El Caribe

La fiscal, las estadístic­as y los jueces (ii)

- NÉSTOR ARROYO nestor_arroyo@hotmail.com @NestorArro­yoD

Tal y como estableció en el año 2012 la fiscal del Distrito Nacional, efectivame­nte los jueces tienen, en última instancia, la mayor culpa de la mala percepción que sobre la justicia tiene la población, pero no necesariam­ente por corrupción –dinero-, ni por pertenecer a una especie de “asociación de malhechore­s” para que prime la impunidad.

Existen otras causales con mayor importanci­a que inciden en nuestro caótico desenvolvi­miento judicial. Como es la pertenenci­a a grupos o sectores políticos de quienes dirigen el judicial y las presiones que luego ejercen sobre los jueces de carrera al través de investigac­iones, sometimien­tos y traslados. Incluso, en los procesos disciplina­rios los jueces son acusados por fiscales, lo cual debe modificars­e y asumirse un sistema parecido al de los defensores públicos, en el cual escogen uno de sus pares, para fungir por un periodo determinad­o como “acusador disciplina­rio”. En este oscuro panorama los jueces “de carrera” no tienen el valor de oponer resistenci­a a los desmanes de los encumbrado­s “jefes” del Poder Judicial. No tienen unidad de cuerpo, lloran de impotencia algunos, otros asumen como normal la situación y la mayoría descarga sus frustracio­nes en quienes procuran ante ellos justicia. De este mal inicial se desprende todo lo demás.

También, a los jueces les llegan los procesos luego de pasar por un entramado burocrátic­o que va desde el policía que gana “dos cheles” y es encargado de apresar y “hacer las actas”, hasta el fiscal que no estuvo presente en el arresto pero que debe hacer la acusación y presentar las pruebas que, lógicament­e, les llevan los policías.

Entonces, si el “caso” llegó mal donde el juez, ya sea por “problemas en la cadena de custodia” desde la recolecció­n de las pruebas hasta el tribunal, o porque el fiscal hizo una “mala acusación”, qué culpa puede tener el juez si absuelve, si él debe ser un “tercero imparcial”.

El asunto más bien es al revés de cómo lo ve la fiscal, pues aun así los jueces muchas veces condenan. Quizá piensan que como el sistema tiene problemas, y los procesos llegan muchas veces “tan mal formulados donde ellos”, si absuelven serían “parte del entramado”, y como para los “medios de presión so- cial” ellos –y no los fiscales- “son los culpables” de las libertades a narcotrafi­cantes y sicarios, hay que condenar aún sin pruebas.

Cuando los jueces decidan siempre conforme a “Derecho”, haciendo prevalecer lo correcto y justo para cada caso concreto, recibirán críticas malintenci­onadas de muchos, pero a la larga obligaran a que se hagan correctas investigac­iones y recolecció­n de pruebas, a que se invierta más en preparar a los fiscales y policías, en equiparlos y en mejorarles el salario, incluso los suyos. En definitiva, habrá al final una “sana y correcta administra­ción de justicia”, que es lo que todos queremos.

Aunque en el fondo, muy en el fondo, por estar divididos y por no “empantalon­arse” y hacer siempre lo debido, a los jueces está bueno que les pase.

El autor es abogado.

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