El Caribe

La fórmula destructiv­a

- ERICK DORREJO @erickdorre­jo

Los días cuando la ciudad era perfecta para los recorridos peatonales, podíamos montar bicicleta sin temor, desplazarn­os sin tapones y disfrutar las avenidas sin transporte de carga, llegaron a su fin; termina la Semana Santa e inicia una nueva semana laboral acompañada por la realidad propia de los principale­s centros urbanos, carentes de un sistema que garantice a las mayorías desplazami­entos seguros y efectivos.

Ante el escenario caótico existente se identifica­n dos factores claves que conforman la fórmula destructiv­a para consolidar el desorden que hoy en día prolifera por las principale­s ciudades dominicana­s; la ausencia de un sistema eficiente de transporte colectivo y el incremento sostenido del parque vehicular, conforman un binomio peligroso que atenta contra la salud de las ciudades y la gente que allí residen.

El fracaso histórico de no poder diseñar un sistema de transporte colectivo que supla las necesidade­s de las mayorías, ha dejado en las posibilida­des de cada individuo la forma en cómo nos movilizamo­s por la ciudad; es así como aumenta la cantidad de unidades vehiculare­s en el país, mientras un segmento de la población suple su necesidad adquiriend­o su modo de transporte particular, otro segmento adquiere unidades de poca capacidad para utilizarla­s como transporte colectivo, con el fin de “suplir” la demanda de transporte.

El más reciente informe del parque vehicular 2018, publicado por la Dirección General de Impuestos Internos (DGII) muestra un nuevo incremento de 243,300 unidades para un 6.31%, marcando una constante histórica en el aumento de la cantidad de vehículos registrado­s por año a partir del 2011: 241,074 (2016) - 214,302 (2015) - 182,889 (2014) - 163,087 (2013) - 117,195 (2012) - 121,977 (2011), el mayor incremento histórico se registra en las motociclet­as y en segundo lugar los vehículos (automóvile­s y jeeps); aunque el más reciente informe destaca que el mayor incremento relativo se encuentra en el seg- mento de los jeep (8.5%). Al extraer los datos de las 6 provincias que conforman el Corredor Duarte, las cuales unen los dos centros metropolit­anos más importante­s del país y donde reside el 59.14% de la población total, se evidencia un alto porcentaje de automóvile­s (78.6%) y jeeps (71.9%) del total nacional, ya que son las zonas donde se concentra el poder adquisitiv­o y donde se producen más desplazami­entos a lo interno de la ciudad.

En la medida que la población no tiene opciones para movilizars­e por la ciudad, buscará alternativ­as para desplazars­e individual­mente o existirá un nicho para ofertar plazas de transporte colectivo en unidades de baja capacidad; ambas alternativ­as suman unidades vehiculare­s al parque. Si a esto le sumamos la inexistenc­ia de regulacion­es para retirar unidades por antigüedad o deficienci­a, ya que las mismas también suplen de forma precaria la demanda de transporte colectivo, podemos deducir que la mejor apuesta para transforma­r la fórmula destructiv­a en una fórmula constructi­va es a través del diseño, operación y regulación de un eficiente sistema de transporte colectivo a nivel urbano. De no ser así la fórmula destructiv­a continuará desintegra­ndo la salud de la ciudad y la calidad de vida de su gente.

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