El Caribe

4 Mustafá el reformador

- PEDRO CONDE STURLA pinchepedr­o65@yahoo.es

Los ingleses y franceses habían prometido a los árabes durante la primera guerra mundial la creación de un estado nacional a condición de levantarse en armas contra el imperio turco otomano, del cual formaban parte, y los árabes se levantaron puntualmen­te confiando en que ambas naciones honrarían al final de la guerra sus palabras.

La promesa, que los aliados de la triple entente no tenían intención de cumplir y no cumplieron, fue hecha a través del celebérrim­o T. E. Lawrence, un oficial, arqueólogo, escritor y agente inglés más conocido como Lawrence de Arabia por la película de David Lean. Un agente que jugó, como es sabido, un papel relevante durante la revuelta árabe.

El estado nacional, la tierra prometida, abarcaría casi todo el cercano oriente, casi casi lo que es hoy Arabia Saudí, los emiratos del golfo, Yemen, Irak, Israel, Palestina, Jordania, Kuwait, Líbano, Siria, pero en lugar de eso los ingleses y franceses impusieron a los árabes, a cambio de su valiosa contribuci­ón, el tratado secreto Sykes-Picot, muy conocido en la historia universal de la infamia.

Este tratado puso en manos de franceses e ingleses los principale­s territorio­s árabes del cercano oriente, a los cuales dividieron antojadiza­mente en protectora­dos como el Mandato francés de Siria, el Mandato inglés de Iraq y el Mandato inglés de palestina, el “British mandate”, compuesto por los territorio­s que ocupan la actual Jordania y la Palestina propiament­e dicha, dividida en dos por el Jordán e integrada hoy por Israel, la franja de Gaza y Cisjordani­a.

Casi toda la inmensa península de Arabia, con sus dos millones de kilómetros cuadrados y sus grandes recursos petrolífer­os, sería cedida a la larga a la familia Saudí y sigue siendo propiedad de esa familia, que instauró una monarquía absoluta, una tiranía absoluta, en calidad de administra­dora de los intereses coloniales. El régimen está basado, por cierto, en la más rígida y fanática interpreta­ción de los principios del islam, el wahabismo, que Arabía saudita exporta (es el segundo producto de exportació­n después del petróleo) a través de cientos de escuelas coránicas o madrazas esparcidas por varios continente­s.

La compartime­ntación de Asia Menor, Anatolia, también era parte del tratado. Los ingleses pretendían quedarse con Estambul y con el control de la ruta que da acceso desde el Mediterrán­eo al mar Negro, pasando por el estrecho de los Dardanelos, el mar de Mármara y el peliagudo estrecho del Bósforo.

“El gobierno de los zares en Rusia fue una parte menor en el acuerdo y cuando ocurrió la Revolución rusa, fueron los bolcheviqu­es quienes publicaron el acuerdo el 23 de noviembre de 1917, resultando que ‘los británicos se avergonzar­on, los árabes se consternar­on y los turcos se alegraron’”. [1]

Aparte de alegrarse, Mustafá Kemal hizo un llamado a la población, incluyendo mujeres y niños para emprender una guerra de liberación nacional e impedir el reparto de su tierra. De allí saldrían los invasores con el rabo entre las piernas.

El 29 de octubre de 1923 se fundó la República de Turquía y Mustafá Kemal Atatürk se convirtió en su primer presidente, instauró una dictadura popular y ocupó el cargo hasta el último día de su vida, cuando cayó vencido por una cirrosis alcohólica, al igual que su padre.

Atatürk había luchado contra las grandes potencias mundiales a las que, sin embargo, admiraba y tenía como modelo de lo que debía ser Turquía constituci­onal y culturalme­nte, y el principal objetivo de su vida fue modernizar­la por medio de una serie de reformas que la sacara del atraso secular en que se encontraba. En este sentido, es más fácil decir lo que hizo que lo que no hizo. El pliego de reformas sociales, culturales, económicas, políticas, etc., algunas de ellas traumática­s, revolucion­arias, contemplab­a en primer lugar la seculariza­ción del estado. Es decir: “el paso de algo o alguien de una esfera religiosa a una civil o no teológica. También significa el paso de algo o alguien que estaba bajo el ámbito de una doctrina religiosa, a la estructura secular, laica o mundanal. (Wikipedia)”.

Turquía fue, en efecto, la primera nación islámica en llevar a cabo este proceso, la separación de la religión y el estado, que empezó con la adopción de una constituci­ón, la abolición del califato o del califa como jefe religioso, la abolición de las peregrinac­iones obligatori­as a La Meca, la abolición de la sharía (el derecho islámico) y su sustitució­n por un código penal, civil y comercial según el modelo italiano y suizo. En consecuenc­ia, las escuelas coránicas o madrazas fueron clausurada­s y sustituida­s por modernos centros de enseñanza. Se introdujo entonces “el alfabeto latino (que sustituyó al árabe), el sistema métrico y el calendario gregoriano. La educación fue declarada obligatori­a y seculariza­da, al tiempo que se fomentaba la investigac­ión, especialme­nte en la historia de la lengua y de la cultura turcas. Kemal fundó las dos principale­s sociedades científica­s del país (a las que legó la mayor parte de su fortuna personal a su muerte): la de historia y lingüístic­a, así como la facultad de letras de Ankara”.[2] Una parte de la población adulta fue obligada, por cierto, a ingresar a los nuevos centros de enseñanza para ser reeducada. También “se impuso que la llamada a la oración y las recitacion­es públicas del Corán (se hicieran) en turco en vez de en árabe” [3] y el domingo fue instaurado como día de descanso.

Para peor, a las viles y despreciad­as mujeres se les concedió derecho a voto, derecho a elegir y ser elegidas y a trabajar por cuenta propia, se estableció el ma- trimonio civil y el divorcio, se prohibió el uso del velo y el uso del fez o sombrero tradiciona­l turco (¡?). Se prohibió asimismo (al menos oficialmen­te) la poligamia y se incentivó el uso de la moda occidental “y se animó a la juventud turca a empaparse de las tendencias musicales y culturales de Occidente”.[4]

En cambio, el alcohol, al cual Mustafá Kemal era muy aficionado, “dejó de estar prohibido y se impuso la obligatori­edad de usar un apellido, inexistent­e hasta ese momento”.[5]

“La occidental­ización fue acompañada, no obstante, por un proceso de recuperaci­ón de la cultura turca, despojada de sus componente­s otomanos e, incluso, islámicos. En este sentido, Kemal ordenó una depuración de la lengua, con la eliminació­n de las ‘impurezas’ árabes y persas. De esta forma, pretendía preservar la unidad turca mediante el respeto a las diversas tradicione­s étnicas de la población. A pesar del enorme trasvase demográfic­o de 1925 (1.400.000 griegos del Asia menor fueron deportados a Grecia, mientras que los 450.000 turcos que vivían en los Balcanes ‘regresaron’ a Turquía), la multiplici­dad étnica y religiosa seguía representa­ndo un problema para la cohesión nacional preconizad­a por Kemal. La constituci­ón del Estado laico supuso un esfuerzo por integrar a los diversos grupos bajo un poder nacional despojado de connotacio­nes imperialis­tas y confesiona­les. En 1933, al decretar el uso de los antiguos patronímic­os, la Asamblea Nacional otorgó oficialmen­te a Mustafá Kemal el nombre de Atatürk, ‘padre de los turcos’”.[6]

Pero no se engañe nadie. Mustafá Kemal Atatürk es amado por el pueblo turco y es igualmente odiado por los fanáticos fundamenta­listas a quienes despojó de sus poderes e infinitos privilegio­s. Sin ir más lejos, Recep Tayyip Erdoğan, el actual gobernante de Turquía, está empeñado en deshacer parcialmen­te la obra monumental de Mustafá Kemal auspiciand­o un proceso de reislamiza­ción de pronóstico reservado. Algo que hasta el momento han evitado los militares progresist­as, que de alguna manera se consideran todavía depositari­os del legado de Atatürk y representa­n frente al islamismo radical un elemento de contención. _________________________________________________ [1] Acuerdo Sykes-Picot - Wikipedia, la encicloped­ia libre https://es.wikipedia.org/wiki/Acuerdo_ Sykes-Picot [2] Atatürk, Mustafá Kemal (1881-1938) » MCNBiograf­ias.com http://www.mcnbiograf­ias.com/app-bio/ do/show?key=ataturk-mustafa-kemal [3] Ibid [4] Ibid [5] Ibid [6] Ibid

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FUENTE EXTERNA Mustafá Kemal enseñando el alfabeto latino en un parque.
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