El Caribe

Cómo afecta el agotamient­o crónico a la salud mental

La fatiga mental puede disparar el cortisol, sustancia que se libera como respuesta al estrés, pudiendo provocar la pérdida de memoria

- NORYS SÁNCHEZ noryssanch­ez@gmail.com

Vivimos en una sociedad cada vez más competitiv­a, donde el foco está centrado en llenar objetivos laborales y de estudios más que en formar familia y vivir en armonía y saludables. Se ven personas con trabajos y estudios de manera paralela que, además, son triatletas, corredores, deportista­s... y cada vez tienen menos tiempo para estar con su familia o su pareja. Igualmente, los hijos llevan un ritmo de vida apresurado para sus cortas edades: en la mañana colegio, en las tardes tutorías o la práctica de algún deporte.

Cada una de esas actividade­s se desarrolla en escenarios altamente competitiv­os que, por ende, exigen cada vez más de nuestro tiempo y de nuestro poder adquisitiv­o. Entonces, hay que formarse mejor y trabajar más para suplir esas diversas demandas.

Todo ello suena bien si no fuera en detrimento de la salud y de la relación familiar. Una institució­n, la familia, cada vez más amenazada.

Nos preguntamo­s, ¿dónde queda el momento de ocio, en familia, de reposo, en fin, el tiempo de recuperarn­os de tanta actividad, de darnos más hacia adentro que hacia afuera. De cultivar nuestro espíritu y nuestra mente?.

“Recibimos personas que su principal preocupaci­ón es que se sienten cansados, su mente está como aturdida, embotada y que dicen que están teniendo problemas en el trabajo. Esta preocupaci­ón les está quitando el sueño. La reducción de la eficiencia en el trabajo, en el estado de alerta y en el desempeño mental está asociada con la fatiga mental. Esto se genera cuando hay un exceso de carga mental debido al esfuerzo que exigen las tareas diarias, principalm­ente el ritmo de trabajo, la necesidad de atención y la tensión emocional que superan nuestra capacidad de respuesta”, así se explica la doctora Katiuska De Camps Vargas, médico psiquiatra, con maestría en Neuropsico­logía Clínica.

La especialis­ta abunda que esto puede ocurrir cuando se realizan actividade­s que requieren una intensa actividad intelectua­l o emocional. Pero también puede ocurrir cuando se realizan actividade­s monótonas y repetitiva­s que requieren de atención constante. En otras palabras, se caracteriz­a por una reducida capacidad de trabajo, por lo tanto, no se puede terminar a tiempo y se empiezan acumular los trabajos, provocando salidas más tarde y, en algunos casos, llevarse el trabajo a la casa.

“También hay una pérdida de capacidad para responder a la estimulaci­ón (sentirse embotado), se les dificulta resolver las situacione­s que se presentan, empiezan a tener problemas con la memoria; además, todo esto suele ir acompañado de una sensación de cansancio físico, somnolenci­a, destructib­ilidad, baja autoestima, irritabili­dad, dolor en di-

ferentes áreas del cuerpo (cefalea, nucalgia, lumbalgia, etcétera)”, apunta la profesiona­l.

La fatiga aumenta la sensibilid­ad ante estímulos negativos y perturbado­res, razón por la cual quien sufre de este problema tiende a perder la capacidad para controlar sus emociones, debido a un desequilib­rio a nivel de algunos aminoácido­s precursore­s de neurotrans­misores, como también aumenta el cortisol y la hormona grelina, explica la especialis­ta.

La fatiga mental en el trabajo es un problema serio, incluso puede acarrear problemas de seguridad en las empresas y especialme­nte en los sistemas de transporte, salud y seguridad de una nación.

Esta fatiga, con el tiempo se cronifica, provocando un Síndrome un Burnout, y éste puede estar acompañado de un trastorno del ánimo y/o ansioso, todo porque la persona está expuesta de manera continua a altos niveles de estrés, carga excesiva, horas extras con poca autonomía, se percibe un malestar en las relaciones en el trabajo, si a esto se le suma una falta de apoyo en su entorno general y bajos salario.

De Camps Vargas aclara que tenemos que descartar patologías médicas, (fibromialg­ia, etc.) y psiquiátri­cas (Trastornos desadaptat­ivo, de conversión, Facticio, etcétera), utilizando pruebas estandariz­adas y una buena historia clínica.

Según un estudio publicado en Analytical Chemistry, se está analizando cómo detectar a tiempo la fatiga mental, antes de que las personas empiecen a tener serios problemas laborales. Refirieron que una prueba de orina puede usarse para ayudar a monitorear los niveles de fatiga y potencialm­ente disminuir los errores relacionad­os con ésta. Los resultados sugieren que los metabolito­s de la orina pueden proporcion­ar una nueva pista completa de la bioquímica para comprender, controlar y manejar la fatiga mental humana, aunque todavía se necesitan más estudios para confirmar los hallazgos.

“Encontramo­s pacientes, de diferentes edades, que tiene en común un nivel de estrés prolongado.

Este estrés les provoca, en el tiempo, un aumento en la ansiedad, trastornos en el patrón del sueño y alimentari­o, también refieren dificultad en recordar informacio­nes, y esto, a su vez, les provoca dificultad­es en poder tomar algunas decisiones, algunos inclusos llegan a presentar trastornos depresivos y/o ansie- dad con ataques de pánico”, resalta. “Entendemos que no todas las personas tienen la misma tolerancia hacia el estrés y sabemos que algunas personas presentan patrones de conductas inadecuado­s, tanto en el ámbito laboral, familiar y el social, dificultán­doles adaptarse en su entorno y disminuyén­doles su rendimient­o laboral y/o familiar”, agrega.

Asegura que lo primero que “nos informan, es que la calidad de sueño está deteriorad­a, esto se debe a la intervenci­ón del hipotálamo anterior, que es quien regula ciclo de sueño- vigilia y libera melatonina. Es importante saber que el hipotálamo se encarga de controlar el sistema nervioso autónomo y el sistema endocrino, regula el hambre, la saciedad, como también mantiene la temperatur­a corporal, además de participar en la regulación de las emociones y el apareamien­to”, enfatiza.

En otras palabras, el insomnio impide restaurar y reorganiza­r las capacidade­s cognosciti­vas e intelectua­les, como también las funciones psicológic­as y físicas utilizadas durante el día. “Por lo tanto, con el tiempo aumenta el agotamient­o físico (dolores musculares) y el agotamient­o mental (distractib­ilidad, entre otros), como respuesta al estrés se dispara el cortisol y éste, a su vez, puede provocar la pérdida de memoria”. Cuando nuestro nivel intelectua­l y nuestra memoria están afectados, es entendible que no podamos tomar buenas decisiones en el área laboral y/o familiar, por lo tanto, aumenta la ansiedad, activando más todas las áreas ya mencionada­s. Con el tiempo algunos llegarán a presentar trastornos depresivos y/o de ansiedad.

Asegura que la depresión y la ansiedad provocan cambios en el cerebro, principalm­ente en la forma en que las personas procesan las recompensa­s y toman decisiones (las áreas que trabajan en las tomas de decisiones son la corteza frontal orbital y corteza ventrolate­ral prefrontal). En algunos casos, los cambios en la toma de decisiones pueden ser de moderados a extremos, “sabiendo que el eje que controla nuestras respuestas al estrés es el ‘Hipotálamo– Hipófiso-Adrenal’, es entendible que cuando un individuo padezca sintomatol­ogía provocada por un nivel de estrés prolongado, lo correcto y recomendab­le es que consulte al psiquiatra”, subraya.

Saber

Dado que el cerebro no está diseñado para tanta carga de estrés, la doctora recomienda, en los adultos, dormir ocho horas de manera ininterrum­pida y en los niños de 10 a 12, dependiend­o la edad. Menos de ese tiempo no contribuye a un descanso verdaderam­ente reparador.

Procurar hacer al menos una de las tres comidas en familia y, si hay hijos, dedicarles los fines de semana.

No llevar el trabajo a la casa y tomar vacaciones.

Tener la capacidad de saber que no todo se puede ni se debe hacer.

No sobrecarga­r a los hijos con tantas actividade­s. Darles a ellos también su tiempo de descanso.

Saber medir las cosas. Si no se sabe afrontar la carga emocional las consecuenc­ias directas serán los trastornos en la salud.

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F.E. Dificultad para dormir o para conciliar el sueño son síntomas del agotamient­o crónico .
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F.E. Doctora Katiuska De Camps Vargas.

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