María Paulino lucha contra la explotación sexual infantil Más de 20 mil niños víctimas de abuso sexual y físico en diferentes puntos del país han sido impactados
Desde hace varios años, el alarmante desafío de la explotación sexual comercial infantil que enfrenta República Dominicana, ha incrementado en las zonas costeras de nuestro territorio. Así lo advierte María Josefina Paulino, una trabajadora social que desde hace décadas trabaja en varias provincias contra esta violación severa de los derechos humanos de los infantes.
Aunque el turismo es una de las principales actividades económicas del país, esta problemática ha provocado que muchas de las zonas más reconocidas para vacacionar, también enfrenten el estigma de ser conocidos como espacios de tráfico sexual y trabajo forzoso infantil, apunta Paulino, quien es la representante del Proyecto MAIS República Dominicana, una organización internacional con sede en Roma que busca erradicar este delito contra los menores.
Paulino tiene más de 30 años trabajando el tema. Comenzó cuando apenas tenía 15 años en la organización Integración Juvenil, y luego formó su propia ONG con el apoyo de MAIS, tras ser invitada por esa misma organización a Roma, para participar de una investigación sobre los espacios turísticos utilizados para la trata se- xual de niños, niñas y adolescentes.
“El director de MAIS Roma, al culminar el encuentro, me preguntó que si quería traer el proyecto a República Dominicana, así que accedí. Se trataba de desarrollar un proyecto de apadrinamiento a niños que estuvieran fuera de las escuelas por causas de la explotación sexual, pero también por agresiones físicas graves”, cuenta.
Ante la problemática, Paulino se planteó la necesidad de incidir de manera preventiva en diferentes ambientes para contribuir al fin del abuso. Comenzó en Sosúa y Cabarete, porque estas zonas, según un informe de 2010 del Departamento de Estado de Estados Unidos, son donde más se presentan estos casos, al igual que Boca Chica. “Llegamos a esa costa norte en el 2004, con el objetivo de quitarle esa marca de destino sexual comercial. Recibimos el apoyo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y otras entidades con las que rescatamos durante seis años cientos de víctimas de violaciones, así como en situación de vulnerabilidad”, contó.
Al llegar a la zona, Paulino asegura que encontró un panorama “desgarrador, con niños y niñas de seis, ocho y nueve años, que eran utilizados por sus padres como objetos sexuales para ganar dinero. Algo que me impactó fue ver cómo una pequeña de apenas 12 años, llorando, se sacaba de su ropa interior unos billetes y se los entregaba a su mamá que la esperaba fuera