Las visitas sorpresa
NO SABEMOS si recordarán aquella imagen publicada en portada por elCaribe hace cerca de seis años. Un presidente de la República saltando un charco en un camino vecinal.
La gráfica dio mucho de qué hablar. No se podía adivinar el alcance. Si se trataba de una simple caminata de observación a discreción de algún proyecto desconocido o qué. No hubo explicaciones.
Luego fue divulgada una segunda imagen igualmente impresionante. Y llegamos a advertir los riesgos del Presidente en “extraños recorridos” por lugares inhóspitos, con escaso acompañamiento.
Hasta que empezaron a divulgarse los encuentros cara a cara con comunitarios, casi siempre en comunidades rurales.
Eran los inicios de las visitas sorpresa que ya todos conocemos y que van por la número 200, que han parido igual o más cantidad de proyectos de impacto socioeconómico.
Se podrá cuestionar el alcance de los emprendimientos estimulados o apoyados por el Presidente Danilo Medina, pero la realidad es que han generado felicidad y empleos a miles de personas, y singularmente han establecido una relación cercana de un jefe de Estado con ciudadanos de los estratos más humildes de la sociedad.
Merecen reconocimiento. SANTOS AQUINO RUBIO
El incorrecto manejo de la Justicia, sobre todo, por los niveles de impunidad y los privilegias que otorga a los de cuello blanco que comenten crímenes y delitos, ha sido una de las causas del auge de la criminalidad que está convirtiendo al país en un territorio invivible.
Las fatales decisiones de muchos jue- ces y de los fiscales corruptos, así como las autoridades coercitivas que contaminan las pruebas o producen decisiones privilegiadas por dinero, deben ser mantenidos en la mira, para que alguna vez paguen con creces el daño que hacen a la sociedad.
¿Cómo pueden detenerse la delincuencia y la criminalidad, si sus principales padrinos son quienes protegen e encubren a los más feroces criminales y delincuentes?
¿De qué manera podemos pensar en un país de progreso y bienestar, si la autoridad competente y reguladora es la primera en violar las leyes y alimentar la corrupción y el crimen, organizado o común?
Realmente vivimos en una sociedad en caos, no hay garantía de tránsito, los hogares se han convertido en cárceles familiares de las que pocos quieren sa- lir porque el crimen siempre está al acecho.
Cuando por obra y gracia del Espíritu Santo algún criminal, corrupto o delincuente es aprehendido o puesto en manos de la Justicia, algo ocurre para que su estadía fuera de la sociedad sea breve y pueda volver sin miedo a sus andanzas. En cambio, cuando cualquier infeliz comete un error o viola impensablemente la Ley de Tránsito, debe prepararse para la sanción más dura.
No podemos pretender vendernos como país seguro ni como como sociedad avanzada si, definitivamente, seguimos pensando en las nubes, mirando en el aire, sin pisar la verdad en la dura tierra. Necesitamos que las autoridades lo tomen en serio y piensen que el país es de todos.
El autor es abogado y periodista.