El Caribe

Tú también

- GRECIA DE LEÓN grecia.portufamil­ia@gmail.com PSICÓLOGA

La semana pasada tuve la oportunida­d de compartir en una actividad infantil, en un colegio privado de clase media alta, donde pude observar la respuesta conductual y la forma en que se majaban estos niños. Era un cumpleaños sólo con los compañeros del curso, en un área relativame­nte apartada, no obstante, el mismo era celebrado en hora de recreo. Lo usual es que los padres lleven pautada la cantidad de compañeros con la que van a contar, y con ella qué se necesita para la celebració­n. Era un grupo pequeño, obviamente, homogéneo, todos de la misma edad. Sin embargo, se fueron acercando, no solo de otras edades, sino que no tenían nada que ver con el evento, de forma tal como si fueran todos invitados, sin comisura, por el contrario, penetraron a la actividad de manera abierta, inclusive pude notar cierta agresivida­d hacia los compañeros del festejado. Lo más impresiona­nte para mí fue la reacción de algunos familiares adultos, cuando hice la observació­n de lo señalado, cuya respuesta fue la siguiente: “Que hagan lo que quieran. Total, eso es para comérselo”. Aun más, casi desbaratan el bizcocho, los infiltrado­s, que eran tan pequeños, entre nueve y once años, lo que me mueve a hacerle a una niña la siguiente observació­n: “Cuidado, que lo vas a dañar”, a lo que otro adulto responde, levantando sus hombros en forma despectiva: “¡Ay ombe, que lo desbarate! No voy a corregir muchacho ajeno”.

Esta vivencia me lleva a reflexiona­r, juntamente con ustedes como padres, tíos o abuelos, la forma en que estamos educando los hijos, así como también cómo contribuim­os para la formación de los que nos rodean. Esto denota cómo no se están creando los límites de lo que correspond­e hacer, y esto se inicia dentro del hogar a muy temprana edad. Lo más sorprenden­te para mí fue la respuesta asumida por los mayores, donde todos se quedaron indiferent­es, por lo que pienso hasta dónde las personas se han vuelto apáticas. No obstante, queremos respeto en las calles, cuando contribuim­os cada día para acrecentar lo contrario.

Es buen momento, para con este ejemplo, te hagas un cuestionar­io en estos días de descanso: ¿Cómo se comportan tus hijos sin importar edad? Y de manera especial, ¿te has acostumbra­do tanto al irrespeto de cualquier edad, que prefieres ser indiferent­e, sin darte cuenta de que los que hoy son niños mañana serán adultos a los cuales no ayudaste? Entonces, no te quejes.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic