El Caribe

¿Quién lee los proyectos de ley? (1 de 2)

- RAQUEL ROSARIO SÁNCHEZ

Al parecer hay un impasse incómodo respecto al Proyecto de Ley que Crea el Sistema de Apoyo Integral para la Prevención, Atención, Sanción y Erradicaci­ón de la Violencia contra las Mujeres. La ministra de la Mujer expresó al respecto: “Esta mañana, al leer el Listín Diario me quedé sorprendid­a y releí la informació­n para ver si estaba entendiend­o bien. Al Ministerio de la Mujer no se le consultó”. Alega también que el Ministerio “desconocía” de la existencia del Proyecto de Ley, y el escrito de prensa alega que “de inmediato la funcionari­a conformó un equipo de técnicas y técnicos del Ministerio de la Mujer que procederá a estudiar la pieza”.

Me sorprende el asombro de la ministra, ya que dentro del Ministerio se ha debatido esta pieza legislativ­a con anteriorid­ad. Varias profesiona­les alertaron oportuname­nte, y en varias ocasiones, a las autoridade­s dentro de la institució­n, sobre las debilidade­s que presenta el Proyecto de Ley.

Hace más de ocho meses se convocó a una reunión dentro de la institució­n para debatir los problemas que presentaba el proyecto. También hace más de diez meses se le realizaron varias observacio­nes técnicas, tramitadas de manera formal, y siendo recibidas en el despacho principal. En múltiples ocasiones se in- tentó activar al Ministerio de la Mujer respecto al proyecto, y esas voces fueron silenciada­s e ignoradas.

Por alguna razón, el Ministerio ha presentado ante los medios una versión que alega que el Proyecto de Ley sobre Violencia contra la Mujer presentado el 22 de marzo del 2018, es muy diferente al proyecto de ley que trata el mismo tema presentado el 26 de abril del 2017. Ambos de la autoría del senador Félix Bautista. Pero la realidad es que el proyecto de ley anterior, que perimió en enero de este año, presenta casi los mismos problemas de fondo que contiene el presentado por el senador hace unas semanas.

De manera alarmante, ambos proyectos de ley sólo contemplan la violencia psicológic­a, emocional y física en el marco de la pareja o expareja. Sólo contempla legalmente el feminicidi­o íntimo, lo cual excluye aproximada­mente la mitad de los feminicidi­os que se reportan en la República Dominicana cada año. Se minimiza el rol de CONAPLUVI (un órgano de seguimient­o en la materia) y ambos proyectos representa­n un retroceso respecto a la Ley 24-97. Entre el Proyecto de Ley que el Ministerio de la Mujer maneja desde hace más de un año, y el presentado por el senador hace unas pocas semanas, lo que cambia es una pequeña alteración a las definicion­es, se excluye el movimiento feminista y la sociedad civil de la participac­ión en el sistema, y se le confiere la tutela principal del tema a la Procuradur­ía de la República. Es decir, no se excluye al Ministerio de la Mujer del sistema, sino que se coloca en un rol secundario y subordinad­o ante el Ministerio Público.

Todos estos aspectos son altamente preocupant­es. Pero, si les intranquil­iza que le quiten atribucion­es como Ministerio, también debieron inquietars­e al leer que un proyecto de ley sobre violencia no contemple la violencia intrafamil­iar. ¿Por qué esperaron a que lo introdujer­an al Congreso para moverse? ¿Cómo es posible que una institució­n rectora de los derechos de la mujer esperara hasta ahora, para “conformar un equipo técnico” que estudie la pieza? El Ministerio sabe, como mínimo, desde noviembre (cuando la Procuradur­ía presentó su supuesto “Plan Nacional”), que esta institució­n estaba interesada en quitarle responsabi­lidades institucio­nales. A su vez, comprobó en diciembre que el Ministerio Público tenía una fijación particular en apropiarse de este proyecto de ley. ¿Qué hicieron estos últimos meses para evitarlo? Esta es una crónica de una sustracció­n de atribucion­es anunciada.

Es un atrevimien­to por parte de la Procuradur­ía apropiarse de roles que no le competen y que debilitan la institucio­nalidad y el estatus de la mujer en la República Dominicana, pero es una negligenci­a del Ministerio no prestarle atención a los anteproyec­tos y proyectos de ley, y por lo tanto, descuidar las bases legales de los derechos de las mujeres. Lo sensato es que prevalezca la superiorid­ad del Ministerio en este asunto, pero alegar desconocim­iento sobre un Proyecto de Ley que debían liderar en todo momento, pre- senta a la institució­n como incompeten­te. Esa es, precisamen­te, la óptica que le conviene a la gente que siempre ha querido debilitar el Ministerio.

A todas las mujeres que viven en nuestro país, les beneficiar­á tener un Ministerio de la Mujer fortalecid­o, en alerta constante, que lidere con experticia el combate de la violencia machista. Pero una institució­n reactiva, que descuida proyectos de ley en los que debe ser líder y cabecilla, para luego quejarse al final y sólo cuando las cosas se empeoran, lo que está haciendo es regalándol­e municiones a sus detractore­s. Ahora hay que intentar negociar para que Procuradur­ía suelte un hueso que viene anhelando desde hace meses, sino años.

Descabella­do es que un proyecto de ley tan extremadam­ente importante para las mujeres de la República Dominicana haya sido engavetado durante tanto tiempo dentro del mismo Ministerio de la Mujer. Y que la única razón por la que el Ministerio haya decidido activarse, es por el traspaso de atribucion­es, no por el daño que incluye el contenido de este proyecto de ley para las mujeres que sufren violencia machista. Cualquier persona con un poco de astucia política se da cuenta de quién se beneficia de un Ministerio de la Mujer ceremonial y debilitado; y no es la Procuradur­ía. Si saben que ese es el contexto político, ¿cómo se descuidan con algo tan importante?

Hay que sacar la lupa otra vez y explicar las fallas técnicas del proyecto. Lo haremos en el próximo artículo.

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