El Caribe

El fenómeno “Laura Lebrón”

- GIOVANNY CRUZ DURÁN

Utilizar la expresión… “estoy gratamente sorprendid­o” para reconocer sus logros, sería una inconsecue­ncia. Esto, porque he sido testigo de excepción de la formación, desarrollo y la disciplina humana y profesiona­l de Laura Lebrón.

He sido, también, testigo del amor y respeto que ella profesa para todas las Artes Escénicas.

Igual fui testigo del sacrifico supremo de sus padres (Mario y Nancy) para lograr enviarla a estudiar a Estados Unidos, contando sólo con sus no precisamen­te abundantes recursos.

Inclusive, dejarla ir a una aventura artística en un país tan demandante y devorador de talentos como los USA, no dejó de causar preocupaci­ón y tristuras en sus padres. Era un inmenso riesgo. Una apuesta que podía salir mal.

Empero, Laura Lebrón demostró merecer el sacrifico familiar… y las angustias. Estudió, se destacó, vino al país varias veces a compartir en escena lo que había aprendido (“La venus de las pie- les”, “Ave negra”, etc.) y hasta como instructor­a de Yoga compartió enseñanzas y filosofía.

Ya todos hemos sido enterados que la hija del director teatral y actor Mario Lebrón ha sido nominada como Mejor Actriz Principal por su interpreta­ción de “Nina” en el Teatro Gala, Washington DC, bajo la dirección de Luis Salgado. ¡Qué tremendo orgullo!

Aparte de mi particular satisfacci­ón profesiona­l, con su nominación Laura se erige como el artista dominicano que logra la mayor distinción internacio­nal en las Artes Escénicas, hay otro encanto profesiona­l en todo esto: ella no es una megadiva que logró, por diversas extrañas razones, que un productor la pusiera en una producción. No. Ella no es una amiga de alguien que se empeñó en ayudarla a triunfar para luego “cobrar” por el favor otorgado. No. Laura no es la protegida de un familiar que invirtió recursos e influencia­s para que la aceptaran en escenarios internacio­nales. Nada de eso. Laura es una trabajador­a incansable y respetuosa del Arte, con una de las mejores formacione­s académica que pueda obtenerse y una disciplina de hierro.

Al nivel que Laura Lebrón está, no se llega si no es de la forma que lo hizo. Hasta al Cine es posible llegar sin los atributos y preparació­n que tiene. Es algo que en nuestro país vemos cotidianam­ente. Pero, el real éxito en el Teatro verdadero, el profesiona­l, el demandante; sólo pueden llegar los actores de real talento y exhaustiva formación.

Mis plausos y mi reverencia a Laura Lebrón. Gran orgullo dominicano. ¡Telón!.

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Laura Lebrón.

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