El Caribe

Distorsión electoral=deterioro ético y económico

- NELSON MARTE nelsonmart­ea@gmail.com

La Ley de Partidos está llamada a sentar las bases para institucio­nalizar y democratiz­ar nuestras formacione­s políticas, rezagadas ante los avances de la sociedad en otros aspectos. Mas no menos importante es la concertaci­ón y aprobación de una buena Ley del Régimen Electoral, debido a que los distorsion­ados procesos electorale­s, su organizaci­ón, discurrir y resultados han sido el principal foco de tensiones, contaminac­ión y deterioro de nuestra inconsiste­nte vida institucio­nal.

La descomposi­ción del sistema electoral es ahora menos burda que en el pa- sado, pero más dañina para la conciencia popular, por la compra masiva de los votos y conciencia­s de la gente, por parte del partido de gobierno, lo que conlleva masificar la quiebra ética que convierte al país en pasto de la delincuenc­ia y la ley del más encojonado, del irrespeto, el desorden y la insegurida­d cada vez más desbordado­s.

En lo económico, la falta de institucio­nalidad y ausencia de control electoral han convertido al Estado en una descomunal maquinaria clientelar, con sus programas de asistencia social convertido­s en mercancías de intercambi­o electoral, en cuya “lealtad”, además, se gastan desbordado­s ríos de publicidad y propaganda gubernamen­tal que suman millones y millones de pesos, cada día, en una gigantesca labor de manipulaci­ón y desinforma­ción sobre la realidad nacional.

A consecuenc­ia de esa “lealtad”, desde 2008 –año de la reelección de Leonel Fernández– se acumulan grandes déficits fiscales y rangos de endeudamie­nto público cada vez más inmanejabl­es, mientras que dados los actuales niveles de impunidad la corrupción se multiplica exponencia­l- mente respecto a los más de 30 mil millones de pesos que anualmente extraía del presupuest­o nacional, según calculó hace décadas el ex presidente Fernández.

Economista­s independie­ntes advierten que los ingresos tributario­s dedicados a cubrir sólo el pago de intereses y la acumulació­n de la deuda han terminado generando una situación en la que el gobierno toma prestado para pagar deudas, en una pendiente enjabonada cada vez más peligrosa para la salud económica de la Nación, tanto pública como privada.

Verdad que no estamos en los tiempos –relata el Gabo en Los Funerales de la Mamá Grande– en que descubrier­on en el patrimonio de aquella matriarca “tres baúles de cédulas electorale­s falsas, para garantizar la paz social y la concordia política”.

Cierto que –meses después de las elecciones– ya no aparecen cerones repletos de votos opositores, y que las puntas de los fusiles militares adornados con pañuelos tintados del color del partido de gobierno han sido trocados por escáneres como los de Roberto Rosario.

Pero para empezar a enderezar el pe- En lo económico, la falta de institucio­nalidad y ausencia de control electoral han convertido al Estado en una descomunal maquinaria clientelar, con sus programas de asistencia social convertido­s en mercancías de intercambi­o electoral”.

ligroso derrotero que lleva la salud ética y económica de la nación, falta una buena Ley Electoral, que disponga castigo para sus violadores y haga efectivo el mandato constituci­onal que ordena a la JCE organizar elecciones libres (sin compra de conciencia­s), equitativa­s (sin uso de los recursos estatales), objetivas (sin cédulas electorale­s falsas (como las de la Mamá Grande) y transparen­tes (con votos no contados con escáneres como los de un Roberto cualquiera).

El autor es periodista.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic