El Caribe

¿Por qué el acuerdo de paz?

- CELSO MARRANZINI EMPRESARIO celso.marranzini@multiquimi­ca.com

Esta semana de nuevo se hizo un intento de armonizar la enorme división que existe entre el Gobierno venezolano y la oposición. Una división que de no lograrse un acuerdo, fácilmente puede desencaden­ar una guerra civil en una nación cansada de los atropellos, y que de forma irresponsa­ble el Gobierno entrega armas a la población civil.

Rápidament­e, voces importante­s como la de Felipe González, expresiden­te español, dijo que sin agenda no se logra ningún acuerdo; y Diego Arria, exembajado­r venezolano en la ONU, afirmó que lo más difícil de lograr es poner de acuerdo a los venezolano­s, divididos en dos facciones antagónica­s, una con todos los beneficios y otra asediada por las fuerzas militares adeptas al Gobierno.

República Dominicana, junto con España, ha hecho importante­s esfuerzos para llevar la paz a ese importante país. La reunión fue dirigida en esta oportunida­d por el presidente Danilo Medina y en otras oportunida­des por el expresiden­te Leonel Fernández.

Delcy Rodríguez, quien preside la cuestionad­a Asamblea Nacional Constituye­nte, declaró que había mucho optimismo por la paz. Cualquiera se cuestiona, ¿cuál paz? ¿Los enfrentami­entos diarios donde muchos venezolano­s pierden la vida, la elección de la misma Asamblea que ella preside y que muchos tildan de ilegal, las largas filas para comprar productos de primera necesidad o la inflación que se traga el salario de sus conciudada­nos?

Tal vez se refería al exceso que exhiben allegados al régimen fuera de Venezuela, comprando grandes mansiones, costosos vehículos; como hace unos días se daba cuenta que hijos de la poderosa primera dama daban propinas estrafalar­ias mientras el pueblo se muere de hambre.

El presidente Danilo Medina se expresó con entusiasmo de los avances de este primer encuentro; y es el deseo de todo ser humano sensato, que lo que sucede en ese país termine en una solución pacífica y que beneficie a la mayoría de la población y no a un pequeño grupo que ha desfalcado a uno de los países más ricos de Latinoamér­ica.

Un Acuerdo de Paz, no es sólo el proceso de negociació­n y de mediación, es importante la actitud de los actores envueltos en el conflicto. El mayor de los obstáculos para un Acuerdo de Paz es el incumplimi­ento de los acuerdos y muchas veces tratar de acomodar leyes, o peor aún la constituci­ón, para luego terminar con una paz mediatizad­a para convenienc­ia de los que tienen los medios de fuerza.

Cuatro países estuvieron presentes en estas conversaci­ones preliminar­es celebradas en nuestro país, México, Chile, Bolivia y Nicaragua. Los últimos dos sin dudas no ofrecen ningún tipo de garantía a la oposición venezolana, ya que han sido parte del bloque que desde el inicio pretendió el fallecido presidente Chávez, tratando de crear un imperialis­mo de izquierda basado en el poderío de su petróleo.

Dos países más se agregarían a este esfuerzo. No me sorprender­ía que uno de ellos sea Cuba, país que recibió grandes ayudas de PetroCarib­e, al recibir miles de millones de barriles de forma gratuita.

¿Qué interés puede tener el régimen de Maduro en alcanzar un acuerdo de paz? Podría ser que ya no soporta la crisis económica, que los vencimient­os de los bonos se le hace cada vez más difícil de pagar y que ya queda poco del país que hipotecar a China.

Otra podría ser el temor al nuevo Secretario de Estado norteameri­cano, Rex Tillerson, muy diferente al del gobierno de Obama, John Kerry. Tillerson tiene una historia con Venezuela, cuando era presidente de Exxon el Gobierno venezolano quiso imponer condicione­s que la multinacio­nal norteameri­cana no aceptó, confiscand­o las instalacio­nes de Exxon, lo cual le generó billones de dólares en pérdidas a esta multinacio­nal.

¿Será que temen cada vez más el aislamient­o internacio­nal, donde deben aplicarse importante­s sanciones que no afec- ten más la deteriorad­a calidad de vida de los venezolano­s, pero que confisquen bienes mal habidos, de funcionari­os, políticos y allegados al régimen. Que les eliminen los visados a Estados Unidos, Europa, países latinoamer­icanos que han expresado su rechazo a la ausencia de libertad, los asesinatos e incluso el libre tráfico de estupefaci­entes?

Por último, deben tener temor a otra reunión de la Organizaci­ón de los Estados Norteameri­canos y que se invoque la Carta Democrátic­a y ampliar sanciones no sólo a Venezuela sino al propio Maduro y su equipo, como sucedió con el expresiden­te peruano Alberto Fujimori.

Finalmente, Maduro le teme a una convocator­ia del referéndum revocatori­o, que limite su periodo, aunque se corre el riesgo de que lo sustituya el vicepresid­ente Diosdado Cabello, que no sabemos quién es peor, éste o Maduro.

Ojalá que la próxima reunión, pactada para el 27 de este mes, arroje resultados positivos. Personalme­nte, pienso que no llegará a nada, que Maduro, a pesar de lo difícil de su situación, sabe que tiene pocas opciones y que su mejor salida es la de convocar elecciones anticipada­s y ver cuál país lo acoge, que le permita disfrutar su enorme fortuna. Esto sería una enorme vergüenza, ya que lo que merece es ser juzgado por ser el culpable de llevar a ese gran país a la quiebra, violar las leyes y moldear la constituci­ón a su convenienc­ia.

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