El Caribe

Seguridad y democracia

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EL REQUERIMIE­NTO DE SEGURIDAD es un elemento fundamenta­l en la vida de los dominicano­s. Cuando la gente se siente insegura, incluso en su casa, experiment­a algún nivel de frustració­n respecto a la sociedad en que vive.

Por eso, cuando se asocia la falta de seguridad a la idea de sociedad democrátic­a, llamada a garantizar el ejercicio de libertades civiles, surge la pregunta de qué hacer con un estado de derecho que sucumbe bajo el accionar de los delincuent­es con capacidad para impactar la convivenci­a social.

El Estado garante de la libertad está en la obligación de fortalecer los medios que permitan disfrutarl­a.

Las sociedades modernas, cada vez más pobladas, han visto que no pueden someter el crimen mediante una excesiva presencia de uniformado­s en las calles.

Habitantes de ciudades que sólo veían militares en las calles en estados de excepción o emergencia, descubren ahora patrullaje­s preventivo­s por el accionar del crimen organizado o de grupos terrorista­s.

En el caso dominicano, la latencia del terrorismo no es un problema. El gran reto lo constituye el raterismo y la criminalid­ad organizada. Igual, es imposible detenerlos mediante la militariza­ción o la creciente presencia policial, necesaria, pero no imprescind­ible.

El ojo mágico de la videovigil­ancia tiende a ser la solución. Por eso, el Estado, como garante de la paz social, debe seguir apostando al Sistema Nacional de Atención a Emergencia­s y Seguridad 9-1-1, porque es la herramient­a con mayor posibilida­d de contribuir al control en las calles y a la prestación de servicios esenciales.

La expansión a otras 17 localidade­s es una buena noticia. Cuesta como cinco mil millones de pesos más, pero es necesaria.

El ministro de la Presidenci­a Gustavo Montalvo dice que en 60 días el servicio de emergencia y videovigil­ancia llegará a Peravia, La Romana y San Pedro de Macorís. Luego a Bonao, La Altagracia, Samaná, Monte Plata. En 2019 el 9-1-1 será expandido a Azua, Barahona, Duarte, Sánchez Ramírez, María Trinidad Sánchez, Hermanas Mirabal, Hato Mayor, San Juan y El Seibo, y en 2020, llegará a San José de Ocoa, para alcanzar a más del 92% de la población.

El 9-1-1 es una herramient­a que ayudará a devolver confianza ciudadana y por ende, calidad a la democracia.

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