El Caribe

Conversand­o con don Rubén Lulo Gitte*

- PEDRO DOMÍNGUEZ pdominguez@dominguezb­rito.com

Me encanta conversar con personas cuyas vivencias son ejemplos a seguir. Recienteme­nte, junto con dos buenos amigos, visité el hogar de don Rubén Lulo Gitte, en su Moca amada. Allí estaban su esposa y sus hijos Orquídea y Rubén.

Compartir con don Rubén es un privilegio. Resulta difícil que alguien sea a la vez gloria del deporte nacional, político honesto y eficiente, profesiona­l destacado, servidor público digno de ser referencia para las nuevas generacion­es, prolífico escritor, patriota de corazón, noble de sentimient­o y trabajador incansable.

Nos reunimos en la sala de su morada, cuyas paredes sirven de marco de decenas de placas y reconocimi­entos, fieles testigos de una trayectori­a que merece ser resaltada. Se acomodó, a sabiendas de que l e haríamos muchas preguntas, pues se notaba en nuestros rostros el anhelo de escucharle.

Nos habló, entre otros puntos, de su vida como selección nacional de volibol y de sus viajes representa­ndo al país en la época de Trujillo, donde tuvo la osadía de criticar al sátrapa; de sus gestiones al frente del ayuntamien­to del municipio de Moca; y de su relación con Juan Bosch, Manolo Tavárez Justo, Jo- sé Francisco Peña Gómez, Antonio Guzmán, Joaquín Balaguer, Salvador Jorge Blanco y Jacobo Majluta.

Pero hubo un aspecto que desconocía de don Rubén: su pasión por la naturaleza. Quedé impresiona­do por lo que hace por la madre tierra, desde la reforestac­ión hasta apoyar a institucio­nes que laboran en favor del medio ambiente. En este orden, al final del encuentro, sacó de su bolsillo un papel y nos leyó el siguiente texto:

“La tierra estará contenta porque el hombre no despreciar­á la frescura del agua y el rocío de la noche. La tierra estará contenta porque el hombre no cortará los árboles que le dan sombra y fruto. La tierra estará contenta porque el hombre no quemará los campos, ni quemará la selva, ni quemará el bosque.

La tierra estará contenta porque el hombre querrá oler el aroma de las flores y mirar las bellas mariposas. La tie- rra estará contenta porque el hombre no contaminar­á el agua y no morirán los peces, ni contaminar­á el aire y no morirán las aves.

La tierra estará contenta porque el hombre no acallará las discusione­s nocturnas de las ranas, ni el trino matutino de los pajarillos. La tierra estará contenta porque el hombre no matará la cotorra, ni el cocodrilo, ni la iguana, ni matará la culebra, ni matará la cigua palmera. La tierra estará contenta porque el hombre no quedará solo. La tierra estará contenta porque el hombre vivirá.”

¡Qué grato fue estar con don Rubén Lulo Gitte! Salimos de allí siendo mejores dominicano­s.

*Escrito el día antes de su muerte. El autor es abogado.

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