Padres y educadores en la tarea de orientar
“La educación sexual tiene dos partes, una es la informativa, y en esa área la escuela puede ser un apoyo para los padres; la otra es la afectiva y esa depende de los padres o de los cuidadores primarios. No basta con dar información si los jóvenes han crecido sintiendo que la sexualidad es un tabú, un tema prohibido, o la necesitan para buscar el afecto que no tienen. Por eso, padres y escuela necesitan apoyarse en el programa de educación sexual. Los orientadores en las escuelas que son profesionales de la salud mental son los que están preparados para abordar el tema de manera científica y abordar las inquietudes de los jóvenes”, asevera.
Cuando hacemos preguntas a los adolescentes sobre los temas que nos interesan que se cuiden, les ayudamos a que sean ellos que tomen sus decisiones. Por ejemplo, ¿qué pasaría con tu vida si en estos momentos salieras embarazada?, ¿cómo afectaría tus proyectos de vida? ¿Qué etapa de tu vida dejarías de vivir?,¿si embarazaras a una adolescente qué pasaría con tu vida? ¿Cuál sería tu responsabilidad en esa situación?, ¿cómo asumirías la responsabilidad que te corresponde?
Asegura que parte de la educación sexual es hablarles sobre los métodos anticonceptivos, “cuando se les toque el tema de la relación de pareja, qué hace que una pareja sea funcional o disfuncional, qué es la paternidad responsable y la planificación familiar, y como parte de ese tema, antes de irse a la universidad, conozcan los métodos de planificación familiar”.
Dice que es importante ayudar al adolescente, por su ciclo de vida, a pensar en sus proyectos personales, en lo que quiere lograr y “ayudarlo a ver que la sexualidad será una hermosa experiencia cuando esté maduro para cuidarse emocional y físicamente, que con responsabilidad pueda asumir su vida de pareja con personas adecuadas”, enfatiza.