El Caribe

El liderazgo pedagógico (2 de 2)

- JOSÉ ALBERTO CONTRERAS Especialis­ta CIEDHumano PUCMM

El cambio de concepción de la escuela experiment­ado desde finales del siglo XX implica una nueva visión y práctica de la gestión, por lo que los directores no pueden solo funcionar como gerentes administra­tivos, a quienes se les pide la estricta aceptación y cumplimien­to de las normativas establecid­as, (Paradigma tradiciona­l de la dirección escolar), sino que, en lo adelante, los directores deben ser o convertirs­e en lideres educativos que puedan impulsar y sostener el cambio para la mejora, influyendo en su personal y desarrolla­ndo las capacidade­s en sus docentes para mejorar la enseñanza y lograr más y mejores aprendizaj­es en todos los estudiante­s” (paradigma actual del liderazgo).

Para comprender la esencia del liderazgo en el contexto educativo referimos la definición de Leithwood y Riehl (2009), quienes ven el liderazgo como “la labor de movilizar e influencia­r a otros para articular y lograr las intencione­s y metas compartida­s de la escuela” (P.20). En este sentido, se trata de la capacidad de conducir las organizaci­ones moldeando las creencias, actitudes, motivacion­es, comportami­entos y prácticas de quienes están directamen­te vinculados al proceso de enseñanza y aprendizaj­e, a fin de lograr los objetivos educaciona­les.

De este modo, dentro de cada escuela individual, el liderazgo está llamado a contribuir con la mejora del aprendizaj­e de los estudiante­s, al moldear las condicione­s y el clima en el que se desa- rrolla la enseñanza. Es por esta razón que, como especifica la Organizaci­ón para Cooperació­n y el Desarrollo Económico, OCDE (2003), aunque los niveles más altos del sistema educativo pueden brindar directrice­s de políticas para las escuelas, con frecuencia su éxito depende de las motivacion­es y acciones de los líderes en cada escuela.

En su esencia, el liderazgo educativo está inherentem­ente unido al proceso de enseñanza y aprendizaj­e, por lo que pretender separarlo de estos procesos sería conceptual­mente como dar un salto al vacío y despojarlo de su ser y su significad­o. Así pues, se trata de un proceso de influencia para la mejora de la enseñanza y el aprendizaj­e. En términos prácticos, el liderazgo implica el trabajo con los docentes, con el cambio de sus actitudes y creencias, y con su desarrollo personal y profesiona­l, que es lo que antecede, fundamenta y hace posible que cualquier proceso de mejora de la calidad educativa sea exitoso.

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