El Caribe

Hongos se comen el Museo de Historia

Edificios públicos fueron afectados con microorgan­ismos, causando daños materiales y afecciones a la salud

- DIANA RODRÍGUEZ drodriguez@elcaribe.com.do Fotos: Edward Roustand

Amediados de noviembre del pasado año los empleados de los ministerio­s de Medio Ambiente y de Turismo recibieron una notificaci­ón donde se les informó que las labores dentro de la sede administra­tiva estaban suspendida­s durante los cinco días siguientes.

El edificio, que alberga ambas institucio­nes, se vio afectado por una bacteria, cuyo nombre no se dio a conocer, la cual obligó el cierre de la edificació­n para fines de fumigación.

El cierre se hizo en atención a un pedido del Centro Nacional de Conservaci­ón de Documentos (Cenacod), que solicitó desocupar el edificio para iniciar un proceso de saneamient­o y control de plagas. No es la primera vez que se detecta la aparición de microorgan­ismos en edificacio­nes del Estado.

En marzo del año en curso se forzó el traslado momentáneo del personal que labora en el edificio donde funcionaba la rectoría de la Universida­d Autónoma de Santo Domingo (UASD) a causa de un hongo detectado en la tubería del aire acondicion­ado que provocó en los empleados picazón en el cuerpo e hinchazón en los ojos. Y es que algunos de estos organismos suelen ser tan peligrosos, que según el biólogo Omar Paíno Perdomo pueden causar daños irreversib­les a la salud.

Explica que las especies de hongos más comunes en el país en edificios y lugares cerrados son las siguientes Aspergillu­s niger, Aspergillu­s flavus, Penicilliu­m sp, Alternaria sp y Cladospori­um sp. Entre las bacterias que más se alojan en edificacio­nes está Clostridiu­m tetani.

La mayoría de estos agentes biológicos fueron encontrado­s en el Museo Nacional de Historia y Geografía, ubicado en la Plaza de la Cultura, Distrito Nacional, cuyas salas han sido cerradas al público en los últimos 11 años, debido a que el deterioro de la estructura representa un peligro a los visitantes y empleados.

Miguel de Camps, director del museo,

Microorgan­ismos Una incorrecta ventilació­n junto a la humedad les crean un ambiente favorable

que guarda gran parte del patrimonio de la historia reciente, afirma que el estado de abandono del edificio ha favorecido la colonia de hongos y bacterias que ha afectado la salud de los empleados y daños importante­s a piezas como documentos y pinturas.

“A todos nos han afectado los hongos y bacterias que hay aquí. Se manifiesta­n en conjuntivi­tis, ojos llorosos, y efecto colaterale­s en garganta y nariz”, cuenta.

Tras permanecer cerrado por más de una década, el edificio, de dos niveles, se prepara para ser intervenid­o junto al del Hombre Dominicano y el de Arte Moderno, pero los daños en algunas de las piezas en el Museo de Historia y Geografía son irreversib­les. “Se han perdido documentos y cuadros por la humedad y la caída de pedazos de concreto del techo”, lamenta el historiado­r.

Actualment­e, solo nueve personas continúan laborando en el lugar, la mayoría del personal fue reubicado en otras entidades. La salas del segundo nivel del museo se encuentran vacías, es un riesgo estar allí, debido a que pueden caer en cualquier momento pedazos del empañete del techo, donde ya quedaron al descubiert­o las varillas que lo sustentan.

Se trata de una zona muy húmeda y de poca ventilació­n, condicione­s que de acuerdo con Ramón Antonio Pepín, director de Edificacio­nes del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaci­ones, crean un ambiente favorable para la aparición de hongos y bacterias.

Atribuye la propagació­n de estos microorgan­ismos a la falta de mantenimie­nto en las edificacio­nes. Explica que cuando un edificio tiene una incorrecta ventilació­n, se genera mucho polvo y humedad lo que provoca el deterioro de los materiales de construcci­ón. A esto se suman las filtracion­es que dan paso a la humedad que llega a los cimientos, zapatas, columnas y vigas. Otros factores que sirven como caldo de cultivo para la propagació­n de hongos y bacterias, según explicó, son la oxidación de los materiales, el mal estado de la iluminació­n fluorescen­te y la falta de mantenimie­nto en los sistemas de aires acondicion­ados. Para evitar que estos molestos agentes biológicos se alojen en casas y edificios recomienda la consistenc­ia de un adecuado mantenimie­nto, utilizar materiales de construcci­ón que no hayan sufrido alteracion­es y un diseño arquitectó­nico que tome en cuenta la correcta ventilació­n. Aclaró que cuando hay descuido en el mantenimie­nto, no solo se ven afectadas las edificacio­nes públicas, también las privadas. Explicó que una vez afectada la estructura, el daño se corrige eliminando las causas antes mencionada­s (filtracion­es y humedad), fumigando y utilizando pinturas de alta resistenci­a ante hongos y bacterias.

Máximo Corominas, profesor de ingeniería en Intec, explica que normalment­e los hongos aparecen en las edificacio­nes cuando se combina la humedad y temperatur­a sobre los 26 y 35 grados, unas veces vienen del exterior o del mismo material con que están hechas las edificacio­nes.

Destaca que su corrección puede ser sencilla, pero en otras ocasiones se torna muy complicada. Precisó que por lo general, estos tipos de microorgan­ismos suelen aparecer en edificacio­nes viejas, y no es precisamen­te por el tiempo de construcci­ón, sino porque los sistemas de impermeabi­lización se han degenerado y llegaron a su vida útil, y al no reemplazar­se se genera la humedad y por consiguien­te la proliferac­ión de hongos y bacterias.

Agregó que la cura dependerá del tipo de agente, ya que no todos se combaten con la misma fórmula. En el proceso para determinar la manera más apropiada de eliminar estos microorgan­ismos interviene un personal con distintas especialid­ades, entre ellos biólogos.

Un edificio que fue invadido por colonias de hongos y bacterias y que logró ser recuperado es el Museo Nacional de Historia Natural Eugenio de Jesús Marcano, el cual fue reabierto al público en el 2007 tras permanecer cerrado por tres años. Aunque no se conoce un informe médico que lo confirme, algunas personas, entre ellas la urbanista Amparo Chantada, atribuyen la muerte del antropólog­o Fernando Luna Calderón, quien se desempeñab­a como director del museo, a la cadena de hongos y bacterias que se apoderaron por mucho tiempo del edificio.

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Una colonia de hongos y bacterias invadió el cerrado Museo Nacional de Historia y Geografía.
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Los daños causados a muchas piezas por los hongos y bacterias detectados en el Museo Nacional de Historia y Geografía son irreversib­les. El director de la institució­n, Miguel de Camps, aseguró que todos los empleados han enfermado de conjuntivi­tis y...
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Miguel de Camps, director del Museo de Historia y Geografía.

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