: si es compacta (cuanto más “tupida”, más resistente)y si se ha tejido a mano o a máquina también influye.
Tipos de alfombras
Por ejemplo, las alfombras de bambú son suaves al tacto. Es un material resistente, antibacteriano, que no se contrae, no se expande ni se dobla. Se pueden usar en pasillos, salones o exteriores.
Las de yute se caracterizan por su gran suavidad. Se recomiendan para los dormitorios, lugares donde se pisa descalzo, por su tacto, y en zonas con poco tránsito, por su menor resistencia al desgaste. También se pueden utilizar en lugares exteriores siempre que estén cubiertos.
El sisal se diferencia del yute en que es más áspero. Es flexible pero vulnerables a la humedad. Se pueden colocar en zonas de uso intenso, fuera de la incidencia de los rayos del sol.
Mientras que las alfombras de algodón son muy resistentes a las altas temperaturas, no acumulan electricidad estática y tienen un alto poder de absorción de la humedad, por lo que se pueden poner en el exterior, pero a cubiertas de la lluvia. Existe un tipo de alfombras de algodón que son lavables y que son las destinadas para usar en el baño. Las de cáñamo se recomiendan para salones y recibidores con mucho tránsito, debido a su alta resistencia.