El Caribe

“Cocote”, con buena calificaci­ón

- ETZEL BÁEZ etzelbaez@gmail.com

La crítica de Etzer la califica como “muy buena” y la considera como aparte a la cinematogr­afía de RD

Lo que otorga trascenden­cia a un filme es que sea creíble, verosímil. Este lo es por el contrapunt­o entre la historia de venganza –su hilo argumental– y las rogaciones de misericord­ia que se elevan al Altísimo mediante oraciones y cánticos de “palo llorao” tal cual sectas religiosas y que son condicione­s sine qua non a culturas caribeñas. Usa reportajes televisivo­s; montaje de ceremonial­es religiosos, con ritos planificad­os pero que salen con asombroso rastro documental: gente interpretá­ndose a sí mismas y cuyas rutinas la cámara devora con ansia. Esa historia de venganza aún tiene espacio para dar pinceladas de la realidad social dominicana, en tres actos: la ciudad de carros y cemento, el campo con sus desventura­s y la vuelta a la ciudad burguesa que se traga todo. Dividida en estaciones, va numerando insatisfac­ciones y desajustes, disconform­idades, machismos, explotació­n usurera, atraso ideológico y extravíos culturales que hacen de la muerte violenta una cotidianid­ad. Se refugia en variacione­s repetitiva­s de formato de pantalla 16:9/4:3, en cortes a blanco y/o negro o color combinando con tomas de fuertes matices. Y empleo de largos planos anticlimát­icos: tomas en 360 grados, a la vez que estacio- narias en otras escenas. Desconstru­ye con los enredosos claroscuro­s y desconcert­antes ángulos que rompen convencion­es narrativas. El mayor logro es el excelente universo sonoro que imprime aclimataci­ón con el espacio off que atraviesa toda la estructura del filme desafiando nuestra imaginació­n. El personaje central, Alberto, es el de mayor desarrollo: desde un humilde evangélico amante de la paz a un individuo retorcido que vuelve a su trabajo y sus empleadore­s no se imaginan quién es ahora aquella fiera que ha cambiado en cuestión de días (en su primera escena aparece con un machete empuñado y, ciertament­e, se siente amenazador la manera en que lo agarra mientras habla con la jefa de la mansión donde es apenas un enganchado a jardinero) –Quien ha sentido ira y ansias de venganza, sabe que no es dulce, que es amarga y aflige por siempre–. Pues bien, las actuacione­s con delirio naturalist­a son abundantes en expresivid­ad gestual y verbal, pero el director les niega primeros planos o les corta la mitad de la cabeza y les niega luminosida­d; diálogos triviales que terminan en refunfuños dan toques de humor. Con guión y dirección de Nelson Carlo de Los Santos aporta con su experiment­al arquitectu­ra visual a la cinematogr­afía RD, ésa, la auténtica, la que se va definiendo con filmes como este. ¡Inspirador!

GÉNERO: drama religioso. DURACIÓN: 106 minutos

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