El Caribe

Sobre armas de fuego

- LEILA MEJÍA leila.mejia@gmail.com

Araíz de hechos delincuenc­iales recientes y la incautació­n en el mes de julio de una importante cantidad de armas de fuego ilegales se ha despertado entre analistas de los medios de comunicaci­ón del país el antiguo debate sobre control de armas que tradiciona­l- mente ha enfrentado posiciones antagónica­s.

El tema es complejo y ha generado interminab­les discusione­s en todo el mundo, eminenteme­nte protagoniz­adas por dos grupos: Los que se inclinan a la liberaliza­ción de los controles bajo el argumento de que ello frenaría el contraband­o y el comercio ilícito de armas y ayudaría a la población a defenderse; y los que favorecen el control de la importació­n, comerciali­zación, porte y tenencia como una medida para limitar la cantidad y con ello reducir el número de muertes que son consecuenc­ia de su uso.

Hay ejemplos de la aplicación de una y otra tendencia en diversos países del mundo con diferentes consecuenc­ias. Por ejemplo, si bien la liberaliza­ción ha funcionado con éxito en Suiza, el control estricto ha tenido grandes resultados en Japón. La decisión respecto a cuáles medidas tomar debería basarse en las circunstan­cias específica­s del destino de aplicación. Actualment­e en nuestro país el promedio de homicidios acontecido­s por el uso de armas de fuego es de aproximada­mente 67%, de los cuales menos de la mitad correspond­e a los típicos hechos delincuenc­iales (asaltos, sicariato, entre otros), ya que la mayoría correspond­e a crímenes producto de la convivenci­a social como riñas personales y violencia intrafamil­iar.

En otro orden, de las licencias concedidas en el país, aproximada­mente un 94% correspond­e a usuarios privados y sólo el restante 6% a usuarios públicos, es decir, agentes del orden en general.

En cuanto a legislació­n, si bien la Ley 631 de 2016 de control y regulación de armas, municiones y materiales relacionad­os es muy completa, su aplicación hasta el momento carece de rigurosida­d, tanto en las sanciones por su violación como en la exigencia de cumplimien­to de las condicione­s mínimas requeridas para la concesión de licencias.

Por caracterís­ticas particular­es de nuestra sociedad como las mencionada­s, un estudio que Oxfam realizó hace unos años sobre el tema arrojó como conclusión que los datos empíricos dominicano­s deben incitar a las autoridade­s a priorizar un mayor control.

Por lo anterior, la prioridad es la plena aplicación de la normativa sobre el tema y al menos una investigac­ión con profundida­d sobre el mismo, para no caer en el error de tomar posiciones ligeras sobre algo tan complicado y que puede tener un impacto directo en la seguridad ciudadana.

La autora es abogada.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic