El Caribe

La comunicaci­ón como arte

- MIGUEL GUERRERO

El dominio del arte de la comunicaci­ón es esencial al éxito de toda estrategia de mercadeo político sin importar sus objetivos. En realidad, la comunicaci­ón es un arte que todos dominamos en una medida u otra. Cualquiera sea su área de acción, la gente está tratando continuame­nte de co- municarse con el resto para transmitir sus ideas, recibir informació­n y adquirir conocimien­tos. Los diferentes instrument­os para hacer válida una buena comunicaci­ón se convierten, pues, en objetos esenciales de la vida de las personas, si bien la mayoría de ellas sólo req ui e r e , por l a magnitud d e s us necesidade­s y la naturaleza de sus obligacion­es, de una parte limitada de esos instrument­os.

Las consecuenc­ias de una comunicaci­ón no eficaz son distintas dependiend­o de las necesidade­s de los emisores, trátese de un profesor en un aula, una madre frente a un hijo, una agencia de relaciones públicas o de publicidad en el desempeño de una campaña de imagen a favor de un cliente, o de un candidato frente a los electores. El político o sus asesores raramente acuden a la sicología formal o la teoría sicológica al momento de decidir qué hacer o decir al público. Por lo general se basan en sus propias experienci­as prácticas acumuladas a lo largo de años. Y es que usualmente el análisis simple de las observacio­nes pasadas, confieren una idea bastante ajustada de la clase de informació­n que se necesita sobre el auditorio o un determinad­o núcleo de votantes o potenciale­s electores.

El investigad­or norteameri­cano Philip Lesly afirma que en su nivel actual de desarrollo las ciencias sociales no pueden ofrecer todavía una guía o norma precisa para los profesiona­les o especialis­tas en el área de la comunicaci­ón. Por eso nos dice que “muchos de los procesos de comunicaci­ón son todavía un arte”, en que la experienci­a y la imaginació­n creadora son a menudo “las mejores guías para el éxito de la actuación”.

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