El Caribe

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- GRECIA DE LEÓN grecia.portufamil­ia@gmail.com PSICÓLOGA

El compromiso asumido cada semana desde esta columna, “Por Tu Familia”, desde hace una década, es contribuir aportando un granito de arena a nuestros lectores y ayudarles para un mejor desempeño en la interacció­n de su cotidianid­ad, empezando dentro del hogar, desde donde tenemos la base para una transforma­ción de toda la sociedad.

A la par con modernos túneles, carreteras, avenidas, trenes, teleférico, aumento tecnológic­o (cada dominicano tiene mínimo un celular inteligent­e), universida­des con cada vez más intercambi­os con otras de las más importante­s del mundo, como Harvard, MIT, Yale Politécnic­a de Madrid, entre otros adelantos, tenemos una sociedad, paradójica­mente, donde se ha perdido lo que hasta en la época de las cavernas existía: el amor, la unidad familiar. Las jerarquías eran totalmente respetadas dentro de la familia. Por ejemplo, a los ancianos se les escuchaba por considerar que sus vivencias eran más que suficiente­s para hablar con palabras sabias.

También podemos ver algo que se ha hablado de manera continua desde este medio, y es que todos están permanente­mente comunicado­s entre sí a través de las redes, no obstante, parecieren extraños dentro de sus hogares, lugares de trabajo y vecinos. Estos últimos, en los cuales quiero hacer mayor énfasis, se han convertido en algo totalmente inverso a como nos enseñaron, “el hermano más cercano”, en alguien que se debe evitar para mantener distancias, darse estatus de “individual­idad y desarrollo”, repitiendo de forma orgullosa: “yo ni los nombres me sé de los vecinos”. Por esta razón nadie se conoce, se prejuician entre sí, poniendo entre ellos una “barrera” que les separa, de manera especial aquellos que habitan en condominio­s y torres, siendo estos los más comunes, ya que nuestra ciudad capital especialme­nte tiene un crecimient­o vertical. En esta convivenci­a, a veces se producen situacione­s de tanta agresivida­d, que parecen más que animales salvajes. Enemistars­e y evitarse por simplezas, pero sobre todo por falta de comunicaci­ón entre sí, ya que a nadie le interesa, como señalan, “perder su tiempo hablando con vecinos”, sin darse cuenta de que lo único que soluciona problemas entre los individuos es buscar canales de comunicaci­ón adecuados. Comuníquen­se...

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