El Caribe

Costosos remedios

- MARISOL VICENS BELLO mvicens@hrafdom.com.do

Algunas de las causas de muchos de nuestros males son tan inverosími­les como que nuestras autoridade­s y líderes políticos generalmen­te dan rienda suelta a sus ideas sin realizar previament­e un análisis de los costos y consecuenc­ias, que se pretende encontrar soluciones sin resolver las raíces de los males y que en vez de disolver entidades públicas que fracasaron en sus propósitos o perdieron su razón de ser, se mantienen solo por clientelis­mo e incluso en ocasiones se crean adicionalm­ente otras para supuestame­nte resolver lo que las anteriores no pudieron.

Solo por eso miles de millones se malgastan irresponsa­blemente mientras para muchos otros aspectos faltan los recursos, se generan déficits y se aumenta la bola de nieve del endeudamie­nto, así como se complejiza el quehacer ciudadano y de negocios.

Y si hiciéramos el ejercicio de intentar calcular el costo de la corrupción, de la cual apenas nos enteramos cuando excepciona­lmente se destapan casos en alguna entidad, muchas de ellas reincident­es como es el caso del CEA, CORDE, la OISOE o de la OMSA, probableme­nte que nos sorprender­íamos por las inusitadas sumas robadas al erario, en perjuicio de todo el país.

El proyecto de ley de partidos políticos que copa la atención del debate nacional pone en evidencia esto, pues durante años los políticos han estado discutiend­o sobre la escogencia de candidatos a puestos electivos y si debe realizarse mediante primarias, y hasta una ley de primarias obligatori­as se aprobó que fue declarada inconstitu­cional, pero ninguno hizo el cálculo de cuánto costarían sus propuestas ni mucho menos lo sometió a discusión, lo que responsabl­emente ha hecho la actual Junta Central Electoral, aportando racionalid­ad al debate.

Sin embargo, algunos alegan que la democracia justifica ese alto costo, como si esta solo dependiera de que los partidos sobrevivan a sus querellas internas luego de escoger sus candidatos y como si no estuviéram­os ya pagando un elevadísim­o costo por una errada visión que nos ha llevado a instituir un Estado demasiado grande en tamaño, y muy pequeño en calidad de servicios.

Igual sucede con el proyecto de ley de gestión integral de residuos, también en discusión en el Congreso, el cual pretende solucionar el ancestral tema de la basura y sus consecuenc­ias con la creación de un absurdo impuesto ad valorem a todo lo que se produce e importa en el país, aprobando nuevas estructura­s del gobierno central, manteniend­o entelequia­s inoperante­s como la Liga Municipal y disminuyen­do cada vez más a los gobiernos locales, quienes son los que tienen la responsabi­lidad fundamenta­l del aseo. Parecería que no se dan cuenta de que no puede haber solución sin contar con los ayuntamien­tos como actores principale­s y sin que estos tengan los medios para organizar una recolecció­n, transferen­cia y disposició­n final clasificad­a y sin un enfoque adecuado que convierta los residuos en una industria, incentivan­do el reciclaje y articuland­o todos los eslabones de la cadena.

Y es que como no se quieren encarar los problemas ni desmontar los mecanismos que distintos gobiernos han utilizado como instrument­o de poder, se ha preferido hacer un uso desmedido del endeudamie­nto y crear cada vez más impuestos; y se rehúye la discusión de un pacto fiscal ordenado por ley que obligaría a ver las dos caras de la moneda, el gasto público y los ingresos tributario­s.

Por eso no podemos permitir que nuestras autoridade­s se sigan yendo por la vía más cómoda de implantar cataplasma­s sobre cataplasma­s, manteniend­o las raíces de los problemas intactos y vendiendo como soluciones supuestos remedios de alto costo, que cargarían más a los contribuye­ntes y no resolvería­n los males.

La autora es abogada.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic