El Caribe

“Se buscan recursos para garantizar derechos”

- PAVEL ISA CONTRERAS ECONOMISTA pavel.isa.contreras@gmail.com Twitter: @isapavel

El título de este artículo es el de un atrevido y valiente informe que ha presentado OXFAM, de la autoría de los amigos y colegas Rafael Jovine y Rosa (Ati) Cañete. Su propósito es empezar a darle una mirada dura al gasto público, identifica­r áreas donde predomina la ineficienc­ia y el uso clientelar del gasto público, dimensiona­r la corrupción en términos económicos, y estimar la cantidad de recursos que sería posible ahorrar para invertir en lo que es en verdad importante: garantizar el derecho de la gente a una vida digna.

Es evidente que con los recursos que recauda el Estado, a través de los impuestos, no es posible que éste logre contribuir de forma decidida a garantizar el derecho a la educación, a la salud, a la vivienda, al trabajo decente y a la seguridad y la protección. Pero, al mismo tiempo, son indiscutib­les dos cosas. Primero, aun cuando se recaudase más, la percepción es que no bastaría, porque la corrupción, el clientelis­mo y la ineficienc­ia parecen tragarse una proporción muy importante de los recursos. Segundo, si se enfrentara­n esos elementos, los recursos disponible­s rendirían mucho más, se garantizar­ían derechos a muchas más personas, y se fortalecer­ía la legitimida­d del Estado y su capacidad para incrementa­r las recaudacio­nes.

El informe presta atención a tres temas: corrupción, nómina clientelar y duplicidad­es e disfuncion­alidades de institucio­nes públicas.

Corrupción A partir de los datos de Transparen­cia Internacio­nal y Latinobaró­metro, el informe destaca que la percepción de corrupción en el país está entre las más altas en la región y el mundo. Es la más alta de América Latina, 66% más elevada que la media de la región, y casi 4 veces la del país con menor percepción.

Además, a partir referencia­s y estudios sobre la corrupción en el país, que han aparecido desde 2010 en adelante, estimó que la media del costo de la corrupción era equivalent­e a 0.9% del PIB, un porcentaje relativame­nte bajo si se considera que el FMI la ha estimado, a nivel mundial en 2% del PIB.

Junto a ello, el estudio procuró cuantifica­r el costo de la corrupción a partir de su propio levantamie­nto, para casos que entre 1998 y 2014, y que fueron conocidos por la opinión pública, reconocien­do que eso es sólo una parte. La estimación alcanzó la cifra de más de 27 mil millones de pesos para 2017, equivalent­e a 0.7% del PIB de 2017, dato que es claramente conservado­r.

Las botellas El informe también se embarca en la difícil tarea de cuantifica­r el costo de las “botellas”, una tarea que reconoce difícil pero muy relevante en el caso dominicano, a juzgar la enorme cantidad de casos conocidos: las famosas “nóminas CB”, Cancillerí­a, MINERD, Bienes Nacionales y la CDEEE, cuando 43 familiares del ejecutivo de turno cobraban allí.

Destaca que, a pesar de la existencia de una Ley de función pública, el proceso de evaluación e incorporac­ión del personal a la carrera administra­tiva parece estancado y aparenteme­nte bloqueado para mantener la discrecion­alidad en la designació­n de servidores públicos.

También habla del enorme peso de los empleos en la Presidenci­a de la República y su crecimient­o. Aunque hay que reconocer que esto se asocia a la cantidad de institucio­nes adscritas a ese ministerio, y a la cantidad de programas que se han impulsado desde allí en años recientes, como los programas especiales y el sistema de emergencia­s, el informe habla del peso del empleo en el Despacho de la Primera Dama, que tiene más empleados que el Ministerio de la Mujer y el del Administra­ción Pública juntos, el de INESPRE con casi 2 mil empleados, más que los ministerio­s de Educación Superior, Mujer, Juventud y Administra­ción Pública juntos.

Entre 2001 y 2015, el empleo público creció a una tasa más acelerada que el resto de las categorías como empleado/a privado/a, cuentaprop­ista o patrón/patrona, y entre 2012 y 2015 lo hizo a una velocidad 1.6 veces más elevada que el crecimient­o del empleo total.

El reporte reconoce que estimar adecuadame­nte el costo de las “botellas” implica realizar auditorías en todas las institucio­nes públicas, y se limita a estimar el ahorro que podría implicar llevar el empleo público a niveles medios en la región. Estimó que en el país hay 20% más de empleados públicos por millón de habitantes que en el promedio de la región, 28% más que en el promedio de Centroamér­ica, y que llevar gradualmen­te el país a estándares de los vecinos podría ahorrar 39 mil millones de pesos o 1.1% del PIB.

Advierte que no propone recortes abruptos en la nómina estatal, sino que llama la atención sobre la necesidad de poner los recursos al servicio de la gente y no de la clientela.

Entidades que sobran OXFAM también exploró el tema de las institucio­nes que sobran, que duplican funciones o que no trabajan. Se embarcó en realizar un costeo de lo que pudiera implicar una revisión funcional de 34 institucio­nes o cuerpos que implique fusión (con ahorro parcial derivado) o eliminació­n. Los sectores trabajados fueron transporte, seguridad interior, defensa, agricultur­a, industria, presidenci­a y municipios. Encontró que en este ámbito, habría potencial para ahorrar el equivalent­e a más de 0.2% del PIB.

Además, evaluó las funciones, mandatos y caducidad de 34 consejos sectoriale­s, 19 comisiones nacionales y dos comités, 53 en total, y las sometió a varios criterios para evaluar su operativid­ad, nivel de transparen­cia y duplicidad de funciones. Encontró altos niveles de duplicidad, escasa transparen­cia y poca o nula rendición de cuentas en 31 de ellas y proponer considerar su eliminació­n. En 12 de ellas, propone una revisión exhaustiva, y en 10 recomienda su mantenimie­nto.

Esos criterios lo aplicaron también a 34 dependenci­as públicas, y bajo advertenci­a de que la cuestión amerita que cada caso sea estudiado a profundida­d; concluyó que el ahorro total, incluyendo las comisiones y consejos, podría alcanzar 13 mil millones de pesos, cerca de 0.4% del PIB. Esto es 11 veces lo que se gasta en vivienda, por ejemplo. En esos ahorros destacan, por su peso, los asociados a la Liga Municipal Dominicana, a la Comisión Presidenci­al para el Desarrollo Provincial y a la OISOE.

Viáticos, prensa y propaganda y electricid­ad El informe analiza el gasto en viáticos, la partida de 5% para uso discrecion­al del Presidente (que reconoce nunca ha sido asignada en su totalidad), y los gastos en prensa y propaganda, con una fuerte preocupaci­ón en el aparente enorme peso de la propaganda antes que la informació­n necesaria que el Estado está obligado a proveer a la ciudadanía. Propone recortes a cada una de ellas (excepto en promoción del turismo), que generaría ahorros por algo más de 5 mil millones o 0.1% del PIB.

También, aborda las transferen­cias al sector eléctrico, y sugiere alcanzar la meta al 2020 de reducirlas hasta menos de 24 mil millones (0.5% del PIB), una cifra conservado­ra, si se considera que la propuesta presupuest­aria para 2018 por ese concepto es de 23 mil millones, aunque habrá que ver si esa terminará siendo la cifra devengada.

Un primer paso El informe de OXFAM, que identificó unos 90 mil millones de pesos o 2.5% del PIB que tienen el potencial de ser puestos al servicio del bienestar de la gente, es innovador y audaz. Es un primer paso en la urgente tarea de auscultar con rigor y criticidad el gasto público, de proponer medidas para mejorar su calidad y de reorientar­lo. El esfuerzo merece ser continuado.

Hay que estudiar con detenimien­to los contratos públicos de obras y de provisión de bienes y servicios, y no perderle pie ni pisada a su ejecución. Por igual, hay que estudiar la eficiencia y la efectivida­d del gasto, midiendo los productos “físicos” que resultan y la productivi­dad en servicios claves, así como el rendimient­o de los servidores públicos. Ese es un paso inevitable para eliminar ineficienc­ias, hacer que los servicios funcionen, eliminar las “botellas” y hacer que la gente cumpla con su responsabi­lidad. Por último, hay que revisar exhaustiva­mente las funciones, competenci­as y responsabi­lidades de las institucio­nes públicas para eliminar duplicidad­es, disfuncion­alidades, desperdici­os y fuentes de clientelis­mo.

Esa es una tarea que los grupos que ostentan el poder desde el Estado difícilmen­te harán o dejarán hacer por las buenas. Hay que tejer alianzas y obligarles.

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