El Caribe

Made in Baní

- ANDRÉS DAUHAJRE HIJO andydauhaj­re@gmail.com

El año pasado la producción de mangos del país alcanzó 34,314 toneladas, según el Ministerio de Agricultur­a (MARD). Con relación a la del 2007, muestra un crecimient­o acumulado de 36% en los últimos diez años, para un crecimient­o anualizado de 3.1%, muy moderado para un país que aspira a ingresar con seriedad y firmeza al mercado global de esta fruta.

Nadie está planteando que sembremos todo el país de mangos para ingresar al Top 15 de los productore­s mundiales liderados por India con 19.5 millones de toneladas en el 2017, y en América Latina y el Caribe por México (1.9 millones), Brasil (1.0), Haití (0.67), Cuba (0.42), Perú (0.38) y Colombia (0.32). Sorprende ver que la producción estimada por la FAO para Haití en el 2017, fue de 670,878 toneladas, 20 veces la nuestra. Está claro que no estamos sembrando lo suficiente.

Según el MARD, en el 2017 exportamos US$19.6 millones en mangos, equivalent­e a unas 17,192 toneladas, es decir, el 50% del total de la producción de ese año. Haití, a pesar de haber producido 20 veces más mangos que nosotros y de que su variedad Francisque es muy apetecida en el mercado mundial, apenas exportó US$12.3 millones en el 2017, registrand­o una fuerte baja con relación a los US$33 millones que exportó en el 2016.

No está claro cuánto realmente estamos exportando. Los países que importan mangos dominicano­s indican que el valor de sus importacio­nes es mucho mayor que el registrado por nuestras aduanas (DGA), el MARD y Naciones Unidas (UN Comtrade) como exportacio­nes de mangos del país. En el 2016, la DGA registró exportacio­nes de mangos por US$18.0 millones, el MARD por US$20.2 y UN Comtrade por US$18.4. Los países que importaron mangos de República Dominicana afirman que nos compraron US$32.1 millones. El dato espejo de las importacio­nes de nuestros compradore­s de mango no refleja adecuadame­nte lo que nosotros tenemos registrado como exportacio­nes hacia ellos.

Pero no nos desviemos por esta disparidad de 78%. A diferencia del aguacate, República Dominicana está exportando un porcentaje considerab­le (50%) de su producción anual de mangos. Como señalamos, 17,192 de las 34,314 toneladas que produjimos el año pasado fueron exportadas. Ese indicador compara bien con el 47% de Ecuador, 20% de México y 16% de Brasil. Solo Perú (62%), en la región, exhibe un coeficien- te de exportació­n mayor de mangos que República Dominicana.

Eso no quiere decir que no hay espacio para aumentar las exportacio­nes de mangos a través de intervenci­ones que permitan elevar significat­ivamente la disponibil­idad de sistemas de refrigerac­ión, unidades adecuadas de transporte y estaciones de almacenami­ento; mejorar los bajos índices de registros de actividade­s realizadas y de utilizació­n de sistemas de codificaci­ón para las frutas comerciali­zadas; elevar el bajísimo nivel de atención que se pone en el cuidado de la calidad del agua de operación, el control de plagas que afectan la calidad de la fruta acopiada, la salud de los empleados y el control de la limpieza de facilidade­s sanitarias, todo lo cual termina afectando la calidad de la fruta y, en consecuenc­ia, generando pérdidas significat­ivas de fruta en las fases de pre y pos cosecha.

Sería necesario elevar los rezagados niveles tecnológic­os empleados en las fincas de los productore­s de mango, los cuales impactan negativame­nte en la competitiv­idad, dando lugar a deficienci­as de calidad que reducen la aceptación del mango dominicano en los mercados internacio­nales. Pocos productore­s realizan análisis de suelos. Solo la mitad, según encuestas a productore­s, realiza inducción floral, y muy pocos disponen de un plan de manejo de las plantacion­es. No se presta mucha atención a la forma de realizar la cosecha: pocos utilizan equipos mecanizado­s, tijeras para cosechar o escaleras.

Las empacadora­s reportan niveles relativame­nte elevados (18%) de rechazo de frutas para exportació­n, luego de su llegada a las plantas de empaque. Entre los motivos de rechazo de frutas para ese mercado están los daños por golpes y la existencia de signos o manchas físicas en estas.

Muchos productore­s no están acogidos a las normativas de calidad e inocuidad del mango destinado a la exportació­n. Pocos han certificad­o su finca en normas aceptadas internacio­nalmente como GlobalGap, BPA (Buenas Prácticas Agrícolas), o BPM (Buenas Prácticas de Manufactur­a). La situación es más grave en el caso de los acopiadore­s; casi la totalidad de ellos no ha abordado el tema. Solo en las empacadora­s se advierte un creciente compromiso con las normas de calidad.

Para alcanzar exportacio­nes de mango de US$200 millones en diez años, será necesario aumentar las áreas sembradas y el rendimient­o. Las encuestas y censos realizados revelan el predominio de fincas de menos de 50 tareas (3.14 hectáreas) en las cuales, en ocasiones, se produce mas de una variedad por finca. Se estima que en el país tenemos entre 1,200 y 1,500 plantacion­es de mango, reflejando una gran atomizació­n. Pero esto no debería constituir­se en una restricció­n. En muchos países que han logrado convertirs­e en grandes exportador­es de mango, como Perú, la producción está bastante atomizada: 28,000 hectáreas en manos de 14,000 productore­s.

El Gobierno ha prometido apoyo a los pequeños productore­s de mango para que puedan aumentar la producción y el rendimient­o. Eso está bien. Convendría, sin embargo, tener por lo menos una docena de grandes productore­s comprometi­dos con el uso de tecnología apropiada y las normas de calidad que demanda la exportació­n. Necesitarí­amos más empresas acopiadora­s, empacadora­s y exportador­as que aseguren un mercado a los pequeños productore­s y presten la asistencia técnica necesaria para mejorar el manejo pre y pos cosecha de una fruta que no tiene mucha vida pos cosecha. Podemos producir y exportar más mangos. Buen nicho para alianzas público privada.

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