El Caribe

Gobernar bien

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EL MINISTRO DE INTERIOR Y POLICÍA, José Ramón Fadul y el director del Departamen­to Nacional de Investigac­iones (DNI), Sigfrido Pared Pérez, responsabl­es de la seguridad nacional desde la perspectiv­a civil, fueron muy enfáticos ayer en afirmar que no existen indicadore­s de que haya planes para desestabil­izar al gobierno.

Es la respuesta a la versión del embajador dominicano ante la Santa Sede, Víctor Grimaldi, quien denunció desde Roma que se está articuland­o un movimiento dirigido a “desatar en breve una crisis”, que afecte la estabilida­d social, económica y política del país.

Más específica­mente el embajador dijo: “Existe un propósito planificad­o de intereses egoístas locales y transnacio­nales para producir desórdenes a partir del mes de agosto del 2018, similares a los ocurridos en varios países de América Latina, con el fin de presionar el desplazami­ento del gobierno del presidente Danilo Medina en la República Dominicana”, con lo que se busca crear el caos “y retrotraer al desorden la sociedad y el Estado dominicano, y romper su sistema democrátic­o”.

Entonces habla de “rumores” indicadore­s de que “ciertos poderes supranacio­nales” aprovechar­ían la situación para “desplazar hacia el territorio dominicano a millones de haitianos para darle una salida a la crisis de Haití…”

El ministro Fadul fue muy claro en señalar que aquí hay reclamacio­nes, reivindica­ciones sociales, “como es normal en todo régimen democrátic­o, pero aquí no hay ningún tipo de condicione­s, ni tampoco tenemos ningún tipo de informació­n de los organismos de inteligenc­ia, de que eso pueda ocurrir”.

El director del DNI dice que hay sectores que están ligados a estamentos de presión que quisieran pescar en río revuelto.

Naturalmen­te, esa posibilida­d siempre existirá en cualquier país.

Lo que se deduce de las declaracio­nes de los funcionari­os es que estamos ante una “advertenci­a” del embajador, para ser considerad­a, aunque su alusión a la “crisis de Haití”, resulta peregrina.

De todas formas, ante determinad­os acontecimi­entos en la vecindad, un alerta podría servir al menos para revisar los canales de informació­n del Estado. Pero lo esencial, en cualquier régimen, será siempre gobernar bien, al margen de cualquier amenaza fundada o falsa.

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