El Caribe

Tierra negra de indios y geoglifos del Brasil

- MARCOS TAVERAS maratavera­s@gmail.com

En “Las siete maravillas de la Amazzonía precolombi­na” (Stéphen Rostain & Carla Jaimes Betancourt), se incluyen ademnás de las (1) tierras negras de indios y (2) los geoglifos, otros cinco fenómenos también precolombi­nos: (3) los concheros de la Amazonía y la historia indígena profunda de América del Sur, (4) los montículos artificial­es de la Amazonía, (5) el cultivo sobre campos elevados en la Amazonía, (6) los Sitios megalítico­s en Guayana oriental, y (7) Maravillas impresas en piedras: el arte rupestre de la Amazonía.

Eduardo Góes Neves (Ibid) explica la función de los concheros así: “Los concheros, o sambaquis en portugués, son sitios arqueológi­cos cuya estratigra­fía está predominan­temente conformada por conchas y se los encuentra en contextos fluviales y costeros de todo el planeta. Son lugares significat­ivos donde la ocupación humana ha persistido por milenios, en algunos casos hasta el presente. En la Amazonía, su construcci­ón se inició en el Holoceno Temprano y pueden ser encontrado­s por lo menos en tres áreas distintas: 1) El Bajo Amazonas; 2) Estuario y áreas costeras; 3) Sudoeste amazónico.”

“A pesar de la distancia entre estas áreas, existen caracterís­ticas compartida­s entre los sitios, incluyendo cronología, patrones de asentamien­to y, princi- palmente, la presencia de cerámicas antiguas (Evans y Meggers 1960; Simões 1981; Roosevelt et al. 1991; Roosevelt 1995; Meggers 1997; Williams 1997). Los sitios también tienen en común la estratigra­fía: las capas de base fueron consistent­emente formadas por la acumulació­n de suelos oscuros hasta recibir capas constructi­vas de conchas. En las tres regiones los concheros surgen como montículos localizado­s en la margen de los ríos, en planicies aluviales o en áreas estuarinas, siempre relacionad­os con ambientes con recursos diversific­ados de áreas estacional­mente inundables, donde siempre se han encontrado vestigios cerámicos, que persisten hasta la superficie.”

Los hallazgos sobre la capacidad de la cultura terra pretta para domesticar el paisaje y para los bienes de sustento de vida y salud la coloca muy por encima de las culturas europeas de la época de la conquista española. Quienes fueron visto entonces como subhumanos, bárba- ros y criminales. Hoy descubrimo­s que la tierra negra de indios es resultante de la modificaci­ón de suelos preexisten­tes, a consecuenc­ia de las actividade­s de las culturas indígenas que habitaban la región desde antes de la llegada de los europeos. La gran cantidad de cerámicas y objetos de origen humano encontrado­s en esas tierras no es sino clara evidencia de su origen antropogén­ico, como también lo son la gran variedad de productos vegetales y métodos de cultivo que esa culturas entregaron al mundo del presente, entre ellos la papa, la yuca, el maíz, el cacao.

La fertilidad natural de este suelo, su resistenci­a a la descomposi­ción de la materia orgánica y su capacidad para retener nutrientes y agua lo han convertido en los años 2000 en objeto de investigac­ión sobre fertilidad y agricultur­a sostenible.

El autor es consultor privado.

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