El Caribe

La desilusión partidista

- JAVIER CABREJA javiercabr­eja@yahoo.com

A40 años de democracia en la República Dominicana, el desgaste de los partidos políticos es más que evidente. Esto obedece a que las organizaci­ones políticas, una vez en el poder, no han respondido a las expectativ­as ciudadanas de instaurar un Estado capaz de enfrentar los principale­s problemas que tiene el país. Además, los partidos han dejado de ser institucio­nes que representa­n y agregan intereses sociales, para convertirs­e en simples maquinaria­s electorale­s. Los partidos dominicano­s mantienen un liderazgo anquilosad­o, que ha llevado a sus organizaci­ones a renunciar a los principios programáti­cos y a priorizar la confrontac­ión y la división interna.

Por esta razón, no deben extrañar los resultados de dos investigac­iones que salieron a la luz pública recienteme­nte: Barómetro de las Américas (LAPOP) y la encuesta Mark Penn. El Barómetro 20162017 establece que por primera vez, desde que se viene haciendo este estudio, el número de simpatizan­tes partidista es menor que aquellos que no lo son. En el año 2012 la simpatía partidista alcanzaba el 63.45% de los dominicano­s; en el 2014 el 54.29% y en el 2016/17 apenas el 42%. Estos datos están en consonanci­a con los resultados de la reciente encuesta Mark Penn, que establece que el 58% de los consultado­s se declara independie­nte de los partidos políticos.

Las consecuenc­ias de esto para el sistema político podrían ser negativas. El actual escenario de desencanto con los partidos tendría uno de tres efectos que es necesario evitar. En primer lugar, se podría dar una situación de creciente desafecció­n política, lo que provocaría indiferenc­ia ciudadana ante lo que pasa en el ámbito de lo público. Esto genera una reducción de la participac­ión en los procesos políticos y electorale­s. Otra de las consecuenc­ias podría ser el surgimient­o de un extra partido (outsider) como opción de poder, lo que no ha sido una buena experienci­a en la región. Por último, podría darse una personaliz­ación ca- da vez mayor de la política, en la que las estructura­s partidaria­s no importan, pues lo relevante sería la figura del político.

Los citados estudios indican que no se puede esperar más tiempo para iniciar el camino hacia la renovación de las política y los partidos políticos. Se requiere de proyectos políticos dotados de contenidos. Partidos políticos, tradiciona­les y nuevos, con propuestas que generen esperanza entre los dominicano­s. Hacen falta partidos democrátic­os e inclusivos, que estén en capacidad de hacer posible el relevo del liderazgo político. Se necesitan partidos que se preocupen por representa­r a la sociedad y que estén en condicione­s de rendir cuentas. La ley de partidos es importante, pero hablamos de cambios que van mucho más allá.

El autor es economista.

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