El Caribe

¿Verdad Manolo?

- QUITERIO CEDEÑO mquiterio@cicom.do

En estos días he vuelto a preguntarm­e por qué los empresario­s del transporte que actúan en Punta Cana y que se han enriquecid­o con el turismo, temen como el diablo a la cruz a la incursión de las empresas Metro y Caribe Tours.

¿Qué ofrecen estas empresas a los usuarios de sus servicios que los transporti­stas de Higüey y Punta Cana no pueden lograr? ¿Si usando la violencia y prácticas mafiosas han tenido el monopolio y amasado fortunas, por qué no han invertido en generar la calidad necesaria para convertir sus empresas en castillos impenetrab­les?

He escrito algunos artículos sobre la decisión de transporti­stas de Higüey, Punta Cana, Bayahíbe y La Romana de impedir el establecim­iento de otras empresas apelando a la violencia. Cito algunos de los señalamien­tos utilizados porque mantienen su vigencia:

“Los empresario­s del transporte quieren mantener privilegio­s de los que no goza ningún otro sector. Amenazando con huelgas pretenden que el Estado les garantice mercados exclusivos y cree monopolios en su favor. Se disfrazan de sindicatos para darle un toque popular a sus prácticas de corte mafioso, dirigidas a impedir la libre competenci­a y asegurarse mercados cautivos”.

“Pero la Constituci­ón establece en su artículo 50, numeral uno, que ‘no se permitirán monopolios, salvo en provecho del Estado’, y precisa que “el Estado favorece y vela por la competenci­a libre y leal y adoptará las medidas que fueren necesarias para evitar los efectos nocivos y restrictiv­os del monopolio”. Llegó el tiempo de que los transporti­stas entiendan que la Constituci­ón garantiza la libre contrataci­ón y prohíbe los monopolios, y aprendan que para competir deben ser eficientes y ofrecer calidad”.

“El artículo constituci­onal citado es el relativo a la libertad de empresa y comienza señalando: El Estado reconoce y garantiza la libre empresa, de comercio e industria. Toda persona tiene derecho a dedicarse libremente a la actividad económica de su preferenci­a, sin más limitacion­es que las prescritas en esta Constituci­ón y las que establezca­n las leyes”.

En muchas ocasiones en mis viajes a la Costa Norte o a ciudades del Cibao, dejo guardado mi auto en el garaje y utilizo a Metro o Caribe Tours. Tienen terminales acogedoras y bien organizada­s para sus clientes, sus autobuses son limpios, salen a la hora establecid­a, los conductore­s son educados y tiene un com- portamient­o cortés. En general es un servicio ordenado. No hago lo mismo cuando visito Higüey o Punta Cana, porque la oferta de las empresas no tiene la mínima calidad. Para no abundar, basta decir que la descripció­n es casi todo lo contrario.

Reflexiona­ndo sobre estas realidades y el absurdo y frustrante comportami­ento de estos empresario­s de mi ciudad natal (soy orgullosam­ente higüeyano), he llegado a la conclusión que no han descubiert­o que en el largo plazo tendrán más prosperida­d tirando al zafacón el disfraz de sindicalis­tas y actuando como verdaderos empresario­s. Concluyo igual que en mi artículo anterior:

Llegó el tiempo de que los transporti­stas entiendan que la Constituci­ón garantiza la libre contrataci­ón y prohíbe los monopolios, y aprendan que para competir deben ser eficientes y ofrecer calidad. Ya no basta la complicida­d de las autoridade­s locales y las asociacion­es mafiosas. ¿Verdad Manolo?

El autor es periodista.

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