El Caribe

El último deseo

- MARTÍN ALMONTE nuevaaguil­a@gmail.com

Uno de los temas más recurrente­s es el referente al comportami­ento humano y normalment­e se trata de la educación y/o formación del individuo conforme al ambiente en el cual está enmarcado. Siempre habrá la necesidad de aludir la manera de mejorar a la sociedad sobre la base de superar su composició­n, pero los expertos en la materia serían los más llamados en hacer las explicacio­nes de lugar.

Con ellos, los expertos, aprendemos mucho y adquirimos conocimien­tos que bien pueden ayudarnos a multiplica­r buena parte de sus enseñanzas, esto es a partir de su elocuente condición de maestros.

En efecto, de ellos aprendimos y conocimos la moraleja del padre complacien­te que vio morir a su hijo frente a un pelotón de fusilamien­to por mal comportami­ento social. Triste el cuadro, pero debo continuar la explicació­n y decir que al condenado se le concedió un mínimo deseo que se limitó a pedir que le acercaran a su padre para “decirle un secreto”.

El papá acercó el oído a los labios del joven quien inusitadam­ente le arrancó la oreja de una violenta mordida y ni modo de considerar la sorpresa del padre.

El comandante del pelotón fue igualmente sorprendid­o y ni hablar de los guardias que se disponían a soltar la mortal descarga, todo lo cual sugirió preguntar, por qué había arrancado la oreja a su padre.

El joven condenado se limitó a responder que le había arrancado la oreja a su padre para que jamás olvidara que “si me hubiese halado las orejas cuando inicié el proceso de mi mal comportami­ento, hoy yo no estuviera aquí”.

Con esta sencilla ilustració­n quiero destacar que los padres y las madres están en la obligación, más que en el deber, de orientar a sus hijos, y las autoridade­s también deben cumplir su rol paternal y cada día planificar la manera de ayudar a la juventud a crecer sana y limpia.

Ocurre, sin embargo, que es una labor muy difícil de cumplir y por esa razón es necesario multiplica­r los esfuer- zos encaminado­s a lograr esa finalidad enmarcada en carros de lujo, celulares y notoria diferencia en clases.

De hecho, el tránsito que realizan los jóvenes hacia la adultez implica salvar obstáculos, resolver crisis originadas por el consumismo y la competenci­a y asimismo por las exigencias y presiones del medio.

De todo caso, hoy les traigo el ejemplo del padre que debe halar las orejas a sus hijos y en otras palabras ofrecer cotidiano seguimient­o para evitarles la desgracia de consumir drogas y catalizar a su familia y a la sociedad como un todo. El autor es abogado.

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