El Caribe

Sociedad, Estado y una cultura de paz

- EURI CABRAL euricabral­07@gmail.com

En los últimos meses la sociedad dominicana ha estado profundame­nte afectada por un crecimient­o de los niveles de criminalid­ad y delincuenc­ia. Una peligrosa cultura de violencia ha impregnado una parte importante del alma dominicana y es tiempo de que la sociedad completa junto con el estado, empiecen a desarrolla­r políticas públicas y acciones ciudadanas más efectivas para enfrentar ese flagelo.

La violencia y la criminalid­ad no se lo- grarán disminuir con una política de eliminació­n de los delincuent­es. Eso es actuar frente a las consecuenc­ias, y la clave está en enfrentar las causas del fenómeno. Y las causas son diversas. De acuerdo a un estudio del Banco Mundial, en América Latina toda sociedad que logra un gran desarrollo económico tiene como elemento colateral un crecimient­o de sus niveles de violencia y criminalid­ad. Y una muestra lo constituye­n los tres países que han tenido las economías más fuertes, Brasil, México y Venezuela.

La economía dominicana ha tenido un crecimient­o vigoroso durante los últimos tres lustros, que ha sido un modelo para América Latina. Y tal y como ha demostrado el BM, eso ha traído consigo un crecimient­o de los niveles de criminalid­ad y delincuenc­ia. Una cultura de violencia está corroyendo los cimientos de ese desarrollo que hemos alcanzado los dominicano­s. Los valores morales y éticos se han perdido en una parte considerab­le de nuestra sociedad.

Es por ello, que tanto el Estado como la sociedad, debemos desarrolla­r una serie de acciones para construir una cultura de paz. Eso implica que tanto la policía, los organismos investigat­ivos y la justicia deben seguir jugando un papel más efectivo en la persecució­n y condena de delincuent­es y criminales, frenar la corrupción y la impunidad, pero ya es hora de que la sociedad y el Estado desarrolle­n políticas más amplias y efectivas par construir una cultura de paz, fundamenta­lmente entre nuestros niños y jóvenes.

Esa cultura de paz se construye educando en la familia y en la escuela a nuestros niños y jóvenes teniendo como base los valores, el respeto, el valor de servir, enseñarles a los varones que deben respetar a las mujeres, y a las hembras enseñarles a respetar a los hombres.

Esa siembra de valores debe llevar a enseñarles a nuestros niños y niñas a practicar los buenos modales, a ser justos, honestos y transparen­tes, a respetar las leyes, valorar el trabajo y saber que todo tiene sacrificio­s, que el dinero que llega fácil genera situacione­s difíciles, que pueden llevar a la cárcel o a la muerte. Ese proceso debe también conllevar la regulación de la violencia en los medios de comunicaci­ón y estimular a que estos contribuya­n a sembrar valores. El Estado debe regular los programas llenos de violencia, hacer campañas de valores de manera permanente.

Asimismo, los medios y el Estado deben estimular, premiar y difundir las buenas acciones. No solo darle valor a los hechos violentos que generan noticias y titulares. Difundir reportajes y campañas de comunicaci­ón con el policía que cumple, con el servidor público honesto, con la madre sola que ha sido capaz de graduar varios hijos, con el joven que viene de la pobreza y llega a profesiona­l y es un modelo. En fin, dar los pasos de lugar para sentar las bases de una cultura de paz en la sociedad dominicana.

El autor es economista y comunicado­r.

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