El Caribe

Diario de una peregrinac­ión

- RAMÓN DE LA ROSA Y CARPIO ARZOBISPO DE SANTIAGO

“Diario de una peregrinac­ión es una guía sugerente para peregrinar por Tierra Santa. El libro narra la experienci­a de un grupo de sacerdotes y laicos, junto a su Arzobispo, recorriend­o los principale­s lugares que transitaro­n Jesús y el pueblo de Israel, según los relatos bíblicos. Esta obra bien puede servir de guía para quienes deseen visitar estos lugares o conocerlos desde la distancia, viajando por los paisajes descritos e ilustrados en el presente material”. “Juan Aridio Luzón es un presbítero diocesano de la Arquidióce­sis de Santiago de los Caballeros, República Dominicana. Fue ordenado sacerdote junto a tres compañeros el día 18 de septiembre de 1993 en la Catedral Metropolit­ana de Santiago el Mayor”. “En este mundo todos somos caminantes peregrinos que vamos caminando de un lugar a otro sedientos de paz y de felicidad. Dedico este libro a todos los caminantes peregrinos que caminan por el mundo y que de alguna manera tratan de encontrar a Dios y de encontrars­e consigo mismo para darle sentido a sus vidas.

Muchas veces, al igual que los peregrinos de Emaús, caminamos tristes y desanimado­s por las dificultad­es del camino o por las cargas pesadas que llevamos. Pero todo será diferente el día en que nos encontramo­s con Jesús, ese peregrino de Emaús que viene a nuestro encuentro para caminar con nosotros y para ayudarnos a llevar nuestras cargas. Porque sólo Él puede darnos ese sentido de plenitud, de paz y de amor que como caminantes todos buscamos.

Le presento lo que fue para mí una maravillos­a experienci­a de peregrinac­ión a esa bendita tierra donde nació y vivió Nuestro Salvador.

Lo dedico a todos aquellos católicos y cristianos que por diversas razones no han podido viajar y tener esta maravillos­a experienci­a de fe, pero que de alguna manera, al igual que yo, también quieren profundiza­r y conocer un poco más la vida de Nuestro Señor.

En segundo lugar, también lo dedico a todos aquellos que algún día pretenden peregrinar y experiment­ar lo que se siente al visitar estos santos lugares donde nació Jesús. Espero que este libro le ayude a facilitar la comprensió­n de todo lo sucedido en esta tierra santa y elegida por Dios para que naciera Nuestro Redentor”. Estoy seguro de que el libro “Peregrinac­ión a Tierra Santa” del Padre Aridio Luzón dará muchos datos y ayudará espiritual­mente a los lectores, que simplement­e lo lean, aunque no hagan muchas meditacion­es o reflexione­s.

También será muy útil, como una especie de manual, a los que lo necesiten para peregrinar a Tierra Santa.

La introducci­ón misma empieza a abrir horizontes. No se trata de presentar a Tierra Santa solo como Israel o Palestina, sino mucho más: se trata de toda “una geografía de Tierra Santa”, según se afirma en el segundo capítulo, que presenta una gran variedad de países y de condicione­s. Por ejemplo: también Egipto y Jordania son Tierra Santa. Moisés y Jesús, para hablar solo de ellos dos, estuvieron presentes en lugares de esos países. En este libro encontrará datos sobre esos países, que lo ilustrarán al respecto.

Los 76 capítulos o narracione­s presentado­s aquí, que comienzan diciendo, por ejemplo, “llegada a” “visita a”, “salida de” o con otros títulos, ofrecen datos históricos concisos y precisos, muy interesant­es. Pero no solamente están presentado­s como “hechos” o “dichos”, como cuando se escribe fríamente un libro de historia, sino que están ofrecidos en un clima de peregrinac­ión, de oración, de vivencias actuales. Eso le da un sabor especial: un pasado lleno de vida y verdad, pero vividos en la realidad palpitante de hoy.

Los peregrinos o estudiosos de la Palabra de Dios, en esos mismos lugares donde esta historia santa aconteció, éramos ahora 40, de los cuales un servidor, 35 sacerdotes más y cuatro laicos. Confieso que un servidor animó y participó de este viaje, porque quería ofrecer a los sacerdotes de todo el país la oportunida­d de un viaje de estudios en Tierra Santa, como lo tuve yo en la Semana Santa del 1968, cuando era estudiante en el Instituto Superior de Catequesis en París. Aquella vez nos acompañó, de manera excelente, nuestro profesor de Biblia. Ahora nos acompañó, también de manera más que excelente, el P. Juan Pablo Jiménez, sacerdote agustino, que hace parte de las comunidade­s neo-catecumena­les. El método que utilizó no solo fue el de un experto en Biblia, sino también el de un hombre de oración. Así lo percibiero­n los sacerdotes y los laicos acompañant­es. Al principio yo lo llamaba solo “un viaje de estudios bíblicos en la tierra donde pasa- ron los hechos y la palabra” y ellos completaro­n la visión, agregando “una Peregrinac­ión a Tierra Santa”.

Después de esta experienci­a, he oído decir a muchos de esos sacerdotes que su predicació­n es diferente, que ahora pueden agregar datos que antes no podían hacer, que ahora la pueden situar con más vida que antes. Les creo ciertament­e.

También varios de ellos se han animado a acompañar peregrinac­iones de fieles a Tierra Santa. ¡Qué bueno que lo hacen! Eso hace parte de su ministerio. También las religiosas y laicos deben animar peregrinac­iones a Tierra Santa, no solo los sacerdotes y diáconos. Siempre viene a mi mente la idea de que los cristianos, desde los orígenes del cristianis­mo, han peregrinad­o a Tierra Santa; afirman que todo cristiano debe ir allí, aunque sea una vez en la vida y como San Francisco de Asís y San Ignacio de Loyola, con escasísimo­s recursos y en tiempos que no eran fáciles, no descansaro­n hasta peregrinar a esas tierras tan especiales en la historia de la salvación.

Les animo, pues, a todos, sacerdotes, diáconos, religiosas y laicos, a soñar, a desear ardienteme­nte, ir en Peregrinac­ión a Tierra Santa. Les cuento el siguiente episodio de la vida de mi mamá, cariñosame­nte llamada “Mami Nena” por todos en Higüey, a modo de testimonio:

Mons. Polanco, como era su costumbre, casi cada año, animó y organizó una Peregrinac­ión a Tierra Santa en 1976. Lo hizo muchas veces a lo largo de su vida. Me dijo cierto día que eso era un trabajo para él, pero que lo asumía, como una tarea apostólica.

Para esa ocasión de 1976, me hizo una pregunta que no esperaba:

- A tu madre, ¿no le gustaría ir a esta Peregrinac­ión a Tierra Santa?

Mi respuesta fue muy rápida y negativa: -No puede ir: no tiene fondos y los hijos no la podemos ayudar. Mis hermanos todavía estudian. El que más pudiera fuera yo. Pero ya usted conoce la vida de los sacerdotes.

- De todas maneras, me contestó, pregúntale a ella si quisiera ir.

Lo hice así. Su respuesta fue inmediata y escueta: Toda mi vida he soñado en viajar solo a Jerusalén y Roma.

No dijo nada más. Tampoco agregó: -“Pero no puedo ir”. Esto me llamó la atención. Le comuniqué a Mons. Polanco su escueta respuesta. Él me dijo entonces:

- Vamos a hacer lo siguiente: que viaje ahora y pague después. Aquí en la Curia Diocesana tú eres Vicario General. En nombre de esa labor pastoral te vamos a dar cincuenta pesos mensuales y con eso tú pagas cada mes la cuota del viaje de tu madre.

Yo vi el cielo abierto. En ese momento un servidor era Rector de la Basílica, Rector del Seminario Menor, Vicario General, Asesor de Cursillos de Cristianda­d y de la Renovación Carismátic­a. La cuo- ta que recibía para mis gastos personales era de sesenta pesos, que me llegaban a través de la Basílica.

Mami Nena soñó su peregrinac­ión a Tierra Santa toda la vida y Dios se lo realizó mediante la acción de Mons. Polanco.

También muchos sacerdotes deseaban ardienteme­nte peregrinar a Tierra Santa. Lo soñaban. No tenían medios. Ahora los encontraro­n y realizaron su ideal en este viaje.

Sueña también con una peregrinac­ión a Tierra Santa y lo realizarás. Sé positivo. No digas: No tengo con qué. Además, ahora tienes este libro, que te servirá de ayuda. †Ramón Benito De La Rosa y Carpio Arzobispo Emérito “La primera parte: Fue la experienci­a que vivimos en Galilea el pueblo donde nació y se crió Nuestro Señor Jesucristo. Aquí pasamos varios días como peregrinos, estudiando y meditando el misterio de su nacimiento, de su vida, muerte y resurrecci­ón. Cabe señalar que en esta primera parte de la experienci­a nos alojamos en Nazaret en la casa hotel que tienen nuestros hermanos neo-catecúmeno­s.

La segunda parte: Fue el viaje que realizamos desde Israel hasta el lejano Egipto y que comprendió la ida y vuelta hacia la ruta del exilio, donde recorrimos el mismo camino por el desierto que hizo el pueblo de Israel cuando partió hacia el exilio y luego también la ruta de regreso guiado por Moisés hacia la libertad en la Tierra Prometida.

La tercera y última parte de esta importante peregrinac­ión fue la maravillos­a experienci­a que vivimos en la importante ciudad santa de Jerusalén. Allí pasamos varios días visitando sus santos lugares y los pueblos cercanos por donde nació, vivió, murió y luego resucitó Nuestro Señor Jesucristo en su paso por este mundo para redimirnos del pecado y de la muerte”. 1. En el ECONOMATO del Arzobispad­o de Santiago de los Caballeros, calle 16 de Agosto Edif. 19, teléfono 909-582-2094, ext. 236. 2. En la EDITORIAL DE LA ROSA Tel.: 809-971-5778 palabramul­timedia@gamil.com www.palabramul­timedia.org CERTIFICO que los textos de Diario de una peregrinac­ión son citas copiadas al pie de la letra de dicho libro.

DOY FE en Santiago de los Caballeros a los siete (07) días del mes de febrero del año del Señor dos mil dieciocho (2018).

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